Medio Ambiente

Humedales, los heraldos de la alerta climática

El humedal de Doñana, un paraíso para las aves migratorias.
Jorge Sierra / WWF

Contaminación. Sequías. Desertización. Aumento de las temperaturas. Deforestación. Megaincendios. DANA. Acidificación de los océanos. Cambio climático.

Hace dos décadas pocos prestaban atención a estos fenómenos. Hoy desbordan la actualidad y encabezan las agendas de muchos gobiernos, entre ellos el de España, que incluso ha creado un ministerio dedicado exclusivamente a la transición ecológica.

En los últimos años, las empresas y las administraciones públicas han ido invirtiendo cada vez más dinero en afrontar el reto medioambiental: los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), referidos al año 2018, reflejan que aquel año se invirtieron 18.729 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 1,56% del PIB.

“En muchas zonas sirven como amortiguador de inundaciones”

La emergencia con la que ahora nos enfrentamos a estos problemas no resulta extraña si se tiene en cuenta, por ejemplo, que en la segunda mitad del siglo pasado los humanos cambiamos a nuestro antojo prácticamente todos los ecosistemas del mundo a una velocidad sin precedentes en la historia. El principal deseo era tener cada vez más terrenos para cultivar, pero esa ambición ha degenerado en algunos problemas importantes. Uno de los más acuciantes, la destrucción de los humedales.

Aunque sean mucho más desconocidos que los bosques y los océanos, estos ecosistemas son imprescindibles para la vida. Albergan un 12% de las especies conocidas, rellenan los acuíferos de agua y “en muchas zonas sirven como amortiguador de inundaciones”, explica Teresa Gil, responsable del programa de agua en WWF.

Hablar de humedales en España es hablar de Doñana, las Tablas de Daimiel, L’Albufera valenciana o el Mar Menor. Pero hay muchos más, concretamente 734, según el Inventario Español de Zonas Húmedas del Ministerio para la Transición Ecológica. Aunque también son muchos menos en comparación con los que había antaño: “En España, en las últimas cuatro décadas, se han perdido el 60% de los humedales”, lamenta Gil.

Localización de los humedales incluidos en el IEZH.
Ministerio para la Transición Ecológica

El principal enemigo de estos ecosistemas de agua dulce es la agricultura intensiva. “Muchos de estos humedales están rodeados de un medio agrícola, que incrementa los problemas de contaminación difusa, la explotación de aguas… Hay muchos casos de humedales pequeñitos que han sido roturados y desecados para ampliar superficie para cultivar”.

Los pozos ilegales, en el foco del problema

La explotación de aguas a la que se refiere Gil en muchas ocasiones está asociada a los pozos ilegales, un viejo problema para el que las soluciones tardan en llegar. “En algunos puntos se ha empezado a cerrar pozos, pero de manera insuficiente. En el caso de Doñana, prevemos que para finales de año se conozcan las conclusiones de la vista oral del proceso que ha habido en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Ha sido un proceso de más de una década. No puede ser que la justicia vaya tan lenta”.

Gil recuerda que en Doñana se han cerrado unos 170 pozos en el último año y medio, “una proporción muy pequeña” teniendo en cuenta que hay registrados más de 1.000 en el entorno. “Además, tenemos constancia de que igual no se están cerrando los pozos que más daño están haciendo”.

"Unos humedales bien conservados pueden dar interesantes beneficios económicos a las comunidades locales"

Más allá de Doñana, que es uno de los humedales más heridos de España, existen otros ejemplos preocupantes. El de las Tablas de Daimiel afronta una situación “bastante dramática. La superficie inundada a la que se ha llegado este verano ha sido de menos de 100 hectáreas. Hay constancia de que el nivel de pozos ilegales en el entorno de este parque nacional es mayor que en Doñana”.

Otro caso es el del Mar Menor. Aún perduran en la memoria colectiva las imágenes de miles de peces muertos en su orilla hace apenas un año. La agricultura de regadío intensiva estuvo detrás de este desastre medioambiental. Los nitratos del abono fueron conducidos por las aguas subterráneas hasta el Mar Menor, asfixiando la vida que albergaba.

Toneladas de peces muertos aparecieron muertos en la orilla el año pasado.
ANSE - Archivo

“Además de la pérdida de peces, cantidad de familias de pescadores se quedaron sin trabajo de un día para otro [...] También va a tener un impacto turístico. La gente no va a ir a un sitio donde no se puede bañar, donde no hay vida… Por eso, unos humedales bien conservados y ricos en biodiversidad pueden tener unos beneficios económicos para las comunidades locales muy interesantes”, asegura la experta.

Todos estos humedales, que a priori pueden ser concebidos como espacios desconectados y aislados, “hay que verlos como si pertenecieran a una red conectada entre sí”, aboga Gil. “Doñana, a escala europea, tiene un papel vital para la migración de las aves desde el norte de Europa a África. Por ejemplo, si hay un humedal donde paran miles de flamencos y este desaparece, esos flamencos se tendrán que reubicar”.

Uno de los ecosistemas "más amenazados a nivel mundial"

Su situación no solo pende de un hilo en España. A nivel mundial los datos no invitan al optimismo: “El 90% de los humedales a nivel mundial han desaparecido desde 1700. Es uno de los ecosistemas más amenazados a nivel mundial”, recalca. Solo en el siglo pasado desaparecieron el 64% de ellos. Y eso ha supuesto el colapso del 84% de las poblaciones de especies de agua dulce desde 1970.

“Cuidar los humedales solo da beneficios: para el cambio climático, para la sociedad”

En España, asegura la experta, ahora hay “una brizna de esperanza” en lo que se refiere a recuperación de humedales: “La ministra [Teresa Ribera] sí que ha declarado públicamente que para 2021 quiere tener actualizada la estrategia nacional de humedales. La que tenemos actualmente es del 1999 y requiere una actualización”.. También ve como una oportunidad los fondos que la Unión Europea enviará a España para recuperarse de la pandemia con apuestas sostenibles.

“Cuidar los humedales solo da beneficios: para el cambio climático, para la sociedad…”. Pero Gil avisa: “Estamos llegando a unos extremos en los que puede que no haya vuelta atrás para poder recuperarlos en condiciones”.

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