Cinco cosas que ver en Sigüenza, Guadalajara
Sigüenza, en Guadalajara, es una de las localidades medievales mejor conservados de España y una de las ciudades con más historia del país. Su castillo del siglo XII y el Doncel, una de las mejores esculturas funerarias del mundo, son dos paradas obligatorias. Pero hay más en esta localidad de Castilla-La Mancha.
Si uno dice su nombre, Sigüenza, a buen seguro que muchos añadirán aquello de "la del Doncel". Esta escultura, que se aloja en el interior de la Catedral de Santa María, es una de las más famosas de nuestro país. De hecho, está considerada una de las joyas del Renacimiento español.
El Doncel de Sigüenza es una persona concreta: Martín Vázquez de Arce. Se trata de un joven aristócrata y militar que vivió entre 1461 y 1486. A su muerte, su padre, secretario de una poderosa familia, mandó construir esta escultura, en la que el Doncel aparece recostado, leyendo un libro.
La Catedral de Santa María, que acoge el Doncel, es de estilo inicial románico-cisterciense con acabado gótico y numerosos elementos renacentistas en su interior. Las dos grandes torres de la fachada le dan reminiscencias de fortaleza.
El castillo de Sigüenza, castillo de los Obispos de Sigüenza, fue edificado en el siglo XII sobre la alcazaba árabe, del siglo VIII, que dominaba la ciudad. Claro que en todos estos años ya ha sufrido no pocas reformas: en los siglos XIV, XV, XVI, XVIII y XX.
La edificación actual fue objeto de restauración en los años setenta, cuando se convirtió en Parador Nacional de Turismo. Cuenta con habitaciones amplias y confortables, con enormes camas de dosel, para su actual función.
Entre el castillo y la catedral con su Doncel, Sigüenza muestra más paradas monumentales. Por ejemplo, su Plaza Mayor, de estilo renacentista, mandada construir por el Cardenal Mendoza, donde se sitúa el Palacio Municipal, con patio renacentista.
O la Ermita del Humilladero, hoy Oficina de Turismo. Edificada en 1568, es de portada renacentista y bóvedas góticas, anacronismo arquitectónico que obedece al deseo de conservar las tradiciones artísticas. Tiene dos puertas en arco de medio punto yuxtapuestas, que son características de las ermitas de humilladero en la región.