El problema de protocolo que Isabel II tiene que aclarar para no enemistar más a los príncipes Harry y Guillermo

Los príncipes Harry y Guillermo llegan a la capilla de San Jorge para la boda.
Los príncipes Harry y Guillermo llegan a la capilla de San Jorge.
GTRES
Los príncipes Harry y Guillermo llegan a la capilla de San Jorge para la boda.

Tendrá lugar el próximo sábado 17, tras 8 días de luto, estará marcado por la pandemia y no será un funeral de estado, como él mismo había exigido. Ya se conocen casi todos los detalles de cómo serán las exequias del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, tras su fallecimiento a los 99 años el pasado 9 de abril, pero hay uno que aún tiene en vilo no solo a los más devotos de Buckingham Palace y sus tejemanejes, sino también a sus protagonistas: el príncipe Harry y el príncipe Guillermo.

Entre ambos hay todavía cierto resquemor y animadversión y de hecho estas diferencias de carácter se notaban en las las palabras de despedida y condolencia del duque de Sussex y de Cambridge hacia su abuelo paterno. Pero lo que está en juego ahora mismo es el protocolo. Y tendrá que ser Isabel II quien decida.

Porque lo que no desea la monarca en absoluto es que la atención en el funeral de su marido se la lleve el príncipe Harry, pero tampoco querrá pasar por alto que ella misma ha creado una situación complicada protocolariamente hablando: al marcharse Harry como miembro activo de la familia real británica, muy a su pesar, tuvo que renunciar a todos los honores militares que había acumulado en su etapa como royal. O lo que es lo mismo, como si diez años de su vida no hubiesen valido para nada y todo lo que ha hecho después por el ejército y sus veteranos, como los Juegos Invictus, cayese en saco roto.

Porque el problema llega ahora precisamente por esto, tal y como lo estipula la Ley de Uniformes del Reino Unido y recogen desde Vanity Fair. O bien la reina le permite aparecer con uniforme militar y sus medallas para no destacar frente a su hermano Guillermo, su padre Carlos e incluso frente a sus tíos, el príncipe Andrés y la princesa Ana, o bien el príncipe Harry habrá de acudir vestido de civil (de luto, pero de civil), aunque incluso así podría hacerlo con sus medallas.

Además, teniendo en cuenta que Harry y su abuelo (amén del príncipe Andrés) son los únicos miembros de la realeza que han participado en misiones de combate, sería un tremendo desprestigio y castigo para Harry acudir de civil, dado que entonces no podría realizar el saludo militar al féretro, el cual solo se permite si se lleva gorra militar.

A todo ello hay que contar que, en teoría, los príncipes Harry y Guillermo tendrá con el duque de Edimburgo el mismo detalle que este tuvo con ellos durante el funeral de su madre, Lady Di, desfilando junto al ataúd, por lo que en todo momento la atención habrá de recaer sobre ellos. 

La única solución aparece recogida en la propia ley de 1984: "No será legal que ninguna persona que no sirva en las Fuerzas Militares de Su Majestad lleve el uniforme de ninguna de esas fuerzas sin el permiso de Su Majestad". Es decir, que la reina dé su consentimiento, algo que ya hizo en la propia boda de Harry con Meghan, permitiendo que su nieto vistiese el uniforme de los Royal & Blues, el regimiento de artilleros de helicópteros de combate con los que el futuro padre de Archie sirvió en Irak y Afganistán.

De izquierda a derecha, el príncipe Carlos; el príncipe Andrés; la duquesa de Cornualles, Camilla; la reina Isabel II; la duquesa de Sussex, Meghan; el príncipe Enrique (Harry); el príncipe Guillermo (William); y la duquesa de Cambridge, Kate, en Londres, en 2018.
De izquierda a derecha, el príncipe Carlos; el príncipe Andrés; la duquesa de Cornualles, Camilla; la reina Isabel II; la duquesa de Sussex, Meghan; el príncipe Enrique (Harry); el príncipe Guillermo (William); y la duquesa de Cambridge, Kate, en Londres, en 2018.
DUQUES DE CAMBRIDGE / EFE

A la reina no le tembló el pulso en 2002 dejando a su hijo pequeño, el príncipe Eduardo (quien en teoría recibirá el título de duque de Edimburgo), como la única persona de la realeza que desfiló de civil (con chaqué) junto a su uniformada familia, si bien era cierto que en aquella ocasión Eduardo, que además no tenía ningún honor militar, acababa de regresar como miembro activo a la familia real después del fracaso de su productora. Este sábado Eduardo sí podría llevar uniforme militar y Harry no.

Además, hay otro pequeño problema de protocolo: Harry, en su día a día, no puede ser tratado como Su Alteza Real, un título al que renunció cuando se fue del amparo de Buckingham Palace. Sin embargo, el honor puede recuperarlo para ocasiones como esta, como quedó estipulado para que no se repitiese lo que ocurrió precisamente con Diana de Gales.

Meghan, con su madre

Como el funeral es únicamente para 30 personas, hasta Boris Johnson ha recalcado que no asistirá para dejar su puesto a otro miembro de la realeza que estuviese más ligado al fallecido. Tampoco estará Meghan Markle, que se ha quedado en Los Ángeles, con Archie y embarazada de la futura hermanita de este en el tercer trimestre (la razón por la que no puede asistir al ser un viaje transoceánico no recomendado por los médicos, máxime cuando ella ya ha sufrido un aborto).

No está sola. Debido a la cercanía con la casa de su madre, Doria Ragland se ha trasladado a la mansión de Montecito y estará cuidando de su nieto y de su hija el tiempo que Harry esté fuera. Sobre todo porque según se ha sabido, Meghan tenía una buena relación con el duque de Edimburgo, aunque este no aprobase todos los movimientos que dieron.

Un amigo cercano, de hecho, ha confesado al diario The Sun que "Meghan ha asegurado que es en estos momentos cuando las familias deben unirse, dejar a un lado sus diferencias y unirse como una piña, porque esto es lo que el príncipe Felipe hubiese querido y que ella está dispuesta a perdonar y a seguir adelante".

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