Los quesos más raros (y caros) que puedes llevarte a la boca

A los amantes de los quesos se les denomina “turófilos”. Esa palabra procede de la unión de los términos griegos tyros (queso) y philos (afinidad). Precisamente, dicen las estadísticas, Grecia es el país donde se consume más queso (más de 37 kilos por habitante al año y un 75% es queso feta).

Pero el mayor productor de queso del mundo es Estados Unidos. Los norteamericanos concentran el 30% de la producción mundial, con más de 4.300 toneladas al año. Le sigue Alemania, con más de 1.900 toneladas.

Existen más de 2.000 variedades de queso en el mundo y, de ellas, más de 200 se elaboran en España. Para hacernos una idea del "poder quesero", la producción de queso supera a la producción mundial de café, tabaco, te y cacao juntas.

Entre tanta variedad de queso hay, claro, de todo. Y cuando decimos de todo nos estamos refiriendo a los quesos raros. Estos que siguen puede que sean los quesos más raros del mundo que podemos llevarnos a la boca. Y quien dice los más raros dice, como consecuencia, los más caros.

Casu marzu

Se elabora en la isla de Cerdeña (Italia). Su esencia está en lo que las larvas, sí, larvas, hacen en su interior. En un queso de oveja se meten estas larvas, que luego van a ir absorbiendo la grasa gracias con su acción digestiva. De este modo se lleva a cabo la fermentación y se genera una textura suave y cremosa. Ojo, el queso se come con las larvas vivas, porque si están muertas se considera que ya no es apto.

Pule

Este queso se hace en Serbia con leche de burro. Eso explica que sea el queso más caro del mundo. Su precio está en tormo a los 1.000 euros el kilo.

Epoisses

Este queso francés es el más oloroso del mundo. Tan fuerte (y picante) es su aroma que se acabó prohibiendo en los transportes públicos franceses. Se elabora con leche cruda de vaca, que se lava con agua salda y se guarda en un lugar con humedad durante un mes. Pasado ese tiempo, se vuelve a lavar varias veces a la semana con agua de lluvia y aguardiente.

Milbenkäse

Si el Casu marzu se elabora con larvas, éste se hace con ácaros. El Milbenkäse se deja madurar con estos ácaros, que secretan una enzima que transforma el queso de amarillo a rojo. Pasado un año el color ya es oscuro, casi marrón. Es de sabor picante y amargo.

Halloumi

Este queso se hace en Chipre con leche de cabra y oveja. Su peculiaridad es que es consistente como una piedra. Solo se puede degustar si se fríe o se pone al grill, pero nunca se derrite por altas que sean las temperaturas. En Chipre lo comen con pesto, menta o rodajas de sandía o melón, y acompañado de una cerveza.

Queso de Oro Stilson

Este queso alemán está compuesto de pizcas de oro comestibles y aguardiente de canela. Es el segundo queso más caro del mundo: el precio por kilo supera los 700 euros.