Salud

Piloerección o piel de gallina. ¿Qué es exactamente y por qué se nos ponen los pelos de punta?

Piloerección en un brazo humano.
WIKIPEDIA

Hay dos situaciones por las que se nos pone la piel de gallina: cuando tenemos frío y cuando sentimos alguna emoción intensa. Todos lo asumimos de una manera natural porque nos pasa desde siempre, de hecho, no somos los únicos mamíferos a los que les ocurre. Sin embargo, aunque lo asociamos a estas situaciones, pocas veces nos paramos a pensar por qué ocurre y qué utilidad tiene que se nos pongan ‘los pelos de punta’. Y es que, esta ancestral respuesta biológica, como todas ellas, tiene, no solo una explicación, sino también una razón de ser. Veamos cuál es.

¿Qué nos pone ‘los pelos de punta’?

La piloerección -también conocida científicamente como horripilación cutánea- es una reacción corporal involuntaria por la cual el vello se eriza y la que rodea al vello se dilata, de ahí que sean tan visibles y se compare con la piel de las aves cuando no tiene plumas. Esto ocurre en gran parte del cuerpo, especialmente en brazos, piernas, cuello, cabeza, la nuca y el rostro. Sin embargo, no se da en las manos, los pies y los genitales.

Este fenómeno se produce cuando se activa del sistema nervioso simpático, el mismo sistema que se activa, de manera involuntaria, como respuesta a un estímulo externo y que, por ejemplo, nos hace correr ante una amenaza. Gracias a la adrenalina que se segrega, los músculos erectores del pelo se contraen y se hacen visibles y esto provoca que el pelo se separe de la piel y se erice, que se nos pongan ‘los pelos de punta’. Aunque esta reacción es la más visible, la piloerección se acompaña también de una aceleración del ritmo cardiaco, un aumento de la presión sanguínea y sudoración. Es, básicamente, un mecanismo de defensa.

Los estímulos externos que nos hacen reaccionar de esta forma son el frío y determinadas emociones intensas, como el miedo, los nervios, un sobresalto, el estremecimiento y la excitación sexual.

Hay veces en las que parece que tenemos la piel de gallina de manera constante porque la piel de alrededor del vello es muy visible, pero en realidad no es así. Esto se conoce con el nombre de queratosis pilaris, una afección benigna exclusivamente cutánea, que se debe a una acumulación de queratina y no tiene nada que ver con el mecanismo de defensa del que hablamos, pues el pelo no se eriza.

¿Para qué sirve que se nos erice el pelo?

Como comentábamos es un mecanismo de defensa más, un vestigio evolutivo heredado de nuestros ancestros que también está presente en los mamíferos que tienen pelo. Por un lado, tiene la función de protegernos del frío, pues al contraerse los músculos erectores del pelo, se crea una capa de aire alrededor del cuerpo que ayuda a mantener la temperatura corporal.

Este mecanismo tiene todo el sentido del mundo, porque todos sentimos frío alguna vez, pero, ¿por qué se nos pone la piel de gallina cuando nos emocionamos viendo una película de miedo o escuchando nuestra balada favorita? Es la respuesta de nuestro cuerpo a las emociones intensas. El cuerpo se pone ‘alerta’ como un mecanismo de defensa más. Esto podemos observarlo en todos los mamíferos, y muy claramente en los gatos. Cuando se sienten amenazados, se le eriza el pelo, se incrementa -al menos en apariencia- su tamaño corporal, y esto les da un aspecto más fiero y agresivo. En nuestro caso, al haber perdido la mayoría del vello corporal, este efecto se ha perdido.

La piel de gallina también puede producirse a causa de la excitación sexual, algo que puede estar asociado a la necesidad de comunicar interés y que en los mamíferos está ligado a la reproducción.

¿Qué sentido tiene hoy en día?

Más allá de protegernos del frío, lo cierto es que en los humanos de hoy en día la piloerección tiene poco sentido, así que podríamos decir que es un ‘recordatorio’ de nuestro pasado como unos mamíferos que habitaban en un mundo lleno de peligros de los que había que protegerse.

Se trata, además, de un mecanismo que ha evolucionado debido a una mente compleja capaz de experimentar un abanico muy amplio de emociones, unas emociones que somos capaces de sentir más allá de en un contexto determinado. Por este motivo, la piel de gallina puede aparecer en muchas situaciones en las que las emociones están presentes, ya sea por una amenaza real o por escuchar una canción, ver una película, leer un libro o simplemente con pensar. 

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