Sánchez aprieta el botón rojo. Tras semanas de rumores sobre una crisis del Gobierno que el presidente siempre intentó alejar –este mismo jueves aseguró que no era una "prioridad"–, el líder del Ejecutivo ha decidido acometer una amplia remodelación de su gabinete para intentar frenar el desgaste y retomar la iniciativa política de cara al nuevo curso político que arrancará en septiembre.

Los cambios afectarían a la hasta ahora vicepresidenta primera, Carmen Calvo, que saldría del Gobierno tras su rifirrafe por la ley trans con la titular de Igualdad, Irene Montero; mientras que la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, se convertiría en la número dos del Ejecutivo, y Félix Bolaños ocuparía el Ministerio de la Presidencia.

El gabinete pasaría así a tener tres vicepresidencias –Nadia Calviño, Yolanda Díaz y Teresa Ribera– en lugar de cuatro, y también sufriría la baja de Pedro Duque, hasta ahora ministro de Ciencia e Innovación. Se prevé una crisis amplia –a diferencia de los cambios que Sánchez efectuó forzado por las salidas de Salvador Illa y Pablo Iglesias–, por lo que no se descartan más cambios.

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Entre otros, se espera la salida del ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes –que ha tenido muy poca visibilidad durante su mandato–; el titular de Justicia, José Manuel Campo –afectado por la polémica de los indultos–; la de Exteriores, Arancha González Laya –implicada en la crisis con Marruecos– y del jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo.

Donde no habrá sorpresas por ahora es en el reparto de poder con Unidas Podemos. Sánchez y Díaz mantuvieron conversaciones en los últimos días y acordaron que se mantengan los cinco ministros morados: la propia Díaz (Trabajo), Ione Belarra (Derechos Sociales y Agenda 2030), Irene Montero (Igualdad), Manuel Castells (Universidades) y Alberto Garzón (Consumo).

El socio minoritario de la coalición mantendrá así su cuota de influencia, pese a que varios de sus representantes en el Consejo de Ministros están entre los más cuestionados. Es el caso de Garzón, que esta semana llegó a ser desautorizado en público por el presidente por su campaña en favor de la reducción del consumo de carne, que ha supuesto la última polémica del Ejecutivo.

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No ha sido el único asunto espinoso que ha afectado al Gobierno en las últimas semanas. Las luces rojas en la Moncloa ya se encendieron el pasado 4 de mayo, con las elecciones madrileñas en las que el PSOE sufrió un batacazo –siendo sorpassado por Más Madrid– frente a una amplísima mayoría de Isabel Díaz Ayuso, y en las que UP tampoco obtuvo los resultados deseados.

Después llegaron la crisis diplomática con Marruecos, que se desató tras la decisión del Gobierno de acoger al líder polisario, Brahim Ghali, y se tradujo en una crisis migratoria sin precedentes; las durísimas críticas de la oposición por los indultos de Sánchez a los independentistas condenados por el procés; y la polémica que suscitaron las declaraciones del ministro Escrivá sobre un posible recorte a las pensiones de la generación del 'baby boom'.

En este contexto, las encuestas han empezado a apuntar de forma reiterada a la posibilidad de una mayoría de Gobierno conformada por PP y Vox si hoy se abrieran las urnas, mientras que los socialistas y UP perderían terreno. El último sondeo publicado por 20minutos otorgaba 173-182 escaños a la suma de populares y Vox, frente a los 122-129 de los socios de la actual coalición.

Con los cambios que se están conociendo este sábado –y que obligaron al PSOE a cancelar un acto en el que iba a intervenir el ministro Ábalos–, el presidente Sánchez busca retomar la iniciativa política de cara al próximo curso político, que espera que esté marcado por la recuperación económica, el final del proceso de vacunación y la superación definitivo de la pandemia.