El Gobierno belga permite tener un 'compañero de mimos' en el nuevo confinamiento para combatir la soledad

Un voluntario de la organización Hug Alliance practica una terapia de abrazo de 21 segundos, durante la celebración del Día Nacional del Abrazo en Los Ángeles (EE UU).
Un voluntario de la organización Hug Alliance practica una terapia de abrazo de 21 segundos.
Felipe Chacón / EFE
Un voluntario de la organización Hug Alliance practica una terapia de abrazo de 21 segundos, durante la celebración del Día Nacional del Abrazo en Los Ángeles (EE UU).

Uno para todos, dos para los que viven solos. Bélgica vive una segunda ola dramática de coronavirus y, al disponer las nuevas reglas para el encierro, inserta la figura del "knuffelcontact", el 'compañero de mimos', que es una ayuda fundamental para mantener la salud mental de los confinados.

Así lo definió el primer ministro belga, Alexander De Croo, quien, comunicando el inicio del encierro, explicó: “Nuestro país está en estado de emergencia, en muchos hospitales las capacidades ya están sobrepasadas y para ello debemos revertir la curva. La única respuesta es proteger el sistema de salud y para ello debemos evitar en lo posible cualquier contacto físico”.

Sin embargo, contempla una excepción: "Cada miembro de la familia tiene derecho a un 'compañero de mimos'. Las familias solo deben invitar a uno de ellos a casa a la vez. No se puede recibir otra visita domiciliaria. Hay una excepción para los que viven solos: pueden invitar a otra persona además de su contacto de abrazos, pero no al mismo tiempo".

Algunos países habían introducido medidas similares durante la cuarentena anterior, pero la función del acompañante especial, destinado a quienes vivían solos, se limitaba principalmente a un propósito sexual. En los Países Bajos, de hecho, se habló de "seksbuddy", un compañero de cama, mientras que en el Reino Unido, inmediatamente después de la fase de los cierres más restrictivos, se introdujo una concesión similar a la que ahora está instituyendo el gobierno belga.

Su nombre era "burbuja de apoyo" y permitía a una persona que vivía sola encontrarse con otra que no vivía bajo el mismo techo. En Italia, en cambio, la opción de excluir a los amigos de las personas a las que podías ver fue acogida con polémica, ya que no se consideró la condición de 8 millones de italianos, sin familiares y sin parejas, que se quedaron solos durante la cuarentena.

La realidad es que el aislamiento está asociado con la depresión y en algunos casos el haber salido de un período de confinamiento por Covid-19 deja una huella en la personalidad. El aislamiento es una condición antinatural para las personas y los seres humanos son animales sociales que viven en parejas y en comunidad. En definitiva, el aislamiento en sí mismo es un factor importante de angustia psicológica y, si se prolonga, puede ser de enfermedad mental.

20minutos

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