El 38% de los comercios de Barcelona ha pensado en cerrar definitivamente desde que empezó la pandemia

  • Un estudio de Barcelona Oberta asegura que el 25% de los comercios de la ciudad han cerrado desde el mes de marzo.
  • Las compras físicas han sido sustituidas por las online, que se ha traducido en un descenso del 70% de transeúntes.
Pimec pide garantizar "la continuidad de empresas y la ocupación con estímulos a la demanda"
Un hombre camina al lado de dos tiendas turísticas en Barcelona, Catalunya.
David Zorrakino - Europa Press
Pimec pide garantizar "la continuidad de empresas y la ocupación con estímulos a la demanda"

El 38% de los establecimientos ubicados en ejes comerciales de Barcelona han tenido intención de cerrar sus negocios desde que estalló la pandemia. De hecho, la organización cifra en 25% el número de comercios que se han visto obligados a bajar la persiana desde el pasado mes de marzo y, de acuerdo con la intención de cierre, se estima que finalmente cerrarán entre el 30 y el 35%, según ha explicado esta mañana el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené.

Estos son algunos de los datos que se desprenden de la encuesta encargada por Barcelona Oberta sobre la situación de los negocios de sus 20 ejes comerciales. El estudio analiza, a través del uso del 'Big Data', los hábitos de consumo antes y después de la época Covid, que han corroborado un incremento de las compras online derivado de la caída del tránsito en las zonas comerciales durante el confinamiento. También se tienen en cuenta las tendencias de consumo después del encierro, cuando no se llegó a recuperar los niveles de consumo previos al mes de marzo.

Gran parte de la caída de los ingresos de los comercios de Barcelona está relacionada con la escasa presencia de turistas, pues la entidad constata que los ejes comerciales han perdido un 70% del tráfico y un 35% de la facturación. El turismo, que representaba un 23% de la facturación, se ha desplomado, y los propios barceloneses también han reducido la movilidad. Si bien antes un barcelonés bajaba de media 108 veces al año al centro a comprar, el porcentaje de movilidad cayó a raíz del confinamiento hasta el 78%.

Cambios en los hábitos de consumo

Antes de que irrumpiera la Covid-19 el turismo de compras representaba buena parte de la facturación de muchos de los ejes comerciales de la ciudad, logrando el 35% en Paseo de Gracia, y casi el 30% en la calle Pelai, Plaza Cataluña, Plaza Universidad, Las Ramblas y Rambla Cataluña. Estas tendencias cambiaron en marzo pero no han conseguido recuperarse una vez levantadas las restricciones, perpetrándose unos patrones centrados en la compra a través de Internet.

"Estamos viendo cambios en los hábitos de consumo, y sectores como la alimentación y el hogar han crecido incluso más que antes de la pandemia", ha explicado el responsable del estudio, Òscar Valero. Y es que ahora los barceloneses compran enfocados a pasar más horas en casa: "Lo que antes se gastaba en hostelería y restauración ahora se gasta en el hogar", ha añadido Valero.

Ayudas directas "insuficientes"

Barcelona Oberta ha remarcado que cerca del 90% de las empresas tienen a algún trabajador en ERTE y que el 31% no ha recibido ningún tipo de ayuda directa por parte de la administración pública. A pesar de que el 69% que sí que lo ha hecho, la organización ha avisado de que estas ayudas han sido "insuficientes", pues la mayoría de ellas han sido de 2.000 euros frente a unas pérdidas que, en el 28% de los casos, superan el medio millón. 

La regidora de Comercio del Ayuntamiento de Barcelona, Montserrat Ballarín, se ha referido a una emergencia social que ha afectado de forma desigual a los distintos sectores comerciales y que estos han sido los motivos que han condicionado la respuesta que se ha dado desde el consistorio a los diferentes negocios. Aun así, ha lamentado "las pocas competencias" que disponen desde el Ayuntamiento para dotar de ayudas a los establecimientos.

Aunque el comercio de Barcelona reconoce que se le está "agotando el oxígeno", ahora enfoca su mirada en recuperar la actividad comercial y volver a la compra física, puesto que "siempre ha sido el ADN" de la capital catalana, como lo ha definido la vicepresidenta de la Cambra de Comerç de Barcelona, Mònica Roca.

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