Almeida, en el ecuador de su mandato: el alcalde-capitán de todos los madrileños

Cuando Pablo Casado anunció sus elegidos para las candidaturas madrileñas del PP a las elecciones autonómicas y municipales de 2019, muchos calificaron aquella designación como un movimiento a la desesperada. Y le auguraron poco éxito. La candidata a presidir la Comunidad de Madrid era, por aquel entonces, una desconocida Isabel Díaz Ayuso. Dos años después, su trayectoria ascendente como presidenta madrileña y su proyección como baronesa popular son de sobra conocidas.

Para completar el ticket con Ayuso, Casado nombró como candidato a alcalde de la capital a José Luis Martínez-Almeida, En su caso, el hándicap que encontraban a su nominación no era la falta de conocimiento ciudadano. De hecho, tras sustituir a Esperanza Aguirre como portavoz del grupo municipal popular, Almeida se había convertido en la cara visible de la oposición y en el 'azote' de la entonces alcaldesa, Manuela Carmena. Más bien, quienes dudaban de que el portavoz fuera un buen candidato alegaban una supuesta "falta de carisma" y una "dificultad para conectar con el electorado". Desde que sustituyó a Aguirre le habían visto como una solución interina previa a la designación de un candidato (o candidata) de alcance nacional y renombre en el partido. Pero Casado se dejó guiar por su apuesta personal y decidió lanzar a Almeida a la batalla electoral. Y acertó.

Esta semana atraviesa el ecuador de su mandato -este martes se cumplen dos años de aquel 15 de junio de 2019 en que tomó el bastón de mando- y a la vista está que ha sabido dar la vuelta a gran parte de las dudas que surgieron tras su designación y durante sus primeros compases al frente del Ayuntamiento de Madrid. No solo ha ganado peso como dirigente popular en el ámbito nacional, sino que también se ha catapultado su valoración entre la ciudadanía y ha logrado incluso los elogios de la oposición y de sus rivales políticos.

Durante la campaña electoral y en sus inicios como alcalde se tuvo que enfrentar a algo que se puede convertir en la peor pesadilla de cualquier político: el ninguneo por parte de la ciudadanía y las burlas a costa de su imagen. De hecho, no es difícil recordar los chistes que se hacían con su estatura, los memes que le dedicaban en redes sociales e, incluso, las pintadas insultantes en muros de la ciudad. Sin embargo, todo aquello, más que perjudicarle parece haber contribuido a acercarle a los madrileños

Pero, ¿cómo pasó Almeida de ser visto como un político sin carisma a ser reconocido como el alcalde de todos los españoles? En su entorno no dudan en nombrar dos hitos de esa transformación: en primer lugar, su "liderazgo, sinceridad y presencia constante durante los peores momentos de la pandemia" (a partir de marzo de 2020); y, principalmente, "su capacidad para convencer a todos los grupos municipales de que era necesario unirse en la adversidad" y firmar un pacto para reactivar la ciudad tras la emergencia sanitaria, una iniciativa del alcalde de la que surgieron los Acuerdos de la Villa (en julio de 2020).

Durante las primeras semanas de la pandemia, con los madrileños confinados en sus casas, los hospitales desbordados y los cadáveres acumulándose en los tanatorios, Almeida se remangó y asumió el papel de líder, gestionando el día a día de una ciudad paralizada y hablando a los ciudadanos de frente, sin esconder la cruda realidad de la emergencia sanitaria. Resulta revelador que el mayor elogio que recibió en aquellos días procediera de su predecesora, Manuela Carmena. "Ha asumido esa función de buen director y capitán", llegó a decir la exalcaldesa del actual alcalde.

El siguiente paso en su escalada fue mandar un mensaje de unidad. Durante el mes de mayo de 2020, la emergencia por la pandemia ya empezaba a controlarse, pero entonces se atisbaba algo que costaría más de solucionar: la emergencia económica derivada de la parálisis de la ciudad. Su solución, junto con la vicealcaldesa Begoña Villacís (Cs), fue invitar a los grupos municipales a aportar medidas para reactivar Madrid social y económicamente. Y ocurrió algo inédito: los cinco grupos con representación en el pleno de Cibeles (Más Madrid, PP, Cs, PSOE y Vox) acabaron firmando en julio unos Acuerdos de la Villa que todavía hoy rigen gran parte de las políticas municipales. El valor de aquel pacto resaltó más todavía al compararse con el enfrentamiento que se vivía a escala nacional entre el Gobierno de Sánchez y los grupos de la oposición en el Congreso.

El carácter conciliador de Almeida también se deja traslucir en un aspecto clave para la estabilidad que ha marcado los dos años que lleva de mandato: la buena sintonía que mantiene con su socia de gobierno y vicealcaldesa, Begoña Villacís, no solo de cara al exterior sino también en su comunicación constante. Esta relación de trabajo en equipo contrasta, de hecho, con la desconfianza mutua entre Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, que acabó por romper el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

La buena imagen que proyecta ha sido aprovechada por Pablo Casado, quien en la última remodelación de su Ejecutiva decidió nombrar a Almeida portavoz nacional del Partido Popular. Este movimiento tenía un riesgo claro para el alcalde, ya que su exposición constante ante la opinión pública para dar cuenta de asuntos de partido podía haber ocultado su gestión como primer edil y, lo que habría sido aún peor para sus intereses, podía haber envenenado la visión moderada y unificadora que los ciudadanos tienen de él. Pero también en este punto el alcalde ha sabido salir indemne.

Porque, de hecho, otra de las constantes que se han repetido a lo largo de su primera mitad de mandato ha sido la de sobreponerse a las adversidades. Ahí está el ejemplo de la borrasca Filomena, la gran nevada que colapsó la ciudad durante días y que amenazó la prestación de servicios esenciales municipales. De nuevo, como ya hizo con la pandemia, se puso manos a la obra para que la ciudad recuperara de forma progresiva la normalidad. Y supo sacarle partido a un contratiempo sobrevenido que podía haberse vuelto en su contra.

Ahora Almeida encara su segunda mitad de mandato, con el propósito de aplicar esos Acuerdos de la Villa que marcan la guía para reactivar Madrid tras la pesadilla de la pandemia. En su horizonte próximo ha situado la reivindicación de la parte del pastel de los fondos europeos que le corresponde al Ayuntamiento para poder sacar a los madrileños de la emergencia económica y dedicarse, ahora sí, a acometer la transformación de la ciudad. 

Mario Toledo
Jefe de Actualidad '20minutos'

Licenciado en Periodismo en la UCH-CEU de Elche y Máster en Desarrollo de Páginas Web. Di mis primeros pasos como periodista en el diario regional 'Las Provincias' y en 2007 di el salto a Madrid para formar parte del equipo de '20minutos'. Aquí he crecido primero como reportero de información local, luego como jefe de Actualidad y actualmente sigo aportando mi día a día como jefe de la sección de Madrid. Disfruto en todo momento de mi profesión y de la información local, la más completa y más cercana a las vidas cotidianas de los ciudadanos.

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