Casado se apoya en el triunfo de Ayuso para su asalto a La Moncloa mientras Sánchez descarta el adelanto electoral

  • El PP eleva el tono contra Sánchez, le reta a convocar un debate sobre el estado de la nación y vaticina su ocaso
  • Voces en el PSOE piden recuperar la iniciativa política y cargan contra algunos ministros independientes de perfil técnico
  • La Moncloa aleja el adelanto electoral y fía a la recuperación económica y sanitaria la mejora de sus perspectivas
Pablo Casado, presidente del PP, este miércoles.
Pablo Casado, presidente del PP, este miércoles.
EFE
Pablo Casado, presidente del PP, este miércoles.

El apabullante triunfo de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas ha insuflado ánimos a la dirección nacional del PP, que este miércoles recrudeció su ofensiva contra el Gobierno central y retó al presidente Pedro Sánchez a convocar un debate sobre el estado de la nación, que no se celebra desde 2015. Menos de 24 horas después de que Ayuso otorgara a los populares un triunfo rotundo en la Comunidad, dejando fuera de juego a un PSOE sorpassado por Más Madrid y provocando el abandono de la política de Pablo Iglesias, Pablo Casado celebró la reunificación del "centro y la derecha" y anticipó que la "ola" madrileña se convertirá en una "marea" estatal. Sánchez, por su parte, aleja la idea de un adelanto electoral y se fija la meta de recuperar el pulso político, mientras voces socialistas reclaman cambios en el Gobierno.

En su intervención ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, Casado celebró los resultados de Ayuso y cargó duramente contra el presidente del Gobierno. El líder de la oposición le acusó de "inacción" ante la crisis sanitaria y económica, de hacer un uso "inmoral" de las instituciones, de ocuparse sólo de "media España", y de no plantear soluciones efectivas a problemas urgentes como la desigualdad, el empobrecimiento de la clase media, un paro juvenil "inaceptable". "Hay que iniciar ya un reformismo de alta intensidad. España debe recuperar su rumbo con el PP al timón", subrayó Casado, para quien el 4-M ha supuesto una "moción de censura en toda regla" a las "mentiras, la incompetencia y la arrogancia de Sánchez", a su "personalismo" y a sus socios de Gobierno.

Frente a ese modelo, el presidente del PP prometió un plan de choque económico "con bajadas de impuestos y de la burocracia", la creación de una "autoridad independiente" para gestionar los fondos europeos de recuperación, activar un "plan B al Estado de alarma" para dar cobertura jurídica a las medidas que sean necesarias para controlar esta fase de la pandemia, y fortalecer las instituciones, la separación de poderes y la independencia judicial. "El cambio es posible y también es urgente", insistió Casado aprovechando el tirón que otorga al PP el gran resultado de Isabel Díaz Ayuso.

No adelantar elecciones y recuperar el pulso

Ese cambio, sin embargo, no se vislumbra a corto plazo, porque La Moncloa ha alejado la posibilidad de un adelanto electoral, de acuerdo con las fuentes consultadas por 20minutos. El triunfo de la derecha en la Comunidad de Madrid y la debacle de la candidatura socialista de Gabilondo aconsejan, a juicio del equipo del presidente, no adelantar una convocatoria electoral que, más allá de posibles cálculos estratégicos, tampoco es necesaria para Sánchez: sus apoyos en el Congreso permanecen intactos, tiene unos presupuestos aprobados hace pocos meses, y España está a la espera de la llegada de los fondos europeos.

En lo que sí coinciden fuentes socialistas es en la necesidad de que el Ejecutivo recupere la iniciativa y adopte un perfil más político para hacer frente al previsible ascenso de la derecha. Algunos ministros, que tienen un marcado perfil técnico y no tienen carné del partido, son objeto de críticas por parte de sectores del PSOE. Consideran, en primer lugar, que van a enfrentarse a una auténtica ofensiva del PP en los próximos meses y que hacen falta figuras capaces de entrar en el cuerpo a cuerpo para defender su gestión y combatir el discurso de Casado y Vox. Y, en segundo término, critican patinazos como reabrir el debate sobre los impuestos –en este caso, a cuenta de la posible eliminación de la bonificación por tributación conjunta en el IRPF– el sábado previo a las elecciones madrileñas.

Por eso, la opción de celebrar elecciones a corto plazo es vista como el escenario menos recomendable para los intereses de Sánchez. El Gobierno tiene muchas de sus esperanzas depositadas en la aceleración del proceso de vacunación para dejar atrás la crisis sanitaria y la llegada de los fondos europeos de recuperación para impulsar la recuperación económica y el empleo. Este mismo miércoles, el Ejecutivo dio a conocer el detalle de las inversiones y las reformas pactadas con Bruselas, y la vicepresidenta Calviño se mostró confiada en que los recursos comenzarán a llegar antes del fin de año.

Descartada la opción de una convocatoria inminente, son varios los elementos que influirán en la ecuación de la fecha de las próximas generales. En primer lugar, la marcha de la recuperación sanitaria y económica. Si el Gobierno es capaz de cumplir sus buenos pronósticos, es probable que se incline por estirar la legislatura para dar tiempo a que la mejora sea percibida por la ciudadanía, pero si aparecen nubarrones en el horizonte podría preferir adelantar la convocatoria. Lo mismo sucede con los recortes que Bruselas podría reclamar a medio plazo, que podrían llevar a Sánchez a intentar revalidar su mandar en las urnas antes de adoptar medidas impopulares.

Además, La Moncloa y el PSOE también vigilan de cerca dos fechas: la primera, un posible adelanto electoral en Andalucía, donde el PP lidera todos los sondeos y que forzaría a los socialistas a resolver a contra reloj el debate sobre la continuidad de Susana Díaz como candidata. Y la segunda, la presidencia española del Consejo Europeo (julio-diciembre 2023), ya que la norma no escrita en este caso es que no se convocan comicios estatales durante ese turno. Con el calendario en la mano, Sánchez podría optar por convocar antes o estirar los tiempos al máximo, lo que le permitiría aprovechar la proyección internacional del cargo para pasar por las urnas inmediatamente después.

Casado presume de la primacía del PP en la derecha

Sea como sea, lo que parece improbable es que el enfrentamiento entre Gobierno y oposición se modere. Casado aseguró este miércoles que el 4-M demuestra que el PP es "la única opción para poder ser alternativa" y presumió del ascenso que, a su juicio, ha experimentado su partido: "Hace dos años y medio celebramos nuestro Congreso siendo tercera fuerza en todas las encuestas, hoy ya somos la primera fuerza", sostuvo el líder de la oposición, que presumió de hacer recuperado "todo el voto de Ciudadanos" y de haber abierto "una vía de agua en el PSOE".

Casado insistió en que el PP ha logrado "ensanchar" su espacio electoral hacia el centro y "cohesionar" al centro y la derecha, frente a una izquierda "fragmentada en tres partes" y un PSOE sorpassado por Más Madrid en la Comunidad, por el BNG en Galicia y por Bildu en el País Vasco, algo "doloroso" para los socialistas que "quizá sea fruto de sus alianzas inconfesables", opinó el líder popular.

A partir de ahora, vaticinó, pasará "algo parecido a lo que pasó en 1995 con la victoria de Alberto Ruiz Gallardón o en 2011 con la victoria de Esperanza Aguirre", esto es, que el triunfo del PP de Madrid se traducirá en una victoria en las siguientes generales: "Sánchez disparó las mociones de Murcia y de Castilla y León, y se le han vuelto en contra como un bumerán. Forzó las elecciones, las presentó como plebiscitarias y se metió de hoz y coz. Igual que Iglesias, ha firmado su epitafio político (...). Hay una gran mayoría social que quiere cambiar de Gobierno. El presente de España pasa una vez más por el PP", concluyó.

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