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Así son las nuevas etiquetas energéticas para los electrodomésticos que entran hoy en vigor

Una clasificación más clara, con un código QR que permitirá ampliar información.
MITECO

A partir de hoy, 1 de marzo, cinco familias de productos eléctricos estrenan un nuevo etiquetado energético, obligatorio tanto en las tiendas físicas como en la venta por Internet. Desaparecen las etiquetas de A+++, A++ y A+ a las que estábamos acostumbrados pero, aunque cambia el formato el fondo permanece: seguimos contando con una calificación que nos ayude a entender el gasto de energía de los productos, pero actualizada.

De momento, el etiquetado aprobado por la Unión Europea afecta a electrodomésticos y aparatos eléctricos como pantallas, lámparas, lavadoras, lavadoras-secadoras, lavavajillas, frigoríficos, congeladores o televisores. Sin embargo, existen otros como hornos, campanas y secados, que seguirán etiquetándose con la anterior normativa. Las fuentes de iluminación, por ejemplo, se sumarán a este nuevo etiquetado a partir del 1 de septiembre y, será en 2022, cuando las nuevas etiquetas estén disponibles para aires acondicionados y secadoras.

A partir de hoy existe la exigencia de legal para todos los vendedores de mostrar en los puntos de venta en los que se puedan adquirir estos productos (tanto tiendas físicas como ecommerce) una etiqueta de la nueva normativa, aunque podremos seguir comprando electrodomésticos que solo llevan la antigua etiqueta hasta el 30 de noviembre de 2021.

¿Por qué se cambia el sistema de etiquetado?

La clave que ha provocado la necesidad de este cambio de etiquetado es la velocidad en la que este tipo de aparatos han evolucionado, por lo que no se trata tanto de un cambio como de una actualización.

El nuevo sistema de etiquetado permitirá seguir el ritmo de las mejoras en eficiencia energética de forma más sencilla y práctica que las que se estaban empleando hasta el momento y, además, se revisarán cuando el 30% de los productos del mercado de la Unión Europa reciban la máxima calificación (A) o cuando el 50% esté en las franjas A y B. Ya que este ha sido tomado como un claro indicativo de que se habrán producido mejoras que permitirán elevar los estándares del etiquetado para continuar buscando la eficiencia energética.

Principales diferencias

Ningún producto etiquetado con la nueva clasificación estará, a día de hoy, en el top de la eficiencia. De hecho, un frigorífico catalogado como ‘A+++’ en el antiguo sistema, se corresponderá con una ‘C' en el nuevo etiquetado. Esto es así porque se ha decidido lanzar las nuevas etiquetas sin ningún aparato encuadrado en clase A, con el objetivo de dejar libre ese espacio de mejora y que no se saturen las categorías superiores, como ya pasó antes.

Por este motivo, la principal diferencia entre el etiquetado que entra en vigor hoy y el anterior está en las categorías. Los colores se mantienen y las letras también, pero cambiar. Desaparecen los ‘+’ que servían para describir a los productos más eficientes y se crearon a raíz de las mejoras energéticas, dando lugar a un etiquetado confuso y superpoblado en las franjas superiores. A partir de hoy existen siete etiquetas: de la A a la G, siendo la G la más baja calificación. La calificación se realiza en base a un índice de eficiencia energética que tiene en cuenta el consumo anual de energía y en cada programa.

Otra de las diferencias más importantes es la inclusión de un código QR, que al escanearlo permite al consumidor acceder a más datos sobre el producto.

Esta actualización ha permitido introducir también un cambio de diseño, ya que la Comisión Europea ha explicado que estas etiquetas son neutras linguísticamente: utilizan símbolos, para que sean las mismas en todos los países de la Unión y en todos se puedan comprender sin problemas.

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