Llega el verano, el sol aprieta y crecen las ganas de broncearse. En esta época nunca puede faltar el protector en el bolso y, sin embargo, solo un 18% de las personas se cuida adecuadamente de la exposición a los rayos UV, según advierte la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Exponer la piel al sol es un peligro que requiere de protección, y no solo en época estival, para prevenir cáncer, alergias y envejecimiento. Repasamos los errores más comunes para evitarlos y lucir una piel radiante y sana este verano:
Los primeros días de exposición solar se recomienda aplicar la protección más alta (SPF 50+) e ir bajándola a medida que nos bronceemos. Es falso que cuanto mayor sea el índice de protección, más tardaremos en coger color. En realidad, todo depende del tipo de piel y cómo reaccione a la exposición solar.
La crema será la mejor aliada, siempre y cuando recordemos volver a echarla cada 2 o 4 horas, incluso si en el envase promete ser resistente al agua, el sudor y la arena.
Por último, hay que mirar la fecha de caducidad de los envases que tengamos por casa y... ¡a lucir un moreno sano!
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