Internacional

El "hartazgo" con la dictadura de Cuba marca las protestas: "Podría ser el inicio de una instauración de las libertades"

Miles de personas tomaron las calles en diferentes localidades de Cuba este pasado domingo para protestar contra el régimen al grito de "¡libertad!". La  jornada se saldó con cientos de detenidos y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. El presidente del país, Miguel Díaz-Canel, realizó una comparecencia pública conminando a sus partidarios a salir y enfrentarse a los manifestantes opositores.

Las protestas, las más importantes que han ocurrido en Cuba desde el llamado 'maleconazo' de agosto de 1994, se producen con el país sumido en una grave crisis económica y sanitaria, con la pandemia fuera de control y una fuerte escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos, además de largos cortes de electricidad.

La mecha de las manifestaciones prendió en San Antonio de los Baños, una localidad al suroeste de la ciudad de La Habana, y su eco se extendió como la pólvora por las redes sociales. De repente, como si de una orquesta perfectamente afinada se tratase, brotaron protestas en otros muchos lugares, como La Habana, Camagüey, Matanzas, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba.

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Lo acontecido podría ser el germen de un cambio definitivo en Cuba, cuyo régimen dictatorial desde hace años cocina lentamente una hoja de ruta que permita la reconstrucción económica, social y política del país.

"Lo que ha pasado es un indicador del hartazgo que vive la población cubana, cansada de los cortes de luz, la falta de medicamentos, la escasez de alimentos... La pandemia del coronavirus ha agravado esta situación y las redes sociales han amplificado la acción colectiva de las protestas", asegura Pablo Biderbost, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, quien opina que este puede ser el punto inflexión para "acelerar el ritmo de la reconversión". 

Para José María Peredo, catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea y experto en Relaciones Internacionales, estas manifestaciones en diversas zonas del país suponen un "desafío al sistema de Cuba" en un contexto de "reducción de las comunicaciones y acceso a productos de primera necesidad". 

"Es muy complicado disociar el carácter social y económico de las protestas de lo político, algo que siempre ha hecho el régimen. Hay que ser prudentes al hablar de las consecuencias pero esto podría ser el inicio de una progresiva instauración de las libertades en Cuba", explica. 

En esta nueva situación de precariedad que vive Cuba, es clave el papel de otros dos actores: el expresidente de los Estados Unidos Donald Trump y el Gobierno de Venezuela. "La administración Trump cerró el grifo que abrió Obama con la recuperación de las relaciones diplomáticas con Cuba. Es de esperar que Biden retome la normalidad. Venezuela, por otro lado, está atravesando su propia crisis y ahora Cuba no puede contar con su colaboración como antes", opina Biderbost. 

Opositores financiados desde EE UU 

Alexis Berg-Rodríguez, profesor de Relaciones Internacionales de la UOC (Universitat Oberta de Catalunya), coincide en que la pandemia ha "duplicado" la precariedad y el desabastecimiento que ya vivía la isla fruto del bloqueo económico que mantiene Estados Unidos sobre el territorio caribeño desde 1962 y agrega otro elemento para entender el alzamiento de parte de la población cubana.

"No es un hecho aislado. Días antes, el presidente de Haití fue asesinado por un grupo armado financiado por entidades norteamericanas. Estos grupos opositores al régimen cubano y disidentes, que son reducidos y minoritarios, también están financiados desde los Estados Unidos", afirma. 

Según Berg, estos intentos de desestabilización por parte de los opositores al Gobierno no hacen que más retrasar el proceso aperturista en el que está inmerso Cuba. "Lejos de estimular el proceso de transformación, que es lento, estas protestas brindan al Gobierno un argumento más para enrocarse y frenar el proceso de apertura hacia un cambio más democrático", sostiene este experto, que destaca como uno de los avances recientes de Cuba la firma en 2016 de un acuerdo para la cooperación al desarollo con la Unión Europea.

En opinión de Biderbost, el proceso de apertura cubano pasa por la determinación que demuestre el actual presidente. "Díaz-Canel, pese a algunos desafortunados comentarios, ha reconocido los fallos del Gobierno con la población y que el sistema no da para más. Tiene una sensibilidad distinta y no tiene ataduras históricas. Creo que va a acelerar los cambios que la gente espera", señala. "Cuba se está mirando para reconvertirse en China y Vietnam. Uno de sus puntos fuertes es la investigación biosanitaria -es el país más avanzado de latinoamérica en este sentido- y la transición debería ir por allí", concluye. 

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