Guillermo Arriaga: "Me arrepiento de no haber empezado a dirigir antes"
- Es el director de 'Lejos de la tierra quemada', que se estrena hoy.
- Escribió los guiones de 'Amores perros' y 'Babel', entre otros.
- La película cuenta con Charlize Theron y Kim Basinger.
Soy ateo. En mi casa nunca se hablaba de culpa o de pecado, sino de pobreza y el hambre. Como ateo, creo que la única salvación posible la encontramos en la propia vida. No hay otra paz, otra tregua, otra oportunidad de reconocer y corregir tus errores que esta vida. Así que mi película no habla de redenciones católicas, sino de realismo ateo.
Cuando escribo, busco un concepto poderoso para desarrollar el tono narrativo. En este caso quería hablar de cuatro elementos: el agua, el fuego, el aire y la tierra. Cada una de las historias de la película está relacionada con uno de esos elementos, está englobada en un contexto dramático y metafísico. La turbulencia del agua, cómo apaga el fuego, como el aire arrastra la tierra... Más allá de simbologias, me base en meros elementos primitivos.
¿Por qué dirigir esta historia, y no sus obras anteriores?
Cada una de mis anteriores historias era especial, personal, guardada como un tesoro durante muchos años.
No hubo un solo segundo en todo el proceso que no disfrutara. Me arrepiento de no haber empezado a dirigir antes. Desde que empecé a buscar las localizaciones hasta que la película estuvo terminada no paré de disfrutar. Si gocé tanto no fue por tener el control, sino precisamente por lo contrario, por el descontrol y la colaboración entre muchas personas que se desarrolla durante la creación de una película. No es mi película, no es "una película de Guillermo Arriaga", sino de mucha más gente. Todo aquel que quiso darme su opinión sobre algo fue escuchado. Respeté a todos y a todos les dí las gracias, uno a uno, al terminar la película. Todos fueron parte de la película.
Los gringos hablan de "feel good movie", películas para sentirse bien, y creo que ésta lo es. Cuando los actos de los personajes son ligeros mucha gente se siente bien, pero creo que cuando sus avatares son tristes pero ellos encuentran un punto de esperanza también podemos sentirnos bien. Creo que es una película optimista, que habla de amor. Hablar de amor no tiene por qué equivaler a ponerse cursi, ya que el amor puede destruir y dañar. Pero también es verdad que una sociedad sin amor se corrompe. Una película que reflexiona sobre todo eso es una película optimista.
Mi padre me decía que no me arriesgara, que me iba bien como escritor y que podrían criticarme mucho, pero la vida es un riesgo. Me gusta arriesgarme, siempre lo he hecho, me ha gustado trabajar con directores que hacían su primera película como
Ninguna, ni profesional ni personal. Y no la tendré en el futuro, ni próximo ni lejano. Es un director muy inteligente, pero he descubierto que prefiero trabajar solo.
Nadie cuenta nada lineal. Piensa cómo cuentas lo que te ocurrió esta mañana: vas y vienes, das saltos, pasas de una situación a otra. Además, el espectador es inteligente. Con la imaginación llena los huecos que yo le propongo. No son errores de narración, sino espacios para que el espectador complete y entrelace la historia. Así trabaja nuestra mente: va de un sitio a otro, a saltos. Pero cada historia tiene su forma diferente de narrarse.
¿Sobre qué trata esa historia?
Sobre celos. No voy a dirigirla yo, mi próxima película como director será
Cuando tenía diez años, mientras jugaba al béisbol, un chico me quitó el bateo y me pegó con él en la cabeza. Estuve tres días sin poder mover el cuello, pensé que me quedaba paralítico. Otra vez, por defender a mi hermano, unos tipos me quemaron con cigarrillos. Con catorce años, mientras vendía bebidas con unos amigos para juntar un poco de dinero, nos atacaron con cuchillos. A mí me clavaron uno, pero a uno de mis amigos estuvieron a punto de matarlo. Son cosas de las que no suelo hablar, pero que están en mi cabeza. Todo eso me enseñó que la violencia es absurda y gratuita. Y no me quejo de todas esas experiencias, porque todas me dieron calle, cosas de qué hablar. No me siento frustrado ni traumado por una infancia difícil, sino que soy optimista. No me emborracho ni me drogo: es de toda esa realidad de donde salen mis historias.
Una vez, después de un guión, me preguntaron que por qué no volvía a la literatura, ¡pero yo nunca me he ido! ¿Por qué a un dramaturgo, a un escritor de teatro, no le preguntan esas cosas? El guión tiene una connotación negativa, como si fuese una simple guía para un director. El cine es el único arte donde, cuando se habla del creador, no se habla del que ha creado ese mundo, quien lo ha escrito, sino quien lo ha interpretado. En el cine, el dramaturgo está ninguneado. Yo no hago ni guías ni guiones, sino literatura. Escribo cine.
Creo en los actores. Me basta con una de sus miradas, con un gesto de sus manos, para expresar mucho más que las mil palabras que yo haya podido escribir.