El ácido glicólico es uno de los AHA (alfahidroxiácidos) más usados en el mundo de la cosmética, y no es para menos, ya que su lista de beneficios es muy extensa.
Este ácido penetra en la capa más profunda de la piel y tratar las pequeñas arrugas, la falta de luminosidad o la piel dañada por el sol. De hecho, es uno de los favoritos de las coreanas, ya que no es agresivo con la piel y deja grandes resultados.
Al ser sus moléculas pequeñas, estas pueden penetrar en las capas más profundas de nuestra piel, regenerándola desde el interior y aportando mucha luminosidad al rostro, dando el aspecto de piel saludable.
Su poder exfoliante también es muy beneficioso para para las pieles mixtas y grasas ya que regula el sebo y es uno de los principales enemigos de los puntos negros y los puntos blancos, favoreciendo su eliminación.
En la actualidad lo podemos encontrar con dos concentraciones distintas para tratar unos problemas u otros. En concentraciones bajas (menos del 4%) realizan exfoliaciones muy ligeras, por lo que es ideal para exfoliar las pieles más sensibles que son reactivas a los exfoliantes mecánicos y químicos.
En concentraciones más altas (entre el 4% y el 20%) atenúa las arrugas y manchas, ayuda a reducir los brotes de acné y elimina los puntos negros y blancos.
Al igual que otros ácidos, no es recomendable mezclarlo con ellos, ya que pueden irritar, resecar y dañar la piel. Es recomendable usarlo por la noche, aunque si ya usamos otro, lo podemos aplicar por la mañana sin olvidarnos de la crema solar.
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