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Rodillos faciales: la herramienta que necesitas para reducir la hinchazón, las arrugas y tener más luminosidad

Los rodillos faciales son un gran aliado de la belleza.
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En el mundo de la cosmética cada año una herramienta nueva de cuidado facial se vuelve viral y se convierte en un imprescindible en cualquier neceser. Si ya lo utiliza alguna de las Kardashian, olvídate de encontrarlo en cualquier tienda porque estará agotado.

Durante un par de años, el favorito ha sido el cepillo limpiador facial de Foreo, pero este año ha sido superado por un utensilio con más de 15 siglos de antigüedad: el rodillo facial.

Utilizado por las mujeres chinas en sus rutinas de belleza desde el siglo VI, está fabricado con distintos minerales, como la amatista o el cuarzo rosa, aunque el más común es el de jade. Este último material no es solo por capricho, ya que se le atribuyen propiedades como la capacidad de reequilibrar el cuerpo, la mente y  ser muy relajante.

Los beneficios de incorporarlos en nuestra rutina facial son muy amplios, de los cuales destacan sobre todo el rejuvenecimiento y la tonificación facial. Al estar hechos con minerales, la piedra fría junto al masaje ayudan a descongestionar nuestro rostro, activan la circulación sanguínea y realizan un efectivo drenaje linfático.

Otro de sus beneficios es que aportan más luminosidad, mejoran las pequeñas líneas de expresión, ayudan a que los productos que hemos puesto en la piel penetren mejor y además funcionan como gimnasio facial tonificando nuestro rostro.

Sin embargo, para que sea efectivo hay que ser constantes y realizarlo diariamente entre 5-10 minutos con algún producto que ayude a que el rodillo deslice bien para que no dañe la piel. También es recomendable que una vez en semana se use durante 30 minutos mientras tenemos una mascarilla puesta.

Para que el masaje facial surta efecto, lo primero que hay que hacer es limpiar bien el rostro. Después aplicamos la crema, el sérum o el tratamiento que deseemos (preferiblemente que sea más líquido u oleoso), y una vez haya penetrado casi todo el producto, es el momento de utilizar el rodillo.

Sin hacer fuerza y dejando que el rodillo se deslice solo, realizamos movimientos exclusivamente ascendentes de dentro hacia fuera del rostro. En la frente y las cejas se masajea en forma de abanico y de la nariz a las sienes haremos movimientos hacia arriba, al igual que en el surco nasolabial.

En las ojeras lo moveremos desde desde el lagrimal hacia el final de la ceja y en la zona inferior del rostro seguiremos la línea de la mandíbula desde el centro del rostro hacia fuera.

No nos podemos olvidar del cuello, y para terminar haremos un masaje descendente y otro desde el centro desde el centro hacia los laterales.

Para que sea más efectivo un pequeño truco es guardarlo en el frigorífico para que la piedra esté más fría y que ayude a descogestionar más la piel, sobre todo en la zona de las ojeras por las mañanas.

Sin embargo, aunque sea un masajeador muy suave y nada agresivo no es recomendable utilizarlo en pieles acneícas, ya que de esta manera podremos favorecer que se extienda la infección. 

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