Un potente terremoto de magnitud de casi 7 en la escala de Richter originado en el mar Egeo, cerca de la isla griega de Samos, ha sacudido Grecia y Turquía provocando, al menos, 22 muertos —20 en Turquía y 2 en Grecia— y más de 700 heridos, así como el derrumbe de edificios en varias localidades turcas. El epicentro del seísmo se ha situado a tan solo 17 kilómetros de la costa turca y se ha llegado a sentir en Atenas y Estambul.
El seísmo, registrado en torno a las 13.51 (hora peninsular española), ha afectado especialmente a la localidad turca de Esmirna, donde se han derrumbado una veintena de edificios, y ha generado además un tsunami que ha afectado al interior de las costas de ambos países, como han podido registrar los propios residentes en las imágenes que circulan por las redes sociales.
En la isla griega de Samos, que dista apenas 10 kilómetros del epicentro del seísmo, se han contabilizado dos muertos y ocho heridos. Los fallecidos son dos adolescentes de 15 y 17 años, un chico y una chica que iban del instituto a sus hogares cuando quedaron atrapados por un muro que se derrumbó en una calle estrecha.
La región del Egeo se encuentra en una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo, entre ellas, potecialmente una de las más devastadoras del hemisferio, la de Anatolia del Norte (NAF), punto de encuentro de las placas tectónicas de Anatolia y Eurasia. Turquía ha sufrido terremotos devastadores en el pasado, incluido el terremoto de magnitud 7,4 en Gölcük en 1999, que mató a más de 17.000 personas El último gran seísmo fue el ocurrido en enero en el este del país, en las provincias de Elazig y Malatya, que dejó 41 muertos y más de 1.600 heridos.
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