El 'sofagate', el avión secuestrado por Bielorrusia y la crisis con Marruecos: ¿Tiene la UE una política exterior fallida?

El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, con mascarilla por el coronavirus, durante una sesión del Parlamento Europeo, en Bruselas.
El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, con mascarilla por el coronavirus, durante una sesión del Parlamento Europeo, en Bruselas.
YVES HERMAN / EFE
El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, con mascarilla por el coronavirus, durante una sesión del Parlamento Europeo, en Bruselas.

La Unión Europea sigue teniendo una laguna importante en lo que se refiere a su política exterior. Es una competencia de los Estados miembros y tener que poner de acuerdo a 27 países implica una dificultades como diferencias internas, lentitud en la toma de decisiones y la falta de rotundidad que puede provocar tener que conjugar posiciones distantes. En las últimas semanas, Rusia, Turquía, Bielorrusia, Israel o Marruecos han vuelto a tensar la cuerda con Bruselas y han despertado los problemas que la Unión todavía tiene que resolver.

Cuando la Comisión Europea liderada por Ursula von der Leyen tomó el mando lo hizo con un discurso claro: iba a ser un Ejecutivo comunitario "geopolítico", con la idea de situar a la UE como un actor relevante en el escenario internacional para competir de tú a tú con Rusia y Estados Unidos. Pero en este tiempo se han sucedido las polémicas.

Moscú y el viaje de Borrell

El punto inicial de los problemas quizás estuvo en el viaje del Alto Representante, Josep Borrell, a Moscú. Lo hizo en plena crisis por la detención y condena del opositor Alexei Navalny. Durante la rueda de prensa posterior a su reunión, Borrell y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, cruzaron acusaciones y Lavorv aseguró que en Cataluña hay "presos políticos", por lo que la UE no tiene, según Rusia, legitimidad para pedir responsabilidades por el caso Navalny.

La visita de Borrell a Moscú despertó críticas entre los eurodiputados, que lo calificaron de un error de cálculo que erosionó la imagen de la UE. El jefe de la diplomacia europea, en cambio, defendió en todo momento el movimiento y reconoció la encerrona. Días después, el Consejo aprobó sanciones contra Rusia por el arresto del opositor. La respuesta de Moscú no se hizo esperar: Putin dio luz verde a imponer sanciones, e incluyó en la lista incluso al presidente de la Eurocámara, David Sassoli.

El 'sofagate'... y las dudas sobre Michel

De todos modos, el incidente más grave fue el llamado 'sofagate'. En una visita a Ankara, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y su homólogo del Consejo Europeo, Charles Michel, mantuvieron una reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. En el encuentro, la sala estuvo dispuesta con dos sillones y Von der Leyen quedó excluida en uno de los lados, de la sala mientras Michel y Erdogan ocuparon los asientos principales.

Esto fue entendido por todos como una maniobra machista, y el desplazamiento de la presidenta despertó todo tipo de críticas, no solo hacia Turquía, sino también hacia Michel, quien aceptó sin réplica el 'reparto' de asientos. De hecho, tuvo que dar explicaciones en el Parlamento Europeo, donde asumió los reproches. Von der Leyen fue mucho más dura y aseguró que lo sucedido en Ankara no hubiera pasado si ella "no fuese una mujer". Al mismo tiempo, llamó a dar voz "a todas las mujeres" que pasan por situaciones como esa.

¿Qué posición tiene la UE sobre Israel y Palestina?

El conflicto palestino-israelí es uno de los que evidencia más claramente las 27 voces que hay en la UE en lo que se refiere a la política exterior. En términos generales, la Comisión apuesta por una solución "dialogada, pactada entre las partes, bajo el marco de las Naciones Unidas". Sobre el papel, tiene sentido, pero lo cierto es que Israel cuenta con apoyos importantes entre los Estados miembros. 

En el lado de Netanyahu, Alemania o Hungría son dos de las voces más relevantes. En el de Palestina, por ejemplo, se sitúa Irlanda. No hay unidad en torno a lo que ha sucedido en las últimas semanas en Gaza, y por supuesto no se ha valorado la posibilidad de imponer sanciones. De hecho, el Consejo no fue capaz de firmar una declaración conjunta porque es necesaria la unanimidad y el Gobierno húngaro se posicionó en contra.

Marruecos evidencia las lagunas de las fronteras exteriores

"La frontera de España es la frontera de la UE". Con esa frase las instituciones europeas se posicionaron al lado del Gobierno español en la reciente crisis diplomática con Marruecos. La llegada masiva de inmigrantes a Ceuta desató un choque sin precedentes entre Madrid y Rabat, que implicó directamente a Bruselas y evidenció los riesgos de "externalizar" la gestión de las fronteras exteriores. Esto es, la llegada o no de migrantes depende casi exclusivamente de lo que haga Marruecos.

"Lo sucedido evidencia la imperiosa necesidad de alcanzar una política migratoria común", explicaron a 20minutos fuentes de la Comisión Europea, siguiendo las peticiones de Von der Leyen, Sassoli, Michel o el comisario de Migraciones, Margaritis Schinas. De todos modos, ese acuerdo está lejos de lograrse. Ya en 2015, los Estados miembros se negaron a pactar la gestión migratoria porque muchos se posicionaron en contra de las llamadas "cuotas" para acoger a los refugiados. Aquella crisis desembocó en un acuerdo con Turquía que, de nuevo, se basó en que Ankara frene y regule la llegada de migrantes a las costas europeas.

Lukashenko, Ryanair y las sanciones

El último gran reto de la UE en política exterior. Bielorrusia volvió a estar en el foco de Bruselas después de que el Gobierno de Alexandr Lukashenko anunciara una amenaza de bomba para hacer aterrizar a un avión de Ryanair con un único objetivo: detener al periodista y activista Raman Protasevich, uno de los mayores opositores del régimen bielorruso, que está auspiciado además por Rusia. Esto implicó de lleno a la Unión porque el avión iba de Atenas a Vilnus, dos capitales de Estados miembros.

En este caso la reacción del Consejo Europeo fue bastante rápida, dentro de la enquistada lentitud de los 27. Los 27 acordaron ampliar las sanciones contra Bielorrusia, tanto económicas como de viaje, y además cerró el espacio aéreo a los vuelos de Belavia, la compañía estatal bielorrusa, y declaró que los vuelos comunitarios no entrasen en el espacio del país, que está considerado como "la última dictadura de Europa".

¿Y qué pasa con China?

Con Pekín también hay roces. La UE ha intentado mantener el equilibrio en la relación con China, pero la situación ha acabado por complicarse. A finales de 2020 se firmó un preacuerdo de inversiones que finalmente no ha sido ratificado por el Parlamento Europeo. ¿El motivo? Las sanciones del Gobierno de Xi Jinping contra funcionarios europeos, como respuesta a las medidas tomadas por el Consejo contra el gigante asiático. 

Bruselas censuró la persecución a la minoría musulmana uigur y aprobó las primeras sanciones contra China desde la masacre de Tiananmén en 1989. Desde entonces, la relación es simplemente tensa.

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