Los cinco factores que siguen acrecentando la tensión entre la UE y Rusia

  • El alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, viaja a Moscú para reunirse con su homólogo ruso.
De izquierda a derecha, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; la canciller de Alemania, Angela Merkel; el presidente de Rusia, Vladimir Putin; y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeu, en el Foro por la Paz, en París, en el centenario del final de la I Guerra Mundial.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron; la canciller de Alemania, Angela Merkel; el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una foto de archivo.
YOAN VALAT / EFE
De izquierda a derecha, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; la canciller de Alemania, Angela Merkel; el presidente de Rusia, Vladimir Putin; y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeu, en el Foro por la Paz, en París, en el centenario del final de la I Guerra Mundial.

El viaje a Moscú del alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, para reunirse con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, se produce justo después de la detención y condena al opositor Alexei Navalni, pero este no es el único punto de fricción actual entre Bruselas y Rusia.

"Tenemos que reconocer que durante los últimos años nuestras relaciones han estado marcadas por diferencias fundamentales y una falta de confianza. Mutuamente, nos vemos más como competidores o rivales que como aliados", dijo este viernes Borrell tras reunirse con Lavrov.

Durante esta última década, la tensión entre ambos también ha aumentado por la anexión de Crimea, las acusaciones al gobierno ruso de distribuir noticias falsas e interferir en los procesos electorales, su apoyo al presidente de Bielorusia, Alexandr Lukashenko, y su participación en las guerras de Siria, de Libia y de Nagorno Karabaj.

Navalni

La UE ha condenado la detención y la pena contra Navalni a tres años y ocho meses de cárcel y ha pedido su libertad "inmediata e incondicional, así como la de los miles de manifestantes que las autoridades rusas han encarcelado por protestar contra el trato del gobierno ruso al líder opositor".

Bruselas acusa a Moscú de no respetar los derechos fundamentales.

Los Veintisiete, no obstante, difieren sobre cómo debe responder la UE a la detención de Navalni y ante la falta de unanimidad, no han aprobado nuevas sanciones contra Rusia.

En cambio, cuando en octubre se confirmó el envenenamiento de Navalni con el agente químico novichok, la UE sancionó a seis destacados miembros de la Administración rusa —entre los que se encuentra el jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB)— y una institución científica.

El caso Navalni se suma al envenenamiento al exespía ruso Serguei Skripal en 2018 en el sur de Inglaterra, por el que Bruselas también sancionó a nueve personas y una entidad.

Crimea y este de Ucrania

Bruselas considera ilegal la anexión de Crimea por parte de Rusia, en febrero de 2014 y no reconoce el resultado de las elecciones locales que Moscú convocó en la península en 2019.

La anexión de Crimea fue la principal consecuencia de la intervención de Rusia en la guerra del Donbas, en el este de Ucrania, que se desencadenó por las protestas de los ciudadanos pro rusos contra el Acuerdo de Asociación que el expresidente Viktor Yanukovych firmó con la UE en 2013, forzado por los manifestantes pro europeos del Euromaidán.

La guerra en el este de Ucrania se ha convertido en un conflicto congelado y siete años después, los esfuerzos de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania por mantener vivos los acuerdos de paz de Minsk han dado pocos resultados.

Bruselas respondió a la anexión de Crimea con sanciones diplomáticas y económicas a Rusia que aun siguen en vigor, renovándose periódicamente.

El conflicto en Ucrania volvió a poner de manifiesto, además, la dependencia energética de la UE respecto a Rusia, un aspecto que genera ficciones entre los Veintisiete, especialmente con Alemania, por la construcción del gasoducto Nord Stream.

Esa guerra recordó a la de Georgia, en agosto 2008, en la que el ejército se enfrentó a las repúblicas de Osetia del Sur y de Abjasia, apoyadas por Rusia. Un conflicto que acabó a los seis días, con el plan de paz propuesto por la UE, que conllevó la retirada de ambos bandos a las posiciones anteriores a los enfrentamientos.

Siria, Libia y Nagorno Karabaj

Más allá del área de influencia por el que Bruselas y Moscú compiten en el este de Europa, Rusia se ha convertido también en una amenaza para la UE por su intervención en las guerras de Siria y Libia, sobre todo por sus consecuencias en la crisis de refugiados.

Mientras los Veintisiete difieren sobre el rol que debe jugar el presidente sirio, Bachar al Asad, en una futura transición, el presidente ruso, Vladimir Putin, interviene en el conflicto con su apoyo militar al régimen.

Y en Libia, Moscú apoya con mercenarios al ejército del mariscal Jalifa Hafter, contribuyendo a incumplir el embargo de armas impuesto por la ONU.

Además, las tensiones entre Bruselas y Rusia se produjeron también por la intervención de Putin, a finales del año pasado en la guerra de Nagorno Karabaj, territorio en disputa entre armenios y azerbaiyanos desde 1988.

El 10 de noviembre, Rusia firma el alto al fuego, según el cual Azerbaiyán controlará más de dos tercios de territorio del Karabaj.

Bielorrusia

En noviembre de 2020, como consecuencia de la represión contra los manifestantes que protestaban contra el resultado electoral en Bielorrusia, la UE impuso sanciones contra Lukashenko —apoyado por Moscú—, su hijo y otros funcionarios del régimen.

Además, el Parlamento Europeo otorgó el año pasado el premio Sajarov a la libertad de conciencia a la oposición democrática bielorrusa, liderada por Svetlana Tijanovskaya.

Noticias falsas

Bruselas lleva años acusando a Rusia de distribuir noticias falsas sobre la UE, relacionadas, por ejemplo, con la guerra de Ucrania, el referéndum del 'brexit' o el referéndum catalán del 1 de octubre.

Y ha alertado también del riesgo de posibles interferencias en los procesos electorales.

Para combatir los bulos informativos, la UE creó en 2017 la East StratCom, un grupo de trabajo dentro del Servicio Europeo de Acción Exterior que se encarga de recabar las noticias falsas y desmentirlas.

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