Grieta en Ciudadanos: la ruptura con el PP en Madrid y en Murcia reaviva las dudas sobre la deriva del partido

Inés Arrimadas, en el Congreso.
Inés Arrimadas, en el Congreso.
EFE
Inés Arrimadas, en el Congreso.

Ciudadanos no consigue encontrar la estabilidad interna. La jornada es frenética y en la formación naranja crecen las dudas sobre su identidad. "Cualquiera que me conozca puede imaginar qué pienso de la decisión que ha tomado mi partido en Murcia y de las consecuencias que eso acarrea. Como gran parte de la ejecutiva, no era conocedor de esta decisión. He pedido una convocatoria urgente para trasladar allí mi opinión". Sirve este mensaje de Toni Cantó, portavoz de Cs en la Comunidad Valenciana para evidenciar las dos almas que sigue habiendo en el partido y que ya vienen siendo palpables desde la época de Rivera.

"Llevamos meses intentando que el PP de la Región de Murcia cumpla el acuerdo para combatir la corrupción y el escándalo de las vacunaciones irregulares. Ha sido imposible. Abriremos una nueva etapa de regeneración liderada por las políticas de Ciudadanos", ha publicado Inés Arrimadas que, en cambio, no se ha pronunciado abiertamente sobre lo sucedido en la Comunidad de Madrid. En todo caso, Cs sigue sin recomponerse desde la debacle electoral del 10-N, a la que se unió hace semanas otro mal resultado el 14-F en Cataluña.

¿Ha hecho bien Ayuso al convocar elecciones tras la moción de censura de Murcia?

El partido mantiene dos almas, las cuales se evidenciaron en las primarias para sustituir a Rivera: Inés Arrimadas, cercana al anterior líder y hegemónica en Cataluña, se enfrentó a Francisco Igea, partidario de que la formación tuviera más transversalidad. A pesar de esos bloques, Cs ha mantenido los pactos autonómicos que firmó con el PP, siguiendo la línea marcada por Rivera...hasta ahora.

Inés Arrimadas, desde su llegada a la presidencia de Cs, siempre ha tenido que navegar entre los pactos con los populares y al mismo tiempo un apoyo al Gobierno, con condiciones, durante la pandemia. Por ejemplo, el partido votó a favor de las prórrogas del estado de alarma mientras Casado se iba desmarcando. Es más, Cs negoció casi hasta el final los Presupuestos Generales del Estado con el PSOE. En el caso de Cataluña, Carlos Carrizosa se mostró en todo momento partidario de un Ejecutivo con Salvador Illa frente al independentismo.

El giro de la nueva dirección hizo que dimitieran antiguas figuras relevantes en la época de Rivera como Marcos de Quinto o Juan Carlos Girauta, además de las críticas del propio Toni Cantó, completamente alejado de las posiciones del Gobierno PSOE-Podemos. Frente a eso, han ganado peso en la dirección voces más orientadas al centro como Edmundo Bal, que es portavoz adjunto en el Congreso.

Pero los malos resultados electorales pesan. En el País Vasco Arrimadas cerró con Casado un pacto para ir juntos a las elecciones, y la conclusión fue negativa. En Cataluña no se repitió la fórmula y esa cita con las urnas sirvió para que la formación naranja perdiera a otra mujer relevante: Lorena Roldán, que había sido portavoz en el Parlament y en el Senado, fichó por el PP. Tras lo sucedido en Murcia y en Madrid aseguró que no se había equivocado.

Esa deriva de Ciudadanos coincide además con una idea que gusta más en Génova que en Alcalá: el PP quiere sumar fuerzas y fusionarse con Cs, pero Arrimadas siempre ha descartado esta opción que, en cambio, no ven con malos ojos otros cargos o excargos del partido. De momento, los movimientos de Ciudadanos van en contra de estos planteamientos. La ruptura con el PP, de hecho, parece total e irreversible.

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