Sara Carbonero, Kiki Morente y la sorpresa familiar

Ríen nerviosos ante la presión de las cámaras y admiten a regañadientes que lo de Sara Carbonero y Kiki Morente es una relación en ciernes. Aunque tienen la consigna de acogerse al derecho a no declarar ante los reporteros asfálticos, la natural espontaneidad de la familia del cantante granadino combate cualquier imposición o cautela.

Sara calla al tiempo en que espolvorea con la purpurina de la intensidad cada una de sus publicaciones en esas redes sociales a las que acudimos por si decide proclamar que es una mujer enamorada. No queda otra, pues, siendo periodista, Carbonero boicotea con inquietante esmero el trabajo de sus compañeros subida a lomos de un silencio que molesta y nadie entiende.

En esta ocasión, tampoco hay llamadas. Ni siquiera las de su colega periodista Isabel Jiménez, que, en tiempos de angustia, hace las voces de portavoz cantando las cuarenta a quien decide excederse. Y no, no todos están tan convencidos de que lo de Kiki y Sara vaya a ser más que uno de esos amores de arena que se lleva la primera ola.