Trasplantar alguna de las especies que se tienen en el hogar, ya sea en el interior o en el exterior, es fundamental en algunos casos para permitir que la planta tenga más espacio para crecer, cambiar el sustrato por uno más adecuado o conseguir un mejor drenaje y, en consecuencia, que la planta pueda seguir desarrollándose en condiciones óptimas.
Además de tener en cuenta las herramientas más idóneas para hacerlo o el lugar donde se va a ubicar a la planta, es muy importante hacer el trasplante en el momento más adecuado con el objetivo de no dañar la planta.
¿Cuándo hay que trasplantar una planta?
Esto va a depender de cada tipo de planta, de su tamaño, de su velocidad de crecimiento y de la época de floración. Por tanto, lo mejor es hacerlo antes de que empiece la floración o antes del comienzo de la época de mayor crecimiento de la planta, que suele ser, en rasgos generales, a finales de invierno o principios de primavera.
En caso de tener una planta que florece durante otra época del año, como el otoño o el invierno, que las hay, el trasplante habría que hacerlo antes de que esto suceda. Este punto es muy importante, ya que la floración conlleva un gran desgaste y actividad en la planta, por lo que trasplantar justo en ese momento podría dañarla.
En los únicos casos en los que es recomendable trasplantar la planta durante la época de mayor crecimiento o floración es cuando la planta tiene un corto periodo de vida, ya que suelen crecer mucho más rápido y podría quedarse sin espacio dentro de la maceta. En este caso, sí que sería conveniente trasplantarla a otra maceta más grande, aunque esté en periodo de floración.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los trasplantes en el jardín, es decir, en el propio suelo, son más delicados. Así, habrá que proteger a las plantas recién trasplantadas de las posibles bajadas de temperatura que puedan darse.
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