Arnau, ganador de 'MasterChef 9': "Mi madre dice que cuando nací me despedí del médico, de todo lo que hablaba"

Arnau, ganador de 'MasterChef 9'.
Arnau, ganador de 'MasterChef 9'.
RTVE
Arnau, ganador de 'MasterChef 9'.

Arnau, catalán de Barcelona, de 32 años, se ha convertido en el aspirante que ha ganado la novena edición de MasterChef 9, el programa de cocina de La 1 en colaboración con Shine Iberia. Lo ha hecho gracias a su cocina, empeñado en que esta esté pegada a la tierra y a los productos cercanos y no sin la ayuda de su labia y su forma de vender sus platos. Del concurso se lleva el premio, una pasión y algunos buenos amigos. 

Esta semana estará en la carta del Restaurante MasterChef el plato titulado 'Bosque', que Arnau hizo en la final y la semana que viene sale a la venta su libro de recetas.

¿Ya ha recibido muchas llamadas de felicitación? He recibido millones de mensajes, tanto Whatsap personales como en redes, dándome la enhorabuena, felicidades… lo normal, buen rollo.

¿En cuestión de cumplir profecías están Harry Potter y usted? Casi, lo mismo hay algún despistado más, pero de momento solo los dos (risas). La verdad es que nunca me lo imaginé, pero a medida que vas avanzando cada vez te vas con más posibilidades y piensas que lo puedes ganar.

¿En qué se parece cocinar a vender grifos? Pues que en cada cocina hay un grifo. Siempre bromeaba con que me apunté al concurso a ver si me tocaba una comisión (risa). El cambio de vida es muy salvaje en cuanto a todo, de un curro organizado y normalizado a uno totalmente más creativo, que es la cocina.

¿Qué fue lo más complicado de la prueba final? Realmente con tanto foso y tanta traba la prueba final la afronté con mucha calma y mucha seguridad. Lo complicado fueron los ingredientes, porque tenía como ochenta ingredientes que coger del súper.

¿Acongoja estar delante de David Muñoz? No es que acojone, pero es un plus añadido de tensión. El tío sabe tensionar y era un paladar más a convencer y no con labia, sino con cocina.

¿Con qué rival habría querido batirse en la final? Siempre había dicho que mi final la veía con María Tomelloso. Era una final Cataluña-Castilla La Mancha muy chula. Pero Meri fue una rival espectacular.

¿Tan distintas son las diferentes cocinas de España o tienen algo en común? Son muy diferentes, pero es que tu cocina con la de tu vecino, que vivís en el mismo barrio, son muy distintas, aunque hagáis el mismo plato. Hay cosas que parecen lo mismo, pero que tienen trasfondos distintos.

Cuéntenos la verdad sobre tu relación con Jiaping, que los jueces casi le buscan un lío… Yo entiendo que hay que buscar salseo y con Jiaping tengo la suerte de que a día de hoy somos grandes amigos y que tenemos proyectos de cocina en común. Jiaping es una tía muy profesional y a mi me gusta la gente profesional y tenemos muy buena sintonía, así que seguro que salen cosas.

Es usted de los que más paciencia ha tenido con Ofelia, ¿realmente es tan complicada para convivir? Ofelia es una persona intensa, ya lo habéis visto, y es así delante de cámara y detrás. Pero hay que saber llevar a la gente y a todos nos tienen que saber llevar. Había momentos en que decías 'Ofelia, no puedo más de ti, vete para allá y yo para acá y en media hora nos volvemos a juntar y somos amigos de nuevo'. Tienes que saber buscar tus espacios y frenar a la gente.

En una cocina, llena de estrés, eso es importante… Bueno, en una cocina hay mucha caña y mucho frenesí y el tema de saber decir 'no' o 'basta' a la gente es muy importante.

¿Ya tiene un proyecto gastronómico? Nosotros somos productores de vino y aceite en Lérida, Molí de la Vansa se llama la marca, y estamos haciendo cenas muchos sábados junto a otro chef, Sergi, y hacemos un menú degustación con maridaje de vinos y lo guay es que lo hacemos en el propio molino. ¿Qué hay más de ruraleo, de kilómetro cero, de proximidad, que comer en el mismo sitio donde se hacen las cosas? Es magia.

Hay chefs que cocinan con cosas exóticas, ¿qué le aporta a la cocina la proximidad? La proximidad no está reñida con algo que venga de la otra punta del mundo, porque vivimos en un mundo globalizado y hay que aprovecharse de eso. Lo importante es ser respetuoso con el entorno, descubrir que cerca de ti hay productores que se dejan los cuernos para tener un producto de la leche y eso hay que ponerlo en valor, no todo puede ser barato, hay cosas que tienen un precio y que hay que pagarlo porque la calidad es buena. Yo siempre que puedo voy a ese tipo de producciones, de cosas artesanas.

¿De dónde le viene su labia? Es algo innato. Mi madre siempre dice que cuando nací me despedí del médico de la clínica, de todo lo que hablaba. Hay que ser consciente de cuáles son tus habilidades y aprovecharlas.

¿La cocina tiene mucho que ver con el marketing? En esta vida todo es venta. Todos vendemos a todas horas, aunque no seamos conscientes de ello. Y el marketing es parte de la cocina también.

¿Invitará a los comensales media hora antes para contarles los platos, como le dijeron los jueces? Esto lo voy a pulir, tengo que pulirlo y no ser tan brasas en ese aspecto… pero es que un buen plato y una buena cocina tiene que ir acompañada de una buena explicación. Breve, pero buena.

¿Es de los que se enfadan si le dicen ‘pues no me gusta’? Si es con sentido no me enfado. A nadie le gusta que le digan lo malo, pero cuando lo haces mal, lo haces mal y está bien que te lo digan, porque si no no lo sabrás nunca. No es orgullo, si tienen razón te da rabia el no haberlo hecho bien de entrada.

Se ha hablado mucho de la black list Cada uno de nosotros tenía en mente su propia black list, pero sin curro, sin esfuerzo y sin cocina eso no te vale para nada.

Pepe, Samantha y Jordi hablaban de ofrecerle trabajo a Fran, ¿Se lo han ofrecido? ¿Con cuál de los tres se iría? No me lo han ofrecido, pero me iría mañana a currar con cualquiera de los tres, aunque la cocina que más me identifica es la de Jordi, por el tema de la vanguardia, pero no le hago feos a nadie, curro es curro.

¿Cuál fue su prueba preferida? Las pruebas con las que mas he disfrutado fueron la tarta de boda y la taza, porque ahí me di cuenta de lo que me gusta la repostería. Fue descubrir una pasión dentro de una pasión. Me encanta la cocina y además me entero de que me flipa la repostería.

¿Cuál fue el momento más duro? Hubo uno… en el programa cinco, cuando se va María, que luego la repescaron… ese cocinado lo recuerdo durísimo, uno de los momentos en los que estaba más saturado de todo, de cocina, de convivencia, de competitividad… ahí tuve que hacer un clic y despertar al guerrero para que me llevara hasta la final.

Y aún hay gente que programas como este son medio mentira… (Risas) ¡Que se apunten! Hablar es gratis y desde tu casa todavía más. Yo les diría que se apunten y si no, que se pongan un reloj en la cocina e intenten cocinar un plato, a ver si les sale.

¿Le dolió o fue injusta alguna expulsión? Injusto no es, porque si te expulsan es porque te lo has ganado. Puedes ser el mejor del mundo, el favorito, pero si cocinas mal te vas a tu casa. A mí me dolió personalmente la expulsión de Toni, pero no por injusta, si no por el aprecio y el cariño que le tengo. Para mi Toni es una persona que se queda en mi vida.

Ha habido en otras ediciones concursantes contestones al jurado, ¿cómo ve eso? Siempre hay que ir en contra de la norma. No ser un rebelde sin causa, pero a veces la gente que pone las normas se aposenta y hay que picarles un poco para moverles, para hacerles saltar de la silla.

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