"Nadie hace nada pensando que es cosa de críos": el 70% de alumnos acosados dice que no ha recibido ayuda del colegio

La percepción del acoso escolar, en cifras.
La percepción del acoso escolar, en cifras.
Carlos Gámez
La percepción del acoso escolar, en cifras.

Maltrato físico, psicológico, verbal… hay muchas formas de sufrir acoso escolar y uno de cada cinco niños españoles afirma haber sido víctima de ello. Pero el principal problema es que todavía a día de hoy sigue siendo una lacra que no se visibiliza y, según coinciden padres y docentes, existe una carencia de información y preparación para hacerle frente.

"Aquellos que hemos sufrido acoso escolar conocemos bien que la infancia es diferente", ha aseverado Leo Farache, director de la plataforma 'Educar es todo', durante la presentación del estudio que, junto a la empresa 'Totto', han llevado a cabo. Precisamente con el fin de visibilizar el bullying y para conocer la percepción de la sociedad frente a esta problemática, han publicado este jueves un informe en el que reflejan la opinión de los padres, docentes y niños al respecto.

Se trata, además, del primer estudio en el que incluyen también a estudiantes de entre 5 y 19 años. De los casi 2.000 niños y jóvenes encuestados, la mitad (46%) asegura conocer casos de bullying en su propio centro escolar. Por su parte, tres de cada diez padres y madres han reconocido haber tenido constancia durante este último año de alguna situación de maltrato en el colegio de sus hijos. La cifra más devastadora y uno de los problemas en los que hay que poner el foco, según han coincidido todos los ponentes durante la presentación, es que solo tres de cada diez víctimas afirman haber recibido apoyo del centro.

La percepción del acoso escolar, en cifras.
La percepción del acoso escolar, en cifras.
Carlos Gámez

"Es algo que toda la sociedad no desea que suceda, pero que muchas veces no le damos luz, cuando es la manera de erradicar el acoso escolar", ha destacado Farache. Lo que sucede al pasar por alto este tipo de situaciones -ya sea por parte del centro como por parte del núcleo familiar-, es que el efecto en la víctima, en el niño acosado, es de una gran magnitud. Ya no solo por las propias agresiones que sufre, sino por la impotencia y el desasosiego que crea ver que nadie interviene ante una injusticia. Invisible, al fin y al cabo, es como se acaba sintiendo ese niño o joven.

"No se necesita tener rayos X en los ojos para ver que algo no está bien", ha pronunciado Farache durante la ponencia, citando un párrafo de 'Invisible', el libro de Eloy Moreno. El autor del libro, que también ha participado en la presentación, ha señalado que "el problema no está solamente en el agredido y en el agresor, el problema está en todo lo de alrededor. El problema es cuando nadie hace nada pensando que es una cosa de críos".

Falta acción, coordinación  y denuncia

Según han reflejado los datos del estudio, este asunto es algo en lo que coinciden la mayoría de españoles. Nueve de cada diez (88,7%) asume que a veces se conocen casos de acoso escolar, pero que no se les da la suficiente importancia para evitar problemas. Además, el 70% opina que los centros educativos suelen tratar de ocultarlos con el fin de evitar que se tenga una imagen negativa (el 53% de los profesores y profesoras encuestados tiene la misma percepción).

Y es que tanto docentes como padres reconocen que los centros y los profesores no están preparados para temas de acoso escolar; ya sea porque no reciben suficiente formación, o porque tampoco tienen información o experiencia en el bullying. De hecho, el 89% cree que la lucha contra el acoso debería ser objetivo prioritario de todas las escuelas, e incluso que debería haber una figura específica en los colegios para combatirlo.

No obstante, y como han señalado durante la presentación, el trabajo tiene que ser conjunto y coordinado. Tanto padres, como docentes, como las propias instituciones deben responsabilizarse y tratar de prevenir y detectar cualquier tipo de conducta violenta que pueda estar denotando un acoso hacia un niño o adolescente. "No hay una solución unívoca y unilateral; la solución pasa por encajar  todas las piezas del rompecabezas", ha aseverado Carmen Cabestany, presidenta de la asociación 'No al acoso escolar' (NACE). "Las soluciones pasan porque cada uno de nosotros sepamos que tenemos algo que hacer, queramos hacerlo y demos un paso adelante", ha añadido.

Asimismo, Cabestany ha querido destacar que en muchas ocasiones "detrás de quien acosa puede haber una víctima", por lo que también es importante llegar al núcleo del problema y saber por qué está ejerciendo la violencia, pues "a veces hay que ayudar también al acosador".

Pandemia y acoso: el bullying se infiltra en las redes

Debido a la excepcionalidad del último año por la pandemia de coronavirus, el estudio ha arrojado luz sobre nuevas dinámicas o factores que en el anterior no se habían detectado. 

Para muchas víctimas, el confinamiento supuso -o así debería haber sido- un respiro de las agresiones que sufrían en los centros educativos. La mayoría (70%) de los padres y madres encuestados considera que a los niños acosados les ha ido bien el confinamiento, aunque un 68,7% reconoce que la situación también ha favorecido nuevas formas de acoso. 

Según los datos, los padres aseguran que el acoso se trasladó entonces a Internet, redes sociales o al móvil y que, además, la vuelta al 'cole' fue mucho más dura al hacerles más vulnerables. 

En definitiva, el confinamiento solo fomentó una vía de acoso que ya estaba cogiendo fuerza en los años anteriores: el móvil y, por lo tanto, las redes sociales. Son, de hecho, el segundo lugar (después de los centros educativos) en los que se producen estas agresiones. Los padres y madres son conscientes de ello, y 9 de cada 10 padres con hijos víctimas de bullying aseveran que desde que tienen teléfono móvil el problema es mayor o se ha incrementado. 

"Esta lacra va encontrando recovecos a través de las redes sociales", ha señalado el director de la plataforma 'Educar es todo'. Y los padres opinan lo mismo. El 95% considera que las redes e Internet se han convertido en nuevos medios para acosar y que, además, han agravado el problema; pues la víctima continúa siendo acosada fuera del entorno escolar. 

Educar en empatía: el antídoto frente al bullying

"Si todos fuéramos empáticos, si todos pensáramos lo que sufre otra persona -salvo que fuéramos unos psicópatas- no querríamos el mal ajeno", ha asegurado Leo Farache. Precisamente una de las claves fundamentales, uno de los antídotos para prevenir este tipo de situaciones, es la empatía. Así lo ha destacado también el catedrático de Psicobiología Luis Moya Albiol. 

"Empezamos a estudiar el cerebro, y nos dimos cuenta de que realmente empatía y violencia tienen confluencias neuroquímicas y biológicas que hacen que los cerebros empáticos sean menos violentos. Con lo cual, hacer prevención sería aplicar programas de educación y empatía desde el primer momento. Si trabajamos empatía en la escuela, desde los tres años o antes, se va creciendo con ello", ha explicado Moya.

Por lo tanto, una gran forma de erradicar ciertas conductas sería llevando a cabo "un gran trabajo" de educación desde los primeros años de vida, "para conseguir que esos cerebros adultos no se vuelvan violentos o vayan hacia la violencia". Porque, señala el catedrático, "el bullying realmente es uno de los primeros indicadores de conducta violenta".

La empatía o la inteligencia emocional son, por tanto,  habilidades "fundamentales" a la hora de convivir y relacionarse con otras personas, pero que sin embargo demasiadas ocasiones no se le da la importancia que debería. "Nos sigue interesando más lo que son los conocimientos”, ha señalado el experto, que admite que "hemos avanzado mucho como sociedad", pero asegura que todavía "faltan cosas por hacer".

Elena Omedes
Redactora '20minutos'

Como redactora de Sociedad, sigo de cerca las informaciones de Igualdad, Educación, Sanidad y Derechos Sociales en la sección de Nacional de 20minutos desde 2021. Antes, me curtí durante dos años en la sección de Última Hora y Cierre. Me crié en Barcelona, pasé por Teruel, aunque Madrid es mi casa desde 2013, donde me gradué en Periodismo en la Complutense. Algo melómana y muy feminista, también cuento las historias de quienes tienen menos voz.

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