Cada vez son más las personas que se preocupan por el medio ambiente y deciden reducir el número de plásticos que compran al mínimo, eligiendo alternativas más ecológicas. Una de ellas es el champú sólido.
Con un aspecto muy parecido a una pastilla de jabón, el champú sólido resulta perfecto para cuidar el planeta, pero no solo eso, también dura más que un champú convencional (50g valen para unos 80-100 lavados) y su pequeño tamaño hace que nos ahorremos espacio en la ducha.
Sin embargo, debemos mirar muy bien la etiqueta, ya que si estamos buscando un champú sólido para cuidar el planeta, puede que sus ingredientes no lo hagan. Y estos, a la vez, pueden estropear nuestro cabello al ser demasiado abrasivos.
Los champús que compremos no deben tener SLS o SLES (lo podemos encontrar en las etiquetas como Sodium Lauryl Sulfate), un un detergente y surfactante que limpia de forma agresiva el cuero cabelludo y genera una gran cantidad de espuma. También debemos evitar aquellos que lleven cloruro sódico (Sodium Chloride en las etiquetas), ya que reseca el cabello y lo deshidrata.
Una de las cosas más alabadas de este formato de champú es su gran durabilidad, ya que suelen equivaler a 3 botellas de 250g de champú líquido, pero hay que tener en cuenta que esta duración depende de varias cosas, como el largo de nuestro cabello, de cómo lo usemos y también del ambiente donde lo guardemos. Lo recomendable es guardarlo en una jabonera con hoyos para que se seque y que esté en un ambiente que no sea húmedo.
A la hora de lavarnos el pelo con un champú sólido, desde Lush recomiendan mojar primero nuestro cabello, deslizar la pastilla varias veces por el pelo o trabájala en las manos para crear espuma, masajear suavemente la raíz y el cabello, como lo harías con un champú líquido y finalmente aclararlo. Después dejamos la pastilla al aire libre para que se seque y ya estará lista para el siguiente uso.
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