La actriz británico-argentina Anya Taylor-Joy se ha convertido en una de las celebridades del momento gracias a su papel de Beth Harmon en la serie Gambito de dama, uno de los grandes éxitos de 2020 de la plataforma de streaming Netflix. 

Tal ha sido su éxito, que recientemente la actriz ha ganado un Globo de Oro por su papel. Justo después, la revista Variety publicó un artículo que despertó la polémica. ¿El motivo? Que decía: "La argentina Taylor-Joy es la primera mujer de color en ganar esta categoría desde Queen Latifah en 2008 y solo la quinta mujer de color en obtener la victoria desde 1982".

Anya Taylor-Joy nació en Miami y es hija de un argentino de origen escocés (Dennis Alan Taylor) y de una zambiana de origen inglés y español (Jennifer Marina Joy). La actriz tiene triple nacionalidad (estadounidense, británica y argentina).

Que Variety calificara a Taylor-Joy como "mujer de color" cuando su aspecto es totalmente caucásico despertó una oleada de críticas que hicieron que Variety rectificara y dijera que "se identifica a sí misma como una latina blanca".

La BBC ha elaborado un reportaje para saber el motivo que lleva a un medio de comunicación de Estados Unidos a calificar como "de color" a una persona blanca solo por considerarse argentina.

"La categoría en sí es una forma de identificar a una comunidad de individuos. Tal vez se ve como algo artificial, pero lo que hace a 'una persona de color' en EE UU es que pertenece a una minoría racial o étnica", dice a la BBC Efrén Pérez, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

"En lo que se refiere a esta actriz, claro que su aspecto es más europeo que el de otros latinos que pueden ser de origen mexicano o un puertorriqueño. Ella no se asemeja a ese estándar", añade Pérez.

Tal y como explica la BBC, la categorización de 'persona de color' no tiene tanto que ver con el tono de piel, por lo que a cualquiera que provenga de América Latina o España se le clasifica como 'persona de color' por el hecho de hablar español, aunque sus ancestros sean de origen europeo.

"Se trata de una categoría básicamente psicológica, algo que se formó con el tiempo. Las personas cuando vinieron a Estados Unidos desde México, Argentina o Cuba se forjaron aquí como latinos o como hispanos. Esas categorías no existían antes. Y esto es muy similar a la cuestión de las 'personas de color'", añade Efrén Pérez.

El propio profesor, de origen mexicano, que se considera a sí mismo 'persona de color': "Me identifico como persona de color por la experiencia que tuve como alguien de raíces mexicanas en Estados Unidos, por ser tratado como minoría, como alguien que está fuera de la fuerza mayor".

"La evidencia que vemos es que el concepto incluye a afroestadounidenses, latinos, asiáticos y también a personas de otras minorías que no son anglosajonas, como los nativos americanos y los musulmanes", añade Efrén Pérez.

"A nivel psicológico, nos gusta pertenecer a ciertos grupos o categoría para aumentar nuestra autoestima. Es un instrumento que nos ayuda a sentirnos bien. Muchas veces nuestra autoestima sube porque pertenecemos a grupos a los que otros no pueden pertenecer", explica este profesor de UCLA.

Hay otros motivos: "Puedes ser más persuasivo si dices: 'Personas de color sufren tal discriminación' y no solo te estás refiriendo a los afroestadounidenses, sino a los latinos, los asiáticos, etc. Eso es más impactante", reflexiona Pérez.

Por lo tanto, "eliminar las categorías solo hará que los grupos tengan otro nombre. Ignorar las identidades, intereses y aspiraciones de varios grupos raciales o étnicos afecta a esa gente que puede terminar sintiéndose aislada", concluye Efrén Pérez.