El mundo supera los 100 millones de contagios de COVID con la esperanza de que las vacunas dobleguen la pandemia

Una enfermera vacuna a una sanitaria contra el coronavirus en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid (España), a 11 de enero de 2021. La Comunidad de Madrid continúa este lunes con la vacunación contra la covid-19 de los profesionales
Una enfermera vacuna a una sanitaria contra el coronavirus, en Madrid. 
Europa Press
Una enfermera vacuna a una sanitaria contra el coronavirus en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid (España), a 11 de enero de 2021. La Comunidad de Madrid continúa este lunes con la vacunación contra la covid-19 de los profesionales
Una enfermera vacuna a una sanitaria contra el coronavirus, en Madrid.
EP / EFE

El mundo ha superado este martes los cien millones de casos de COVID-19. Lo ha hecho poco más de un año después de que China informara de los primeros positivos de esta enfermedad y comenzara un estricto confinamiento de la población que más tarde alcanzaría a buena parte del planeta. La pandemia ha sobrepasado este umbral en medio de la incertidumbre causada por la aparición de diferentes cepas del coronavirus y de la esperanza de que las vacunas puedan ayudar a doblegar el aumento de los contagios.

Ha sido a última hora de este martes cuando la Universidad Johns Hopkins ha contabilizado más de cien millones de positivos en todo el globo a causa de la COVID-19, mientras cifraba las muertes dejadas por la pandemia hasta el momento en casi 2.150.000.

El país más castigado por el coronavirus continúa siendo Estados Unidos, que ha registrado hasta la fecha algo más de 25 millones de casos -un cuarto del total mundial- y casi 425.000 muertes -en torno al 20% del global-. Estas cifras suponen que la pandemia -todavía lejos de ser controlada- ha dejado ya en el país norteamericano más fallecidos que la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, Europa es otro de los territorios más afectados por la epidemia y ya ha comunicado más de 31 millones de contagios desde el inicio de la crisis, según datos del Ministerio de Sanidad. A la cabeza del número de casos en el Viejo Continente se sitúan Rusia (3,7 millones), Reino Unido (3,7), Francia (3,1), España (2,6) e Italia (2,5); solo por detrás de Estados Unidos (25,4), India (10,7) y Brasil (8,9).

El avance de la enfermedad es incontestable. En los primeros seis meses de la pandemia, el número de contagiados en todo el mundo alcanzó los 10 millones -registrados el 28 de junio de 2020-. En los siguientes siete, hasta este martes, el crecimiento ha sido exponencial y esa cantidad se ha multiplicado por 10, hasta rebasar los 100 millones de infectados.

La amenaza: las nuevas cepas

El mundo ha sobrepasado esta cifra en medio de la confusión y el desasosiego generados por la identificación de nuevas cepas del coronavirus, cuyo comportamiento todavía no ha podido ser caracterizado por los expertos. Una mayor transmisibilidad o la posibilidad de una letalidad más elevada de las variantes recién localizadas constituyen las mayores preocupaciones de los científicos, los Gobiernos y el grueso de la población. 

En este sentido, la cepa británica del virus ya ha demostrado ser más contagiosa en Reino Unido, que a principios de enero se vio obligado a adoptar medidas más restrictivas para reducir el número de infecciones y tratar de doblegar la curva. El pasado viernes, su primer ministro, Boris Johnson, apuntó la posibilidad de que esta variante -que el Ministerio de Sanidad prevé que sea dominante en España en marzo- fuera, además, más letal. No obstante, este punto no ha sido confirmado ni desmentido por los investigadores.

Las otras dos nuevas cepas son la sudafricana -detectada en diciembre- y la brasileña -descubierta en enero-, que preocupan por su transmisibilidad y la posibilidad de reinfección. Así, la primera de ellas parece, tras los estudios preliminares, más contagiosa que la normal; mientras que la segunda tal vez podría infectar a personas que han contraído otras variantes del virus al burlar los anticuerpos generados. No obstante, todas ellas deben ser analizadas para poder extraer información concluyente.

La esperanza: las vacunas

Ante las dificultades para contener el progreso de la pandemia, la humanidad ha depositado su esperanza para derrotar al virus en las vacunas, que poco a poco van alcanzado distintos rincones del planeta para inmunizar a la población. Sin embargo, las campañas para administrar estos fármacos avanzan a velocidad desigual en los diferentes países y surgen dudas sobre la eficacia contra las diferentes cepas.

Así, Israel lidera con ventaja la clasificación de los países más aplicados en la administración de la vacuna, seguido de Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Reino Unido y Dinamarca. Después de un arranque algo lento, España ha conseguido incrementar la velocidad en la inoculación de las dosis, que de momento aplica a usuarios y personal de las residencias y a sanitarios en primera línea en la lucha contra la pandemia.

Sin embargo, las campañas de inmunización en los distintos países de la UE han sufrido un frenazo debido al retraso en la distribución del suero por parte de las farmacéuticas. Con las vacunas de Pfizer y Moderna autorizadas por la Agencia Europea del Medicamento, la primera de ellas anunció hace unas semanas que proporcionaría durante un tiempo menos dosis de las previstas. Ahora, a este contratiempo se suma un mensaje similar de AstraZeneca, cuyo medicamento estaba a punto de ser aprobado. La Unión ya se ha movilizado para tratar de atajar cuanto antes esta situación.

Otra de las grandes preocupaciones ligadas a las vacunas es su efectividad contra las nuevas cepas. Tras los primeros estudios, Moderna y Pfizer confirmaron que sus vacunas funcionan contra las variantes británica y sudafricana. No obstante, habrá que esperar a que avancen los análisis de estas mutaciones del virus y del efecto de los sueros para alcanzar conclusiones definitivas.

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