Música

Entrevista | Love of Lesbian: "No imaginamos nada peor que vivir como unas estrellas del rock and roll"

Está nublado y tocan Cosmos. Entonces, sale el sol. Love of Lesbian acaban de presentar su nuevo disco, Viaje épico hacia la nada, V.E.H.N. (Warner), y se dirigen hacia el madrileño Hotel Riu, donde les esperamos. Cuando llegan, ríen, bromean, beben café. Nos responden Santi Balmes y Jordi Roig. Intentan ser formales. Están extasiados.

Ahora sabemos que las siglas del segundo adelanto, V.E.H.N., se traducen como Viaje épico hacia la nada. ¿Por qué eligen este nombre para el nuevo álbum?

S: Si te digo la verdad, el nombre del disco surgió antes de destinar ese título a la canción, que era la que más coincidía con lo que le sucedió a un amigo. Estaba claro que Viaje épico hacia la nada tenía que ser el título del álbum y también una canción.

A modo de homenaje, ¿no?

S: Sí, es una elegía a todas esas personas que han sido amigas tuyas y que han tenido un grandísimo talento, pero que no han llegado a nada por circunstancias de la vida. En realidad, esto te hace sentir un afortunado.

También barajaron llamar al disco como su canción El paso.

S: 'El paso' es un concepto que se repite a lo largo del disco en varias canciones de una manera bastante obsesiva. Siempre hay una idea que te ronda en cada época de tu vida. El título me vino a la cabeza cuando estábamos en Ciudad Juárez tomando algo. Desde el pub podíamos ver el paso al otro lado de los Estados Unidos. Nos daba la sensación de estar terriblemente cerca, pero infinitamente lejos a la vez. Era muy extraño ver esa barrera que se ha creado ahora entre casi dos mundos. Empecé a pensar en 'el paso' como situación geográfica y como acción. También como algo me llevaba a un sitio donde hemos estado bastante: México.

En el álbum se respira esperanza, pero también mucho hartazgo. ¿De dónde viene este enfado?

S: Este enfado viene de una situación política ante la que nosotros, como catalanes, estamos un poco estresados, enojados. Nos hemos visto justificándonos todo el rato, yendo con cuidado con lo que decimos por considerarnos de una manera o de otra. Como personajes públicos, nos obligan a posicionarnos. A mí, personalmente, me han catalogado de todas las maneras posibles. Estás tan enfadado que surgen las letras, es inevitable. Y ya no solo por la situación de Cataluña, sino por este cansancio, por esta clase política que es tan vociferante y solo busca el golpe de efecto. Para mí, el patriotismo es la buena gestión más allá de las siglas y de la monserga que me están vendiendo. Me sentiré patriota... pero es que no ha habido manera.

"No solo estamos enfadados con la situación de Cataluña, sino también con esta clase política tan vociferante"
Santi Balmes, Jordi Roig, Julián Saldarriaga y Oriol Bonet, integrantes de la banda Love of Lesbian, posan en el Hotel Riu, en Madrid.
JORGE PARÍS

Esto que dicen recuerda a lo que cantan en Los irrompibles: "Hasta un idiota hoy es un policía moral". ¿Se han topado con muchos?

S: Es nuestro día a día. En ese sentido, nuestra peor época fue con el disco de La noche eterna. De repente, estábamos en el ojo del huracán, nos empezó a conocer mucha gente. Es inevitable que por el otro lado empiecen a surgir ideas discordantes y ofensivas, pero es algo que aprendes a aceptar.

bio

  • Santi Balmes (voz), Jordi Roig (guitarra y teclados), Julián Saldarriaga (guitarra) y Oriol Bonet (batería) son Love of Lesbian, una banda catalana nacida en 1997. Aunque el éxito les llegó una década después, con su disco 1999, ahora son uno de los grupos más populares de España. El pasado 16 de abril sacaron su décimo álbum, 'V.E.H.N.', un trabajo más ligero que el anterior, 'El poeta Halley', y donde depositan una visión de la vida más terrenal. En el álbum confluyen la fe y el amor con el caos que dibujan unos versos casi proféticos: las canciones fueron escritas antes de la pandemia, aunque cueste creerlo. Para comprobarlo, simplemente escúchenlo.

J: Hacia 2013, cuando surgió la explosión de las redes sociales, las cosas nos podían afectar mucho a cualquier nivel: un tuit positivo te podía afectar un 10%, y, uno negativo, un 80%. Al final, aprendes a seleccionar y a tomar conciencia de que Twitter, Instagram o cualquier red social no dejan de ser un reflejo de la calle. 

¿Cómo surgió la idea del concierto piloto de Barcelona y qué esperan de este ensayo clínico?

S: Fue una propuesta que nos hicieron. Nos costó un mes de debate interno.

J: La idea es una iniciativa de la industria privada, que, ante la tristeza y el desasosiego que se respiran en la cultura, teniendo en cuenta que es lo último que va a volver a la normalidad y viendo que las autoridades están preocupadas en otros muchos problemas antes que en esto, toma las riendas para volver, aunque sea por un día, a la normalidad que se conocía antes de la pandemia.

La propuesta del concierto era muy arriesgada por lo que suponía reunir a 5.000 personas en un concierto cuando no se permitía sentar a más de seis personas en un restaurante o en el ámbito privado. También por las consecuencias que puede generar ver a tantas personas juntas sin distancia social en una foto tomada para las redes sociales. Pero, ante esas dudas, después de muchas reuniones y de ir poco a poco, decidimos que era importante formar parte de ese proyecto. Estaban el Cruïlla, el Primavera, el Sonar, el Vida… todos esos festivales que forman parte de la escena catalana. Ellos creyeron en nosotros.

"El concierto piloto de Barcelona era arriesgado, pero decidimos que era importante hacerlo"
Santi Balmes, Jordi Roig, Julián Saldarriaga y Oriol Bonet, integrantes de la banda Love of Lesbian, posan en el Hotel Riu, en Madrid.
JORGE PARÍS

¿Qué les dio más respeto: dar aquel concierto o telonear a The Cure en sus inicios?

S: Yo creo que lo de The Cure fue algo muchísimo más…

J: ¿Insensato?

S: Sí. No éramos conscientes: nos tiramos a la piscina sin saber si había algo o no. Y lo cierto es que teníamos muchísimo más miedo a un público que, a priori, es mucho más hostil -y más el público de The Cure, que es muy fanático-, que a salir a un Sant Jordi en el que sabes que el público te conoce y aprecia lo que haces. Es que ahora no tiene nada que ver. Aquello fue… ¡Buah! 

J: Cuando estuvimos con The Cure la banda era muy insensata e ingenua. Nos atrevíamos a todo. Había muchas cosas de la industria que no entendíamos y que ahora no haríamos. 

"Cuando teloneamos a The Cure la banda era muy insensata e ingenua"

Después de aquello tocaron en Talavera de la Reina delante de unas... ¿15 personas?

S: ¡No tantas! ¡Fueron dos! En realidad, lo íbamos a cancelar, pero nos explicaron que habían hecho 300 kilómetros para vernos. Entonces, dijimos: 'Bueno, pues tenéis un concierto especial'. En fin, de alguna manera era una época en la que todavía no existía Internet. 

J: Fue un momento en el que si te dicen: 'Oye, y si apareciera un miniyo del futuro, ¿qué le dirías?'. Bueno, pues en realidad vino. Nos dijo: 'Persistid. Hay que continuar en el camino'. Hubo tantas veces que tuvimos la oportunidad de perder y no desistimos...

¿Esa voz es 'el ente Love of Lesbian' del que tanto hablan últimamente?

S: ¡Sí, sí! Los que estábamos en esa furgoneta teníamos unas ganas de hacer 800 kilómetros después de tocar delante de tres personas en Madrid… Todos mirábamos por la ventana y decíamos: 'Esto lo dejo'. Pero había algo ahí… la fe de los primeros cristianos, pienso. Ahora creo que nos vendríamos abajo con situaciones mucho más fáciles. Todo era una absoluta inconsciencia, pero el mundo se mueve a partir de esas cosas.

En Cosmos, dicen: "Hay veces que una canción que habla de ti / le gusta a todo el mundo, menos a mí". ¿Les ha pasado?

S: Sí, con Incendios de nieve, que es una canción en la que tienes que estar muy en sintonía con lo que estás recitando. Llega un momento en el que tienes una disociación: todo el mundo está esperando esa canción y tú, por haberla tocado 500 veces, la estás repitiendo como un organillo. Las palabras te salen desde un hemisferio que es como el Padre nuestro: no lo estás sintiendo, pero te lo sabes. Quizá hay canciones que tienen que descansar y estar un rato en la nevera para luego recuperarlas y decir 'era esto'. Hace poco nos pasó con un tema, Los colores de una sombra. Probablemente, si lo hubiéramos repetido tantas veces como Incendios de nieve nos habría pasado lo mismo. Hay canciones que tocan momentos de tu vida y no es tan fácil cantarlas. Pueden tener un efecto catártico o curativo, o, en cambio, tocar en la llaga.

¿Quién es la persona que más les sorprende que les escuche?

J: Es que es un público tan extenso... Hay quien roza los 55 o los 60 años y lo ves bolo tras bolo. Parece que desde arriba no nos percatemos de nada, pero el otro día, en Sant Jordi, distinguí una cara a la que vemos desde hace más de 15 años. Es un señor que ha crecido con nosotros. A mí no me ha pasado eso nunca. Es cierto que, en algún momento, he cogido el disco de alguna banda con muchas ganas, pero he crecido y he aparcado esa etapa. 

S: Mira, a nosotros nos ha pasado una cosa como culés: cada vez que el Madrid de básquet gana una copa, canta una canción nuestra. En ese momento sentimos una disonancia cognitiva: '¡Guau, ostras, ¿qué ha sucedido?'. Pues, ¿sabes qué? ¡Ahora somos del Madrid de baloncesto y del Barça de fútbol!

J: Bueno, hay que decir que eso forma parte del pasado. Ahora el Barça de básquet es inconmensurable.

S: Sí, pero no cantan nada de Love of Lesbian, así que sigo siendo del Madrid de básquet... 

"Somos culés, pero del Madrid de básquet: siempre que ganan, cantan una canción nuestra"
Santi Balmes, Jordi Roig, Julián Saldarriaga y Oriol Bonet, integrantes de la banda Love of Lesbian, posan en el Hotel Riu, en Madrid.
JORGE PARÍS

En V.E.H.N. vuelven a hablar de amor. ¿Tanto se puede rascar de este sentimiento?

S: Sí, pero hablamos de amor desde un sentido universal: del amor por la vida, un árbol, tu perro, tu familia... Este creo que es un trabajo que se nutre especialmente del amor por el presente, por la banda. Nos queremos mucho entre nosotros. Creo que eso nos ha impulsado a continuar. Podemos llegar a pensar en descansar, pero es que... nos echamos de menos. Qué cosas.

Ustedes despiertan muchas emociones en los directos. ¿Cuál les llega más?

J: Hay muchísimas emociones en la gran masa. En los conciertos, quizá, eso lo ves, lo palpas. Pero también lo notamos en las firmas de discos. A veces, se acerca gente que tiene 15 segundos para contarte su historia personal, y hay algunas que te marcan. Hay personas que se encuentran en situaciones muy complicadas, como enfermedades o pérdidas personales; gente que te cuenta que tu música la ha ayudado para superar una situación de la que, quizá, tú nunca habrías pensado que podrías salir. Un ejemplo de ello fueron dos personas que viajaron desde Venezuela atravesando una frontera cerrada, a pie, en bus, haciendo kilómetros para venir a un concierto. 

S: Sí, es ahí cuando te das cuenta de que no has sabido calibrar el poder que tiene la música en general y la banda en particular. Ayer, en Gran Vía, estaba subiendo a la furgoneta y una chica se me quedó mirando. Me dijo 'muchas gracias' y se fue. A mí esas cosas me emocionan mucho, de verdad. Es como decir: 'Vale, ya está’. No le puede pasar nada mejor a un compositor que recibir dos palabras que le alegren la mañana y le hagan pensar que todo tiene sentido. 

"Ayer estaba subiendo a la furgoneta y una chica se me quedó mirando. Me dijo 'muchas gracias' y se fue"

No es como cuando les piden una fotografía, ¿no?

S: Por supuesto que no.

J: Como banda, vemos un proceso. Santi es el que se presenta ante un papel en blanco, escribe una letra, la lleva al local y, luego, nos la hace llegar a nosotros. Pero ese traspaso que hay entre grabarlo y hacerlo público, y lo que a cada uno le transmite… A cada persona le conmueve de una manera, y eso lo percibimos.

S: Es así. Estas profesiones tienen eso, ¿no? Un futbolista marca un gol y es un momento increíble para él a nivel profesional, pero igual es cuando un padre y un hijo se abrazan por primera vez en un año. Son cosas que trascienden. Realmente, cada persona que ha escuchado una canción y la ha sentido como suya es diferente. Hay mil historias de Allí donde solíamos gritar. De repente, la canción se multiplica por un millón de interpretaciones, se vuelve un multiverso. 

J: Acabas de hacer un titular: 'Sus letras son un gol'.

"Hay mil historias de 'Allí donde solíamos gritar''"
Santi Balmes, Jordi Roig, Julián Saldarriaga y Oriol Bonet, integrantes de la banda Love of Lesbian, posan en el Hotel Riu, en Madrid.
JORGE PARIS

Suelen cantarle mucho al universo. ¿Preferirían vivir en el plano cósmico o en el terrenal?

J: A mí me encanta estar el 50% del tiempo en cada sitio. Si entiendo por terrenal una vida como la que puedo tener con mi familia, un mundo donde pienso en poner una lavadora o en llenar una nevera, y en lo cósmico como en la sensación de subir a un escenario y poder vivir lo que estamos viviendo, elijo el equilibrio de estar en cada uno. Es una balanza que está superquilibrada. 

S: Es así. No me imagino nada peor que vivir de la mañana a la noche y durante todo el año siendo una estrella del rock and roll. Creo que sería una pesadilla...

J: Una soledad extrema.

S: Una disociación con la realidad absoluta. Nosotros, cuando estamos de gira, echamos de menos a la familia. Y cuando estamos con la familia, echamos de menos la gira. Hay un elemento compensador que se jodió con la pandemia, pero estuvimos ahí. Y también creo que tenemos el nivel de popularidad ideal. Eso nos permite ser un poco impermeables en nuestra vida privada. No lo cambiaría por la vida de quienes tienen mucho más dinero que nosotros.

J: Las giras no dejan de ser el fin de semana. Vas, vuelves... Una estrella internacional, como alguien anglosajón, se tira cuatro meses fuera de casa y, cuando vuelve, nota un cambio en su persona y en lo que había dejado atrás.

John Boy, el Poeta Halley, Oniria, Insomnia… De todos los personajes que han creado, ¿a cuál le tienen más cariño?

S: Yo creo que al Poeta Halley. En el fondo, es ese niño al que no quieres matar. Hay muchísimas personas que se lo han tenido que cargar, ya sea por todas las responsabilidades que han tenido que asumir o por sus circunstancias vitales. Dedicarse a esto ha sido la manera de mantener a ese niño con vida.

J: Nunca hemos dejado de ser unos niños.

S: Unos niños con canas. 

"El Poeta Halley es ese niño al que no quieres matar. Dedicarse a esto ha sido la manera de mantenerlo con vida"

Destacan en sus redes sociales una frase de su canción Marlene, la vecina del ártico...

S: "No estamos solos, nos tenemos a nosotros mismos".

Exacto. ¿Por qué la rescatan? ¿Esta reflexión surge por algo en concreto?

S: Esto fue un proceso un poco inconsciente. Esa frase era una broma. Cuando grabé la canción de Marlene, estaba tan animado que hice esa voz. Cada vez que nos veíamos en el estudio, la imitábamos. Era como un momento de delirio. Ese disco fue una maravilla porque con él nos descubrimos a nosotros mismos, en realidad. Descubrimos todo el universo que no sabíamos que teníamos y que estaba ahí. También es una implicación a la gente, porque no estamos solos. Love of Lesbian me recuerda a un eslogan: la inmensa minoría.

J: Es cierto que, en su momento, la frase de la canción tenía una connotación que ahora mismo no se le puede dar. Ha envejecido muy bien: ahora mismo es un acto de reivindicación.

S: Y porque dentro de ti hay varias personas. A veces hablas con unos cuantos 'yos' que tienen opiniones diferentes sobre uno mismo. Y eso es divertido.

¿Como en el libro El hambre invisible?

S: Correcto. Aquel libro fue una indagación en la creación de múltiples personajes. Y cada año se añade uno con su experiencia, su ingenuidad… Siempre permanece algo de tu 'yo' de la veintena o de la treintena: vive ese equilibrista que siempre intenta medrar entre opiniones muy dispares.

Reutilizan el concepto de 'nación' en este álbum. ¿Cuál es la de Love of Lesbian?

S: Aquí me voy a remitir a Rilke [el poeta Rainer Maria Rikle]: 'La infancia es tu verdadera patria'.

[Oriol Bonet se cuela en la conversación].

O: ¡Somos del país de Iván Ferreiro, Lori Meyers, Vetusta Morla y Manel! 

Cada disco es una etapa vital. ¿En cuál vive Love of Lesbian?

S: Estamos en un momento dorado, la verdad. Un momento ideal en el que hemos adquirido la metaconciencia de quiénes somos sin perder la cabeza. Estamos engrasadísimos, superimplicados. No recuerdo un momento tan dulce.

J: Sí, hay que hacer una reflexión. Los últimos diez años han ido tan rápido y hemos conseguido tantas cosas que anhelábamos, tanto internas como externas, que es para tener conciencia. Tenemos que saborear cada momento de lo que nos está pasando. Ojalá dentro de cinco años tengamos la sensación de que no hemos desperdiciado ni un segundo. 

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