La polémica regulación de precios del alquiler de Cataluña, recurrida por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional aunque aún en vigor, empieza a arrojar resultados algo menos de un año después de su puesta en marcha. Y los datos oficiales de la Generalitat son claros: comparados con el primer trimestre de 2020 -cuando la pandemia aún no había hecho estragos-, los precios entre enero y marzo de este año bajaron una media del 4,8% en los municipios en los que se ha aplicado la regulación de precios, mientras en el resto aumentaron un promedio del 1,2%.
Así se desprende del análisis de los datos de la Generalitat después de que entrase en vigor la regulación de precios el pasado mes de septiembre en 61 municipios catalanes. De los 64 ayuntamientos de la comunidad en los que viven más de 20.000 habitantes, 58 fueron declarados como zonas de mercado tensionado, y tan solo en seis los propietarios mantuvieron la libertad de fijar los precios sin límites. Tomando en consideración los datos de estos grandes municipios, las conclusiones son que el precio bajó una media del 3,9% en las localidades con precios regulados en comparación con el primer trimestre de 2020, mientras que subió un 1% en el resto de las localidades.
De forma mayoritaria, estos grandes ayuntamientos que han establecido límites a los precios del alquiler han visto cómo las rentas se han reducido. Así ha ocurrido, por ejemplo, en los tres municipios más poblados de Cataluña. En la capital, Barcelona, la diferencia entre el precio medio que se pagaba en el primer trimestre de 2020 y en el mismo periodo de 2021 es de 75,1 euros: ha bajado de los 980,5 a los 905,4, una reducción de un 8,3%. Algo similar ha ocurrido en Terrassa (una bajada de 48,8 euros, un 8,5% que un año antes) y L'Hospitalet de Llobregat (donde se paga de media 41,7 euros al mes menos por el alquiler, lo que supone una bajada del 6,3%).
En tres de las cuatro capitales de provincia, los precios del alquiler se han reducido tras establecer topes. Además de Barcelona, en Tarragona se paga una media de 25 euros menos al mes por un alquiler que en el primer trimestre de 2020 (un 4,9% de bajada), mientras que en Girona la reducción es del 3,1% y se traduce en un coste medio de 19,1 euros al mes menos que hace un año. La excepción es Lleida, donde los precios prácticamente se han mantenido congelados: entre enero y marzo los alquileres subieron 2,7 euros al mes, lo que en términos porcentuales supone un 0,6%.
En 12 grandes municipios regulados los precios suben
De entre los municipios de más de 20.000 habitantes, las bajadas más pronunciadas entre los primeros trimestres de 2020 y 2021 en dinero contante y sonante han tenido lugar en Premià de Mar (donde se paga de media 84,3 euros menos por un alquiler al mes), Sant Joan Despí (82,4 euros mensuales de bajada) y la propia ciudad de Barcelona. En términos relativos, no obstante, el mayor ahorro para los inquilinos se ha producido en Manlleu y Olesa de Montserrat (un 13,6% y un 12,6%, respectivamente), seguidas por Premiá de Mar.
No obstante, y aunque son minoritarios, hay algunos de los grandes municipios de Cataluña -12, en concreto- en los que la regulación de precios no ha servido para atajar las subidas del alquiler. El caso más extremo es el de Santa Perpètua de la Mogoda, donde las rentas han crecido 62,3 euros de media entre el primer trimestre de 2020 y el mismo periodo de 2021, un 9,3%. Ningún otro municipio se acerca a esas cifras, aunque los inquilinos tampoco se han beneficiado de bajadas en Sant Vicenç dels Horts (donde los precios han crecido un 6%, 40,1 euros de media) o Calafell (con un incremento en las cuotas de 35,4 euros mensuales, en torno al 5,9%).
No obstante, la comparación con los grandes ayuntamientos catalanes que no tienen los precios del alquiler regulados es evidente. De las seis localidades de más de 20.000 habitantes con libertad de precios, en dos han crecido sensiblemente (Amposta y Vila-Seca, con un 5,3% y un 6,7% de crecimiento, respectivamente), en tres (Esparreguera, Lloret de Mar y Cambrils) se han mantenido prácticamente estables y tan solo en una han experimentado una fuerte bajada: Valls, en la provincia de Tarragona, donde alquilar fue entre enero y marzo un 6,7% más barato que a principios de 2020, lo que supone un ahorro medio de 28,2 euros al mes para los inquilinos.
El número de alquileres crece
Pero, ¿cómo ha afectado la regulación de precios al número de contratos firmados? Algunos expertos advierten de que la regulación de precios reduciría la oferta, pero los datos del caso catalán no reflejan una caída del número de contratos de alquiler, sino todo lo contrario: entre enero y marzo se firmaron en la comunidad 43.239 arrendamientos, por los 36.359 que se suscribieron en el mismo periodo de 2020.
Es más: aunque la diferencia es pequeña, interanualmente -comparando los primeros trimestres de este año y del año pasado-, los contratos en las zonas reguladas han aumentado más que en las que no tienen topes de precios: un 20,1% frente al 18,7% de los municipios con libertad para que los caseros fijen la cuota.
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