Salud

Diez claves para entender y ayudar a los mayores en tiempos de pandemia

Una persona mayor leyendo.
JUNTA DE ANDALUCÍA - Archivo

La tercera edad ha sido y sigue siendo uno de los grupos más azotados por la pandemia provocada por el coronavirus pero, además, ha visto como la enfermedad y el confinamiento traía consigo efectos secundarios demoledores como la soledad y la merma de relaciones sociales que pueden repercutir, a su vez, en su salud mental.

¿Qué elementos son fundamentales para apoyar a los mayores en tiempos de pandemia? ¿Y cómo podemos animarles para que no se aíslen y seguir potenciando sus habilidades sociales? El equipo de la plataforma Rosita Longevity, formado por médicos especializados en longevidad saludable, acaba de presentar una guía con diez claves para comprender y ayudar a los mayores en estos difíciles tiempos.

Entender el origen de sus miedos

Los expertos explican que la pandemia ha agravado los dos principales miedos que se detectan en las personas mayores: el miedo a enfermar y el miedo a morir, debido a una sobreinformación sobre el virus que ha incidido directamente en su salud mental. En consecuencia, en la actualidad los mayores tienden a socializarse menos por el mido al contagio y sufren mayores problemas de introversión y pérdida de habilidades sociales.

“Para aplacar este miedo en los mayores, se recomienda conversar con ellos sobre estos miedos e invitarles a que los compartan con su núcleo familiar, para que puedan sentir que es un sentimiento común a otras personas”, explican los especialistas. La clave se encuentra, por tanto, en escuchar e intentar desdramatizar este miedo.

Disminución de sus capacidades sociales

Los médicos advierten de que el confinamiento favorece la pérdida de capacidades sociales en nuestros mayores y que no relacionarse con sus semejantes puede adelantar o producir deterioro mental. Sin forzarles en ningún caso a que mantengan relaciones sociales, sí que hay que “motivar al mayor para que sienta deseo o curiosidad, proponiéndole actividades afines a sus hobbies, bien de manera presencial, o sino fuese posible, por teléfono u online. Un modo de motivación sería acudir a lugares donde el mayor pueda relacionarse con amigos”.

Sentimiento de vulnerabilidad

La sensación de peligro externo ha dificultado que los mayores retomen en muchas ocasiones los hábitos y costumbres que tenían antes del inicio de la pandemia. Este sentimiento de vulnerabilidad puede evitarse fomentando la autoestima del mayor, y, por lo tanto, de sus capacidades. “Se puede comenzar con tareas sencillas y próximas a su domicilio e ir aumentando las actividades, incluso compartiéndolas con algún amigo. También se puede proponer acudir a alguna actividad cultural, salir al parque más cercano a pasear y que un familiar cercano le acompañe y refuerce sus logros”.

Pérdida de memoria y mayor pasividad

Los expertos consideran importante estar atentos a los signos que puedan hacer sospechar de una pérdida de memoria en nuestros mayores o un aumento de su inseguridad: como mantener poca o baja actividad o el agobio cuando debe realizar alguna tarea que antes hacía sin problema. Ante cualquier señal de alerta se recomienda consultar con un neurólogo para que prescriba las pruebas oportunas y poner en práctica actividades nuevas que pueden retrasar el deterioro del desarrollo cognitivo: hacer la compra a un supermercado distinto al habitual, pasear por calles diferentes a las habituales o atarse los cordones o abotonarse la chaqueta con la mano no dominante.

“Es muy recomendable plantear retos en la vida cotidiana como escribir un diario, un resumen de un programa de televisión o de un libro, incluso acudir a algún club social de barrio donde poder mantener una tertulia. Si la limitación es física, se puede apuntar al mayor a un taller de ejercicio físico acorde a sus limitaciones”, explican.

Miedo a salir de casa

El miedo al contagio ha hecho que algunas personas mayores prefieran no salir de casa ya que es el único lugar donde se siente seguros. Ante situaciones este tipo el equipo de Rosita recomienda “incentivar las salidas responsables con sus iguales, acompañarles y apoyarles para que acudan a lugares donde puedan realizar actividades y puedan incrementar sus relaciones sociales además de fomentar las relaciones con amistades anteriores. Mientras no sea posible hacerlo fuera de casa, habría que invitar a las amistades al domicilio, en un adecuado marco de seguridad”.

Aislamiento voluntario

Los especialistas recuerdan que si una persona mayor decide por voluntad propia aislarse del resto puede precipitar algún tipo de deterioro como Alzhéimer, ya que la falta de estimulación mental que conlleva el aislamiento siempre agrava las enfermedades neurológicas.

“En los casos más extremos donde el mayor se niega a ver a cualquier persona, se debe planear con detalle la salida, para que éste pueda visualizarla y se sienta más tranquilo de que será en todo momento una salida segura para su salud. También es importante fomentar las conversaciones con amigos suyos para que vuelva a relacionarse con ellos. En las primeras salidas se le puede acompañar y buscar recompensas que puedan incentivarles, como un detalle especial, un libro, un encuentro con nietos, pasteles...”

Sedentarismo

El miedo a salir de casa ha ocasionado que muchos mayores hayan abandonado los hábitos diarios que les hacían mantenerse ágiles, física y mentalmente. En estos casos se recomienda andar, subir escaleras o levantarse periódicamente de la silla para favorecer la actividad física. También podemos aconsejarles no coger taxis ni autobuses para distancias que pueda hacer andando y salir a comprar alimentos en pequeñas cantidades todos los días para incentivar que salgan de casa. “También se recomienda atribuirles responsabilidades, es decir, buscarles tareas que realmente sean útiles. Los familiares deben proponerles tareas y que ellos puedan elegir en cuál pueden ayudar y comprometerse a hacerlas con disciplina y regularidad”.

Abandono de las rutinas de ejercicio físico

Estrechamente relacionado con el punto anterior. Muchos mayores también han dejado de realizar ejercicio físico en centros deportivos o de acudir a clases de baile en academias, porque el cierre pasajero de las instalaciones les hizo abandonar el hábito o por miedo al contagio.

En ningún caso la pandemia debe servir como excusa para reducir la actividad física y hay que promover que los mayores sigan moviéndose, aunque sea desde casa, con una tabla supervisada por algún profesional. “Se debe fomentar actividades que les gustasen antes de la pandemia como puede ser el baile. Se le puede acompañar al inicio, sólo si es necesario, pero después hay que dejar ya sola a la persona mayor para que ponga en marcha sus habilidades comunicativas y de encuentro, haga amistades y tenga un círculo de encuentro personal”.

Descontrol en la dieta

La pandemia también ha podido afectar a los hábitos saludables en la alimentación al provocar en los mayores falta de apetito y de interés por cuidarse. Hay que recomendarles que realicen un plan semanal de dieta donde la alimentación sea equilibrada y se ajuste a su ritmo de vida: incrementar el consumo de verduras y cereales integrales, reducir la ingesta de grasas e hidratos de carbono de absorción rápida, dar protagonismo a las proteínas de alta calidad par reducir la pérdida de musculatura y beber a diario dos litros de agua.

Descontrol en el sueño

La falta de actividad y de rutina puede provocar dificultad para conciliar el sueño en los mayores, al no sentirse cansados por la noche y terminar durmiéndose a deshora. Es importante mantener un horario regular de sueño entre las 23:00 y las 8:00 horas, para evitar que el reloj biológico del cuerpo no esté sincronizado con el ciclo circadiano de la naturaleza. Otros consejos que favorecen la higiene del sueño: la ausencia de estímulos de luz y actividad en las horas inmediatas al sueño, no cenar tarde, mantener la temperatura adecuada en la habitación...

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