Los hosteleros de Madrid: unos se reinventan y otros sobreviven tras un año de pandemia

El hostelero cierra su local tras un año de pandemia.
El hostelero cierra su local tras un año de pandemia.
Jorge Paris
El hostelero cierra su local tras un año de pandemia.

El pasado 1 de junio, los madrileños cumplían una semana de su entrada a la primera fase de desescalada. Entonces los restauradores pudieron reabrir sus locales tras meses de cierre. Sin embargo, solo lo hizo un 10%. El resto lidiaba con los ERTE y con las concesiones de nuevas licencias de terrazas. Unas trabas que ya auguraban el cierre forzoso en los próximos meses, según los datos que aportó la asociación Hostelería de Madrid.

20 minutos salió a la calle. Concretamente al barrio de Lavapiés donde afloran los bares y restaurantes. En el número 8 de la calle del Ave María, Carlos Marqués, esperaba la llegada de algún cliente. Su bar estaba vacío. Su esperanza, las ayudas directas y la licencia de terraza. “He pensado muchas cosas... pero en un 99% acabaré cerrando”. Nueve meses después, Carlos Marqués confirma su teoría.

“Pues sí, lo he tenido que cerrar porque no daba más de sí”. Fue cosa de hace apenas un mes. “Conseguí la terraza una semana después del cierre”. Lo recuerda con nostalgia pero el negocio que tiene ahora entre manos es “mucho más divertido”. Marqués ha montado radio Lavapiés, una emisora que conecta todos los domingos con la actualidad. “Somos diez colaboradores vecinos y hacemos entrevistas. ¡Ya no tengo que perder 3.500 euros todos los meses!”, celebra. Esta radio aún no le da de comer, dice “estar arruinado”, pero “he ganado en salud y en tranquilidad”.

En el mismo barrio, Antonio Amago regenta la Vinícola de Espronceda. En junio no veía la forma de sacar adelante el local, pero nueve meses después ha logrado mantener la persiana abierta. “He sobrevivido porque no he cerrado, eso es lo más importante”, advierte. Y lo ha conseguido gracias a la lealtad del vecindario. “Hemos conseguido aguantar gracias a nuestros clientes de siempre y ajustando costes”. Ahora teme por el verano, dice que será un “nuevo bache” que afrontar cuando los madrileños dejen la ciudad.

Javier Vázquez, al igual que Carlos Marqués no logró la ampliación de terraza. Lo que sí consiguió es mantener vivo sus restaurantes Caníbal y O Pazo de Lugo. Del mismo modo que su compañero Antonio Amago, a base de “mucho esfuerzo”. En junio, viendo el panorama, se lanzó a invertir en una nueva línea de negocio. Quiso reinventarse para sobrevivir. Ahora cuenta que la venta de vinos online pudo implantarse pero no tuvo el éxito suficiente para cubrir las pérdidas.

En realidad la supervivencia se lo debe a las políticas de Madrid, apunta. “Si estuviera en otra ciudad con la hostelería cerrada estaríamos teniendo la misma conversación que el verano pasado”. Sin embargo la apertura de bares y restaurantes en la capital le ha permitido, no solo sobrevivir sino comenzar a ver la luz al final del túnel. “Ahora comienza la época de terrazas y voy a contratar a un nuevo empleado”.

Al otro lado de la ciudad, Tomás Gutiérrez continúa levantando el negocio que inauguró en mitad de la pandemia. “Sí, hay que estar loco"- admitía este empresario a finales de la primavera pasada- “pero estoy como un niño con zapatos nuevos". Hablaba de la apertura de su nuevo restaurante El Faro, en Vallecas.

Gutiérrez superó el verano, el invierno y se adentra de nuevo en la primavera con altas expectativas. “Nos ha ido muy bien. Siempre tenemos clientes”, señala el también presidente de Hosteleros de Madrid. Admite, eso sí, no percibir ganancias. “Al menos no tenemos pérdidas y eso nivela. Indudablemente fue una buena decisión la de abrir”, insiste.

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