Sesiones de estudio de más de tres horas seguidas son ineficaces, según expertos

  • A partir de la tercera hora de estudio, la concentración decae y el rendimiento es nulo.
  • Los estudiantes españoles no saben estudiar, y tienden a memorizar sin comprender.
  • El sistema educativo no inculca buenos hábitos de estudio, lo que es fundamental.
  • Ahora, los estudios compiten con una oferta de ocio mayor; los jóvenes emplean su tiempo en Internet, antes que estudiando.
Estudiantes durante un examen.
Estudiantes durante un examen.
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Estudiantes durante un examen.

Estudiar durante más de tres horas diarias, "no sirve absolutamente para nada". Francisco Arroyo, que además de psicólogo enseña técnicas de estudio en un centro especializado de Madrid, aconseja que las sesiones de estudio no superen ese número de horas.

"A partir de la tercera hora la concentración decae y el rendimiento es nulo. No se puede estar cuatro, cinco horas concentrado. De ahí que más de tres sea ineficaz y por tanto inútil. Lo recomendable es tres por la mañana y otras tres por la tarde", apunta el profesor Arroyo.

No se puede estar cuatro o cinco horas concentrado

El resto del año, en el día a día del curso, este profesor entiende razonable que un alumno de ESO dedique dos horas diarias al estudio, una más los de bachillerato y "un poquito más" los universitarios.

Además, aconseja, entre otras muchas cosas, cuidar "adecuadamente" el ambiente del lugar donde se va a estudiar, evitar las distracciones y preparar bien las sesiones, "porque se suelen dejar a la improvisación".

Pocas horas, mal y tarde

En líneas generales, salvo excepciones, los jóvenes españoles estudian poco, mal y tarde. Y no es algo nuevo, sino que así ha sido siempre. Por estas fechas, los estudiantes españoles están metidos de lleno en la preparación de los exámenes de fin de curso.

Una preparación que algunos califican, más bien, de "atracón" o "empacho final". Una técnica que, como argumenta el profesor Francisco Arroyo, "No funciona". Arroyo, que también es psicólogo, explica que ese método de estudio, "puede servir para aprobar un examen, pero lo normal es que lo estudiado se olvide a los pocos días".

Entre los jóvenes no 'abunda' el hábito diario de estudio
"No se estudia suficiente porque los chavales ni saben ni tienen la motivación para hacerlo. Se junta el hambre con las ganas de comer", continúa el profesor Arroyo. Diferentes informes ponen de manifiesto que, durante el curso, pocos se dejan los codos ante los libros.

Los datos recogidos por el Ministerio de Educación reflejan que el 17% de los escolares de primaria dedica al día una hora o menos a hacer los deberes, el 47% entre una y dos, el 21% de dos a tres horas y tan sólo el 9% más de tres. En su lugar, prefieren jugar en la calle o con el ordenador, y ver la televisión.

Ahora bien, son muchos los que piensan que los deberes de casa son excesivos. Así lo creía el 47% de los consultados para el estudio "Tendencias y hábitos de estudio y consumo de material escolar", encargado hace cuatro años por la empresa Office Depot.

No se estudia suficiente porque los chavales ni saben ni tienen la motivación para hacerlo

Pero estudiar es algo más que hacer los deberes, advierte Francisco Arroyo, quien tiene muy claro que entre los jóvenes no abunda el hábito "diario" de estudio.

En la universidad: los de la pública estudian más que los de la privada

La situación no parece ser diferente cuando llegan a la universidad. Un informe de la Fundación BBVA sobre los universitarios españoles, concluye que el tiempo medio que dedican al estudio apenas supera las trece horas semanales.

Otro dato importante del mismo estudio muestra que los alumnos de universidades públicas, estudian más (13,6 horas semanales) que los de universidades privadas (11,2 horas semanales); sin esclarecer cuál puede ser el motivo de ello.

La distribución de las horas de estudio es bastante irregular. Así, mientras que el 30% afirma que estudia diariamente "más o menos el mismo número de horas", el resto se divide entre quienes lo hacen unos días sí y otros no (41%), quienes lo posponen hasta las vísperas de los exámenes (20%) y aquellos que aseguran dejarlo para los fines de semana (7%).

Entre horas de clase, teóricas y prácticas, y estudio en casa, el informe de la Fundación BBVA destaca que, de media, no suman más de 33 horas semanales.

El mismo trabajo pone de manifiesto que los hábitos de estudio varían significativamente según la carrera elegida. Los alumnos de las técnicas y de ciencias de la salud, estudian una media semanal de 16 horas; los de ciencias experimentales, unas 13; y los de humanidades y ciencias sociales, no más de 12.

Memorizar antes que comprender

La profesora Estela D.Angelo, de la Facultad de Educación de la Complutense, da importancia a la memoria como herramienta, "es la esencia de nuestra vida, somos memoria", dice; pero, insiste también, no debe ser lo único. "Memorizar por memorizar no es útil, sólo en tanto en cuanto sirva para transformar esa memoria en conocimiento", señalaba la profesora.

Valentín Martínez-Otero, psicólogo, pedagogo y también profesor en la Complutense, considera importante la memoria en el estudio, "pero no lo más". "Hay que decir no a su uso abusivo o inadecuado, porque lleva a un aprendizaje mecánico. Son igual de importantes otros procesos intelectuales como la reflexión, la comprensión, la atención, la expresión o la creatividad".

"Si un estudiante carece de unas técnicas de trabajo intelectual suficientes, o de hábito de estudio, tarde o temprano va a encontrar significativos escollos en su proceso formativo", concluye el profesor Martínez-Otero.

A este respecto, Pedro Rascón, presidente de CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos), considera que "falla" el sistema educativo."Es urgente modernizarlo, pues está anclado en el siglo XIX. Se prima la memorización de contenidos, de conocimientos, antes que su comprensión".

El sistema educativo no enseña a estudiar

Carlos Javier Ruiz Yébenes, presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Estudiantes (CANAE), reconoce que "se estudia poco", y alude a la necesidad de inculcar el hábito diario ya desde la escuela, a muy temprana edad; proporcionando desde las aulas, técnicas que contribuyan a consolidar dicho hábito.

Rascón, presidente de CEAPA, coincide en que "nadie" enseña a estudiar a los chavales, "se da por supuesto que saben", dice, señalando la importancia de interiorizar unas pautas "que hagan provechoso" el aprendizaje.

El profesorado, en general, no está preparado para enseñar a estudiar

Para Rascón el profesorado no está preparado para enseñar a estudiar, "bien porque están cargados de tareas bien porque su discurso está más cercano a la decimonónica clase magistral", advierte.

En el caso concreto de la Universidad, y según ha declarado la profesora Estela D.Angelo, el "vuelco" en el modo de enseñar y aprender viene obligado por la convergencia europea de la educación superior, el llamado proceso de Bolonia.

"Estamos obligados a revisar la forma de estudio, uno de los aspectos de la enseñanza más importantes que hay que atacar. Hay resistencias, pero es inevitable el cambio", insiste D.Angelo. Revisión que tiene que afectar, obligatoriamente, al sistema para evaluar los conocimientos del alumno: los exámenes.

"Los chicos no saben estudiar porque no lo aprenden desde edades tempranas. Aprenden conocimientos de manera muy literal, descontextualizados, y ello contribuye al fracaso escolar. Se sienten desbordados, no saben cómo resolver los problemas que conlleva el estudio", recalca la profesora.

Charo Pérez Molina, profesora de educación infantil y secretaria de Comunicación del sindicato FETE-UGT, recalca la importancia de ese cambio; que vendría con la introducción de hábitos de estudio desde la escuela primaria. "Es necesario además, implicar a padres y profesores en el proceso", señalaba.

No es una tarea fácil, y una de las razones es la que apunta el psicólogo Francisco Arroyo, "Ahora, el problema es más grave, porque la oferta de ocio, de entretenimiento es mucho mayor que antes".

"El estudio -continúa- compite con el Messenger, con Tuenti, con la televisión y los videojuegos. Antes los padres tenían la autoridad suficiente para decirle a su hijo que se pusiera a hacer los deberes. Ahora, la mayor parte ni siquiera están en casa cuando sus hijos vuelven del colegio. Es un grave problema social".

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