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Esta fue la 'única' queja del duque de Edimburgo en 73 años de matrimonio con la reina Isabel II

Isabel II junto a su marido, Felipe de Edimburgo.
GTRES

En 73 años de matrimonio, siendo ambos las cabezas visibles de una de las monarquías más grandes del mundo, y con cuatro hijos, es lógico pensar que hubo más de una discusión, pero pocos esperarían cuál fue la única queja grande que tenía el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, a su esposa, la reina Isabel II.

Lo ha revelado uno de los biógrafos reales, Gyles Brandreth, quien fue invitado por el programa de televisión Lorraine con motivo del 95º cumpleaños de la soberana. Este escritor ha desvelado que el consorte se lamentaba continuamente de que su Lilibeth estaba continuamente al teléfono, con quien parecía tener más relación que con él (y eso que eran primos terceros).

"[El duque de Edimburgo] me llegó a decir: 'Madre mías, es que nunca cuelga el teléfono. Jamás termina de hablar por teléfono. ¿Con quién hablaba tanto?'. Es la única vez que se quejó de la reina", ha comentado sobre el tiempo que dedicaba la matriarca de los Windsor a atender sus asuntos con el aparato al oído.

Asimismo, Gyles ha comentado que la reina a menudo llama por las noches a su entrenador de caballos y al gerente del hipódromo para hablar sobre sus equinos, debido a la enorme debilidad que siente Isabel II por estos animales desde que era muy joven.

El experto en la familia real británica ha añadido que el príncipe Felipe sabía "que toda su vida sería apoyar a la reina" y por ello "nunca cometió un error", apareciendo "siempre el día correcto, con el uniforme correcto a tiempo, un paso por detrás de ella".

Brandreth, que conoció al recientemente fallecido duque debido a su común y compartido interés por la beneficencia, le ha definido como alguien "bastante imponente", a su vez "divertido y serio" cuando tocaba, por ello no ha dudado en recordar otras anécdotas que vivió con él.

"Cuando, durante la década de 1990, le comenté que quería llegar a convertirme en diputado, me miró horrorizado como si fuera incapaz de 'imaginarse algo tan estúpido'", ha recordado, así como unas palabras que se le quedaron grabadas en la memoria.

"Me dijo: 'Bueno, ¿tú has estado en Westminster?', y yo le respondí dije que no. '¿No has estado en las Cámaras del Parlamento [la Cámara delos Lores y la Cámara de los Comunes]? No me lo puedo creer'. Sea como fuere, al día siguiente me citó como invitado a la Apertura Estatal del Parlamento, como invitado de él y la reina... Fue increíble", ha rememorado.

La historia acaba años más tarde. "Cuando perdí mi sillón, ni se sorprendió. Pero me llamó y dijo: 'Mala suerte. ¿Puedo hacer algo por ti?'. Y ya le aseguré: 'Bueno señor, voy a volver al periodismo'", ha terminado diciendo, como finalmente sucedió.

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