Beatriz, tras un año de pandemia de covid: "He tenido que irme de Madrid, no podía prosperar allí"

Beatriz, en una playa cercana a Murcia, donde ha regresado tras 25 años en Madrid.
Beatriz, en una playa cercana a Murcia, donde ha regresado tras 25 años en Madrid.
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Beatriz, en una playa cercana a Murcia, donde ha regresado tras 25 años en Madrid.

A primeros de abril del año pasado, Beatriz Coronado decidió no ingresar en la cuenta de su casera el dinero de su alquiler como hacía cada mes. Profesora de yoga, compaginaba cuatro trabajos hasta la llegada del confinamiento, cuando perdió dos de ellos y entró en ERTE en otros dos, uno de los cuales no cobraría hasta 10 meses después

Su impago no fue una iniciativa individual, se dio en el marco de la primera huelga de inquilinos convocada en España desde los años 30 del siglo XX bajo el lema: “Si no cobramos, no pagamos”.

"No estoy teniendo ingresos y tengo que pagarle a una señora que es multimillonaria", declaraba entonces esta murciana afincada en Madrid desde hacía 25 años.

Finalmente, la casera accedió a hacer a sus inquilinos una rebaja del 50%, con lo que Beatriz logró permanecer en el piso y en Madrid durante algunos meses más, encadenando trabajos temporales hasta que ya no pudo seguir afrontándolo.

“En mayo, escribí a la coordinadora del colegio donde estaba trabajando dando extraescolares y me puso en contacto con unos padres que estaban buscando a alguien para dar clases a sus hijos mientras ellos estaban trabajando”, cuenta Beatriz.

Este empleo le duró dos meses, hasta la llegada del verano y el fin del curso escolar y, al estar contratada como trabajadora doméstica, no tenía derecho a paro, por lo que volvió a encontrarse en una situación insostenible. “No podía prosperar en Madrid en estas circunstancias”, asegura.

Fue en esos meses estivales cuando regresó a Murcia de vacaciones y surgió la oportunidad de disponer de una vivienda de unos familiares que se había quedado vacía. “Fue otro golpe de suerte”, declara Beatriz, que califica 2020 como “un año fatídico que, al final, no ha estado mal”.

Tras un último intento en Madrid, fue en octubre cuando decidió tomar el camino de vuelta a su ciudad natal, en sus propias palabras, decidió “volver a mi tribu”, rodeada de la familia de la que llevaba tantos años alejada.

Ahora se encuentra iniciando nuevos proyectos laborales y reconectando con antiguos amigos y conociendo otros nuevos. No se arrepiente de su decisión: “No tengo perspectivas de vuelta, me sentía como un hámster en una jaula persiguiendo no sabía muy bien qué”.

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