Así serán los 'siete minutos de terror' durante el aterrizaje del rover Perseverance de la NASA en Marte

Siete minutos de terror del aterrizaje del rover Perseverance de la NASA en Marte.
Siete minutos de terror del aterrizaje del rover Perseverance de la NASA en Marte.
Carlos Gámez
Siete minutos de terror del aterrizaje del rover Perseverance de la NASA en Marte.

El rover Perseverance de la NASA llegará este jueves por la noche a Marte con una misión múltiple: descubrir si el Planeta Rojo albergó vida en el pasado, recoger muestras y sentar las bases para la exploración humana. Lo hará a las 21.43 horas, no sin antes afrontar uno de los mayores desafíos de toda la misión: la complicada maniobra de aterrizaje durante los conocidos como 'siete minutos de terror'.

Se trata de uno de los momentos más delicados de la misión, en el que la nave tiene que pasar de los 20.000 kilómetros por hora (km/h) a los que viaja al alcanzar la atmósfera marciana hasta cero, para dejar el rover sobre la superficie del planeta.

Transcurren exactamente 6 minutos y 48 segundos desde que la nave alcanza la atmósfera de Marte y la etapa de crucero -la parte de la estructura que ha acompañado a Perseverance todo el viaje- se despega y queda solo el aterrizador. Este último es una coraza que debe soportar hasta 1.500 grados centígrados -la temperatura de la superficie del Sol- debido a la fricción que se genera mientras avanza hacia el suelo del planeta.

"Un ángulo perfecto"

Para garantizar el éxito de la maniobra, el aterrizador debe entrar con un ángulo exacto en la atmósfera, que es la que hace buena parte del trabajo de frenado y reduce la velocidad a 1.500 kilómetros por hora

"Necesitamos orientar el aterrizador para que entre en la atmósfera con un ángulo de inclinación perfecto. Si es muy pequeño, la sonda sale rebotada al espacio y perdemos la visión. Si es muy grande, la fricción es enorme y se quema, se destruye. Tiene que ser exacto", explica el investigador en ciencias planetarias del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y miembro de Perseverance Jorge Pla-García.

A continuación, a unos 14.000 metros de altura, se despliega el paracaídas "más grande jamás construido para la exploración planetaria" para continuar con la desaceleración y aminorar hasta los 300 km/h. Cuando la estructura se encuentra a 2 o 3 kilómetros del suelo, este se desprende y comienzan a actuar los retrocohetes para proseguir con el descenso. Ya muy cerca de la superficie, se sueltan unas correas de siete metros de longitud que depositan el rover en Marte.

"Todo tiene que funcionar en perfecta coreografía y sin interacción alguna con nosotros, porque, como está tan lejos, no podemos hablar con él en tiempo real. De hecho, pasarán once minutos desde que haya tocado la superficie hasta que sepamos si el rover está vivo o muerto, pues es el tiempo que tarda en llegar la señal a la Tierra", detalla Pla-García.

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