El Tribunal Supremo británico condena a Uber a declarar como trabajadores a sus conductores en vez de como autónomos

Un punto de recogida de Uber en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (California, EE UU).
Un punto de recogida de Uber en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (California, EE UU).
CHRISTIAN MONTERROSA / EFE
Un punto de recogida de Uber en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (California, EE UU).

La polémica sobre como deben cotizar los trabajadores de Uber se ha terminado y la multinacional estadounidense ha salido perdiendo. La empresa de transporte Uber deberá clasificar a sus conductores como "trabajadores" propios y no como autónomos, según dictaminó el Tribunal Supremo del Reino Unido este viernes.

La batalla legal comenzó en 2016 y ahora el fallo de los jueces concluyó que los trabajadores de la compañía deben tener acceso a todos los "derechos básicos", así como a "vacaciones pagadas", por lo que Uber se enfrenta una gran factura por compensación de hasta 12.000 libras (13.834 euros) para cada uno de sus trabajadores.

Uber recurrió al Supremo tras haber perdido litigios en tres instancias inferiores, después de que en 2016 un tribunal laboral resolviese que los conductores de la compañía prestan sus servicios como trabajadores y no como contratistas externos.

La sentencia reconoce a los chóferes como trabajadores ("workers", en inglés), pero no como empleados ("employees"), que en la legislación británica gozan de unas ventajas laborales superiores. El Supremo concede así a los conductores el estatus de trabajador de Uber, y niega que sean autónomos ("self-employed") como la compañía alegaba.

El veredicto ha sido muy celebrado por los defensores de los derechos de los trabajadores, como el sindicato GMB, que afirmó en un comunicado que ha sido una "victoria histórica", y apeló a Uber a "dejar de perder tiempo y dinero persiguiendo causas legales perdidas" y apoyar a los trabajadores que "apuntalan su imperio".

Esta decisión también podría afectar seriamente al modelo de negocio de la economía de los llamados "gig" (trabajos precarios), donde a los trabajadores se les paga únicamente tras cada servicio prestado, y que está en auge en los últimos años, también en otros sectores como el de los repartidores.

Los conductores Yassen Aslam y James Farrar, quienes comenzaron el proceso en 2016, fueron sometidos a un test en el Supremo para comprobar que sus condiciones laborales sí se encontraban dentro de la definición de "trabajador" del código laboral.

"Ser conductor de Uber puede ser estresante. Ellos te pueden prohibir conducir para ellos en un instante y no hay proceso de apelación", expresó en un comunicado Mark Cairns, trabajador de Uber en Londres desde hace 5 años, que se mostró "encantado" por haber salido victorioso tras un largo proceso judicial.

20minutos

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