Desde que un juez ratificara la condena que se le impuso en 2020 a Harvey Weinstein, en la que un jurado le encontró culpable tanto de agresión sexual criminal en primer grado como de violación en tercer grado, el exproductor ya sabe que pasará a la Historia antes como violador antes que por su labor en el séptimo arte, llegando su nombre a ser sinónimo del machismo dentro del mundo del cine, y se ha podiso escuchar, en referencia a la industria de aquí, que hay que encontrar (o más bien sacar a la luz) en algún momento "al Weinstein español" en los corrillos cinéfilos.
Los 23 años en prisión a los que se enfrenta Weinstein, ya que finalmente no prosperó la demanda de cadena perpetua al ser exculpado de los cargos de violación en primer grado, aquella que se realiza mediante un arma o violencia extrema, y otros dos de abusos sexuales de dinámica "depredadora", los comenzó en la Isla Rikers, en el East River de Nueva York, entre los condados de Queens y del Bronx.
Sin embargo, muy pronto fue trasladado al Wende Correctional Facility, una prisión de máxima seguridad en el Condado de Erie, al noroeste de La Gran Manzana, casi en la frontera con Canadá. Allí, el violador convicto de 68 años (cumplirá 69 el próximo día 19 de este mes) realiza el día a día normal de un preso, con la diferencia de que fuera de sus muros siguen apareciendo nuevas acusaciones contra él, como la que interpuso el pasado octubre una mujer que prefiere el anonimato en Nueva York, o se lleva a cabo otra investigación para un segundo juicio penal en Los Angeles.
Fue en esa misma prisión en la que, debido a su estado de salud (padece del corazón así como diabetes, motivos que intentó esgrimir en su defensa), recibió una intensa atención médica en noviembre al presentar síntomas compatibles con el coronavirus, con más de 38,3 grados de fiebre, y fue trasladado al hospital y más tarde aislado dentro de las instalaciones para que no entrara en contacto con otros presos.
Entre los otros reos, pues en dicha prisión alcanzan casi el millar (950 reclusos), se encuentra otro ilustre conocido de las páginas de la Historia: Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, quien este año, que cumplirá 66 en mayo, volverá a presentar un recurso para intentar salir en libertad condicional -y estar con su esposa, Gloria Abe, con quien lleva casado desde junio de 1979- después de sus intentos infructuosos y denegados por la justicia norteamericana en los años 2000, 2002, 2004, 2006, 2008, 2010, 2012, 2014, 2016, 2018 y 2020.
La vida en prisión de Weinstein es muy parecida a la del resto de presos, si bien su dieta está adecuada a sus problemas cardíacos y de azúcar, con un paseo de una hora al día, visitas a la biblioteca y al servicio religioso y asistencia a charlas sobre orientación y prevención del suicidio.
Es por ello que, como varios medios norteamericanos dieron en su momento, uno de los primeros hombres en caer de su pedestal debido al movimiento #MeToo tiene una vigilancia las 24 horas del día, con el fin de evitar que ocurra con él como sucedió con otro magnate encarcelado que se quitó la vida, Jeffrey Epstein, aunque en su caso los delitos fueron de tráfico y corrupción de menores.
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