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El origen de los fetiches: ¿son algo natural o perversiones?, ¿surgen de forma espontánea o los elegimos?

Un momento del documental '¡Descubre tu fetiche!' del canal ARTE.
CORTESÍA CANAL ARTE.

Ropa de cuero, lamer pies, coleccionar zapatos... ¿Cuál es el origen de los fetiches? ¿Son algo natural o, por el contrario, perversiones de las que es necesario liberarse? ¿Surgen de forma espontánea o los podemos elegir? A todos estos interrogantes intenta dar respuesta el interesante documental ¡Descubre tu fetiche! producido por el canal ARTE y conducido por la periodista alemana Ronja von Rönne.

El término del fetiche originalmente representaba algo negativo. En siglo XVIII, los europeos introdujeron los términos ‘fetichismo’ y ‘fetiche’ para señalar las prácticas de las tribus de África occidental. Se deriva de un término portugués llamado 'feitiço', que hace referencia a un objeto mágico o religioso, algo así como un amuleto o talismán. Los europeos lo consideraban una forma muy básica e inferior de creencia religiosa comparada con el cristianismo. Por eso el fetiche o fetichismo siempre fue algo negativo”, expone en el documental el filósofo y fotógrafo fetish Pitt para explicar por qué la oscuridad y lo siniestro juega un papel tan importante en el mundo del BDSM (siglas que hacen referencia a las palabras bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo tan relacionadas con el fetiche).

Posteriormente, Karl Marx acuñaría el término ‘fetichismo de la mercancía’ que cobra protagonismo en nuestros días a través de un sistema capitalista que ‘fetichiza’ todo tipo de productos a través de campañas de marketing muy elaboradas. “Es algo histórico. Desde los años 70 hay una saturación de productos que se venden y hacen lo mismo. El mercado está repleto. Se estima que 1,3 veces por segundo quedas expuesto a la publicidad. Vender un producto solo se logra con la identificación, compras una marca o producto porque te identificas con sus valores”, señala la publicista Kaddie Rothe de la agencia Goal Girls.

Para Rothe el fetiche no se elige sino que se apodera de ti: “Tal vez te sobrecogen los recuerdos o te invade mucha felicidad en ese momento. Cuando fetichizas algo - por ejemplo la ropa interior- hay un enamoramiento y es una sensación bonita”.

Pero, ¿por qué el término fetiche sigue conservando una denotación marginal sobre todo cuando se le relaciona con la sexualidad? “El fetichismo de Alfred Binet desembocó en la sexología o la psicología sexual y subordinó todas las perversiones. Así se señalan determinados objetos y prácticas sexuales. En el caso de Freud, está profundamente arraigado en su teoría de la libido. Es decir, el fetiche como un sustituto del pene o un intento de lidiar con el miedo a la castración”, aclara Pitt.

Entonces, ¿por qué la gente siente la necesidad de tener fetiches? “Porque es natural. Hay ciertos fetichismos que ya se daban en el siglo XIX. Por ejemplo, los enamorados tenían una prenda de vestir de la persona amada. Existía la necesidad de llevar consigo ese objeto que se relacionaba con la historia, la personalidad, con toda el aura. Creo que tenemos una gran necesidad de fetiches y debemos ir tras eso”, dice Pitt. Por su parte, el experto en fetiches de origen chino afincado en Alemania Popo Fan señala que existe una transición fluida entre personas, animales y cosas, motivo por el que al ser humano le resulta tan sencillo construir una relación fetichista con cosas y objetos con las que establece una conexión especial.

El fetiche aporta, por tanto, un nuevo y gran significado a la vida : “August Comte dijo ya en 1840 que este tipo de trato mágico-religioso de la naturaleza, hacer de los objetos naturales algo divino o deificar a los animales es un trato fantástico de la naturaleza y la creación misma. Así demostramos mucho más respeto y eso también fluye en una especie de admiración por lo que nos rodea”.

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