Barcelona

Prisión permanente revisable para el asesino de la niña Laia: el juez considera que actuó con alevosía y ensañamiento

El acusado de agredir sexualmente y asesinar a una niña de 13 años en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en junio de 2018.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a prisión permanente revisable a Juan Francisco López Ortiz por asesinar y violar a Laia, una niña de tan solo 13 años a la que introdujo contra su voluntad en su domicilio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) el 4 de junio de 2018, donde la agredió y la mató en un crimen que la Fiscalía tachó en el juicio de "absolutamente truculento".

El magistrado presidente ha impuesto al acusado, de 45 años, la mayor pena por asesinato, tal y como pedía la Fiscalía, y otros siete años por el delito de agresión sexual, además de una indemnización de 445.000 euros para la familia de la víctima y la prohibición de aproximarse a cualquiera de ellos.

La resolución recoge el veredicto del jurado popular, que declaró culpable a López Ortiz por unanimidad al considerar probado que cogió a la niña mientras ella bajaba por las escaleras del edificio en el que vivía el asesino tras salir de casa de sus abuelos, la introdujo en su domicilio a la fuerza y, allí, la agredió sexualmente, la apuñaló y la asfixió hasta la muerte.

El magistrado establece que López Ortiz asesinó a Laia con alevosía y ensañamiento, y recoge el veredicto del jurado popular, que el pasado abril también consideró que el asesino "incrementó de forma deliberada e innecesaria el dolor" de la niña con golpes y cortes. 

La Audiencia también remarca que la víctima "no tuvo ninguna posibilidad de defenderse" debido al ataque "súbito e inopinado" que recibió, además de por la "notable diferencia en la envergadura" entre la pequeña y el asesino.

La sentencia recoge, además, que Laia fue encontrada en el interior del domicilio del acusado -sin pantalones, con la camiseta levantada y en el interior de una maleta oculta bajo un colchón- y éste "admitió expresamente haberle causado la muerte". También señala que la menor nunca se habría introducido en el domicilio por su propia voluntad y, "mucho menos, lo habría hecho sin el permiso de su morador".

Los hechos

Los hechos sucedieron en la tarde del 4 de junio de 2018, cuando la niña bajaba por las escaleras del edificio en el que vivía el asesino confeso para encontrarse con su padre tras visitar a sus abuelos, vecinos del mismo bloque. En el camino, López Ortiz interceptó a la pequeña y la introdujo en su domicilio en contra de su voluntad. 

En el interior de la vivienda, se abalanzó sobre la menor "con la intención de atentar contra su libertad sexual" y la agredió sexualmente. Más adelante, y con "la intención de acabar con su vida", le colocó una correa de perro alrededor del cuello y, ayudándose también con sus propias manos, la asfixió y apuñaló por distintas partes del cuerpo.

Descarta estimar el atenuante de adicción a sustancias

En el fallo, el magistrado presidente ha descartado estimar el atenuante de grave adicción a sustancias, el principal argumento de la defensa del asesino, que señaló durante el juicio que López Ortiz asesinó a Laia tras confundirla con un ladrón que habría entrado a su casa y que se habría escondido en una habitación oscura mientras él estaba en el baño y la puerta de la vivienda, abierta.

Ante este argumento, la abogada señaló que "no estamos ante un asesinato, sino ante un homicidio" y que López Ortiz, en "su realidad" provocada por las drogas, se estaba defendiendo. El propio acusado dijo que la creencia de que se trataba de un ladrón y no de una niña fue causada por una "paranoia" provocada por el consumo crónico de cocaína y la angustia por la inminente muerte de su madre enferma.

Sin embargo, el tribunal popular no consideró probado que el día del crimen el acusado hubiera consumido altas dosis de cocaína y alcohol hasta el punto de que le provocaran una "alteración sustancial de su capacidad intelectual y volitiva".

En la última sesión del juicio, celebrada a finales de abril, la fiscal consideró que el asesino intentó adaptar su discurso partiendo de una intoxicación de drogas, alcohol y paranoia, pero que "los 42 testigos, a excepción de dos que son sus hermanas y que se contradijeron, dijeron que lo habían visto en perfectas condiciones" el día del crimen.

"Asesinato absolutamente truculento"

En esa misma sesión, la fiscal tachó de "asesinato absolutamente truculento" el crimen de Laia y señaló que "la maldad existe". También mantuvo que el acusado agredió sexualmente a la menor, la mató "e intentó esconder el cadáver, pero le faltó tiempo", y negó que la niña se perdiera, se desorientara o se escondiera en el piso del asesino, porque tenía miedos y rutinas muy marcadas.

Por otra parte, aseguró que la niña fue consciente de todo el ataque, que fue "una muerte lenta y agónica, sin ninguna finalidad aparente", y que el acusado, durante todo el juicio, lo asumió todo menos lo que le perjudicaba.

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