El precio de la electricidad sigue al alza en plena ola de frío. Este martes el coste de la luz volvió a marcar un nuevo pico, y para el miércoles está previsto que se superen esos precios y se alcancen los 89,94 euros por megavatio y hora, el segundo precio más alto del mes, tan solo por detrás del que se cobró el pasado viernes. Y todo ello mientras los termómetros registran récords a la baja, llegando a superarse los 20 grados bajo cero en lugares como Teruel.

El aumento de los precios –que afecta a los consumidores que tienen contratado el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC)– no es consecuencia de una decisión directa del Gobierno ni tampoco de un gran aumento del coste de generación, sino del funcionamiento del mercado eléctrico. Pero este incremento amenaza con crear un nuevo choque entre PSOE y Unidas Podemos, dado que los morados están presionando para acelerar la reforma energética pactada con los socialistas, quienes lo rechazan e insisten en que estas subidas son puntuales y cuyos planes pasan por una reforma a más largo plazo.

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A grandes rasgos, son tres los culpables de que el precio de la electricidad esté creciendo estos días. Uno de ellos, es cierto, es la propia borrasca Filomena. Pero, fundamentalmente, la causa del aumento de los precios es el incremento del coste del gas y, sobre todo, un diseño del mercado eléctrico que provoca que el importe final que tiene que pagar el consumidor se base en el precio de la electricidad más cara de producir, que es precisamente la que se genera a partir del gas.

Así lo explica a 20minutos Jorge Fabra, presidente de Economistas Frente a la Crisis y presidente de Red Eléctrica Española entre 1988 y 1997, quien considera que es "la regulación" actual la que provoca estas alzas de los precios. En el actual mercado, los precios de la luz para cada hora se fijan con un día de antelación, y el operador cubre el total de la demanda adquiriendo la electricidad a las eléctricas comenzando por la oferta más barata. La luz menos costosa es la producida a través de renovables, centrales nucleares o hidroeléctricas, dado que esas energías son más baratas que el gas y, además, no tienen que pagar derechos de emisión de gases contaminantes sencillamente porque no los emiten.

Estas energías baratas, no obstante, no suelen cubrir toda la demanda de España para un día. Y la parte que falta debe completarse con electricidad generada a partir de gas, que es más cara tanto por el precio del propio gas como por los derechos de emisión de productos contaminantes que deben pagar las eléctricas. El problema del mercado es que el precio que marca esta luz cara de producir es el que tienen que pagar los consumidores finales en la factura, aunque la electricidad generada a partir del gas solo representara el 1% del total del mix.

Los "beneficios caídos del cielo"

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Ese funcionamiento genera importantes beneficios a las eléctricas, dado que pueden producir luz a través de nucleares o hidroeléctricas a un coste bajo y venderla a un precio alto: el que les ha costado generar la electricidad a partir de gas natural. Y el precio del total del mix energético crece cuando sube el coste del gas, algo que ha ocurrido ahora por la mayor demanda ocasionada por el frío, así como por "deficiencias" en el suministro internacional –según explica Fabra– y por el aumento de la demanda de derechos de emisión por parte de una industria que percibe cierta recuperación económica.

Esos son los llamados "beneficios caídos del cielo", que PSOE y Unidas Podemos se comprometieron en su pacto de coalición a eliminar. Fuentes del Ministerio de Transición Ecológica explican que la idea de los socialistas es impulsar las renovables hasta que consigan, junto a otras energías baratas, que no haga falta la electricidad generada a partir de gas para satisfacer la demanda total y, por ende, que esta no marque el precio del total del mix.

No obstante, estas fuentes admiten que eso solo se logrará a largo plazo, y la parte del Gobierno de Unidas Podemos insiste en que, además de potenciar las renovables, debe ponerse en marcha lo antes posible una nueva regulación del mercado que acabe con esos beneficios caídos del cielo. Es por eso que, aprovechando que el debate sobre el alza del precio de la luz ha saltado a los medios, los morados quieren abordar la reforma de un mercado que consideran disfuncional y que opera de la misma forma todos los días del año, aun cuando no reciba atención mediática.

"Las empresas que explotan las centrales nucleares e hidroeléctricas" ya han recuperado sus inversiones iniciales gracias a ese mecanismo, por lo que el dinero debe destinarse "a reducir directamente el coste del suministro eléctrico", consideran fuentes moradas. "Los elevados precios de la electricidad en nuestro país suponen cuantiosos beneficios para el reducido grupo de sociedades que forman el oligopolio eléctrico, pero empujan a la pobreza energética a millones de hogares, y conllevan problemas de competitividad para millones de empresas españolas", zanjan.