Salud

Cómo afrontar una ruptura matrimonial con el apoyo de amigos y familia

La familia y los amigos son dos de los mejores apoyos para afrontar una ruptura matrimonial.
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Las separaciones matrimoniales son uno de los procesos de duelo más difíciles de afrontar y, por ende, de superar. De hecho, famosos estudiosos de la materia como el sociólogo británico Anthony Giddens define la separación como un proceso que transcurre en diferentes niveles relacionados entre sí y habla de hasta seis procesos de divorcio -que serían el emocional, el legal, el económico, el coparental, el social y el psíquico-; que toda pareja debe afrontar para completar su ruptura.

Estos procesos, además, no son temporalmente paralelos sino que en algunos momentos transcurren solapados y se interrelacionan. De esta formar, la ruptura emocional suele iniciarse mucho antes de llegar la separación física, y puede prolongarse incluso hasta mucho después de finalizar el proceso legal. El legal, por su parte, suele ir íntimamente ligado al económico; y el social y el psicológico suelen ser los últimos en resolverse.

¿Cómo superar entonces una ruptura matrimonial? Al asemejarla, por un lado, con un duelo ya queda patente que se trata de un proceso que va a requerir de tiempo, mucha paciencia y grandes dosis de positividad para pasar página. Sin embargo, no hay que asociarlo al duelo como sinónimo de pérdida ya que se trata más bien de cerrar una etapa de la vida a la que seguirán muchas otras.

Desde el punto de vista de quién está sufriendo la separación contar con el apoyo de su círculo de amigos y familia resulta fundamental. Parte de los avances y logros que se hagan en este duelo sentimental están íntimamente ligados a cómo la persona recién separada se sustente en ellos.

Obviamente, el cambio empieza por uno mismo. Un interesante estudio realizado en la Universidad de Stanford reveló que aquellas personas que tras una ruptura ponen en funcionamiento su capacidad de resilencia y abandonan cuanto antes el rol de víctima superan antes la separación y/o divorcio que aquellas que por el contrario se estancan buscando un por qué a lo que les ha ocurrido.

Los terapeutas también inciden en la importancia de retomar la vida social de forma progresiva. Refugiarse en los amigos, la familia, los compañeros de trabajo y, en general, con cualquier persona con la que nos sintamos a gusto es un paso adelante en este difícil proceso. Estar acompañado, hacer planes o simplemente conversar permiten a la persona que ha sufrido la ruptura sentimental momentos de evasión y de bienestar y la posibilidad de sustituir la negatividad por energía positiva desviando el foco de atención del duro momento que se atraviesa.

Asimismo, también es momento para dedicarse tiempo a uno mismo, para aprovecharlo en hacer aquellas cosas que durante la relación dejamos aparcadas, retomar viejas aficiones, experimentar otras nuevas e iniciar nuevos proyectos que nos devuelvan la ilusión. Estar activos va a permitir también que la mente no se detenga en los pensamientos negativos. Este es un buen sistema para dejar de lamentarse por lo que hemos perdido y darse cuenta de todo lo que tenemos por hacer, además de que nos hace conscientes de que somos artífices de nuestra propia felicidad y tenemos capacidad para disfrutar por nosotros mismos.

Es posible, sin embargo, que hacer planes con los amigos que compartíamos con la expareja nos pueda recordar constantemente a ella o bien que parte de ellos y de la propia familia se posicionen o tengan más afinidad con ella. En ese caso, también es buen momento para ampliar el círculo de amistades. Conocer gente nueva con la que se pueda compartir una buena conversación y afinidades puede resultar una liberación y aportarnos nuevas experiencias.

Mención aparte merecen los hijos en común de la pareja. Refugiarse en ellos también puede dar un soporte anímico muy importante para ambas partes pero siempre respetando su derecho a ser neutrales: no se debe recurrir a ellos como mensajeros para hacerle llegar ‘comunicados’ al otro - ya que podrían sentirse utilizados- ni hablarles mal de la expareja por muy heridos que nos podamos sentir en un momento dado.

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