La UE vuelve al 2015 con la 'caída' de Afganistán: la previsible llegada de refugiados divide a los países miembros

Borrell, en el Parlamento Europeo.
Borrell, en el Parlamento Europeo.
PARLAMENTO EUROPEO
Borrell, en el Parlamento Europeo.

La Unión Europea ya se prepara para afrontar de lleno la crisis humanitaria en Afganistán después de que los talibanes hayan tomado el control, y los Estados miembros parece que van a vivir una especie de dejavú. La 'caída' del país y el caos que se ha desatado hace previsible que la población civil que huye acabe generando una llegada masiva de refugiados, quién sabe si similar a la sucedida en 2015 desde Siria. 

Por el momento, el Alto Representante Josep Borrell ha convocado para la tarde de este martes a los ministros de Exteriores de los 27 con dos objetivos principales: trabajar para acelerar la salida del personal diplomático y buscar una posición común...que de momento parece una quimera. ¿Cuál es realmente la situación?

"No es algo que esté sobre la mesa ahora", cuentan de forma muy escueta fuentes consultadas por 20minutos sobre el asunto de los refugiados. Y no lo está porque genera una división muy fuerte entre países. Hay que tener en cuenta que la política migratoria es competencia de los Estados miembros y que sin un acuerdo en el seno del Consejo hay poco margen de maniobra. De momento, ese acercamiento ni se va a explorar.

Comunicado para unas "salidas seguras"

Por el momento, 25 Estados miembros de la UE han firmado una declaración (de 60 países en total) para respaldar las "salidas seguras" de los afganos que deseen abandonar su país. De la UE solo Bulgaria y Hungría se han desmarcado del mismo, precisamente dos Estados cuyos gobiernos han desarrollado en los últimos años discursos antiinmigración. Viktor Orbán, de hecho, es uno de los líderes que más complica cualquier pacto para una política migratoria común, en la que pide avanzar la Comisión Europea.

Y es que el llamado grupo de Visegrado pondrá muchas piedras en el camino si la UE necesita abordar una situación parecida a la de 2015, con la particularidad de que uno de los países más reacios a la acogida, Eslovenia, ocupa ahora mismo la presidencia rotatoria del Consejo. En esa posición está también Dinamarca, que hace solo unos meses aprobó una ley para derivar a los solicitantes de asilo a terceros países con los que tiene una especie de convenio.

En ese contexto, los gobiernos de Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, Holanda y Austria han pedido ya a la Comisión Europea, en otra carta, que frene la llegada masiva que prevén de afganos y afganas ante la crisis. Por ahora el Ejecutivo comunitario no ha marcado una posición clara más allá de asegurar que trabajarán con celeridad para repatriar a los europeos en el país.

El componente electoral

Algunos Estados miembros, además, cuentan con un componente electoralista a la hora de abordar el debate. Alemania celebra comicios federales en septiembre y el tema será sin ninguna duda parte de la campaña. Es más, la candidata de los Verdes, Annalena Baerbock aseguró este lunes que la UE "tiene que prepararse" para la llegada de refugiados y para rehacer el sistema de cuotas que no funcionó hace seis años. Los Verdes se han posicionado tradicionalmente a favor de acoger refugiados, pero queda la duda de qué hará la CDU: ya sin Merkel parece improbable que los democristianos vuelvan a apostar por la calificada política "de puertas abiertas".

Por otro lado, la migración es un asunto que va nutrir el discurso de fuerzas anti refugiados como puede ser el caso de Alternativa para Alemania. De momento, la formación de ultraderecha sigue estancada en un 11% en las encuestas y sigue sometida a un cordón sanitario por parte del resto de partidos.

Angela Merkel, de momento, aseguró que los países subestimaron el poder de los talibanes y su avance y sostuvo que Alemania debería acoger a 10.000 afganos. Otra cosa es que lo haga. La todavía canciller calificó la situación de "dramática" y está previsto que sea el país germano uno de los que lleve la voz cantante en la respuesta de la UE.

Pasa algo similar en Francia, que celebra elecciones presidenciales en 2022. Emmanuel Macron y Marine Le Pen serán quienes, con casi toda seguridad, se verán las caras en la segunda vuelta. Y lo hacen en un escenario algo especial: Macron parece haber endurecido su discurso, pero todavía no ha tenido que desenvolverse en una situación delicada como esta, mientras Le Pen basa buena parte de su discurso en la antiinmigración y en el control de fronteras.

Precisamente Macron fue algo tibio en lo que se refiere a la previsible llegada masiva de afganos y aseguró que Europa "debe prepararse" para una oleada de "inmigración irregular", pero en cambio no habló de cifras como sí hizo Merkel. En todo caso, París y Berlín ya se han coordinado.

Algunos gobiernos son tibios

Frente a la situación tan preocupante las instituciones europeas apelan a actuar con rapidez pero también llaman a la calma y el hecho de que el tema sea todavía tan reciente hace que la mayoría de Estados miembros mantengan la calma...y el silencio. Es el caso de España, Francia o Portugal, entre otros, más preocupados ahora, como es lógico, por asegurar la salida de su personal diplomático de Afganistán.

Algunos Estados miembros ya han pedido a la UE que elabore una respuesta común ante la crisis afgana. Por ejemplo, el Gobierno griego ha advertido de que no quiere convertirse de nuevo en la puerta de entrada hacia la UE, como ocurriese en la crisis migratoria de 2015. "No queremos revivir lo que vivimos en 2015", ha dicho el ministro griego de Inmigración, Notis Mitakaris, quien ha defendido en declaraciones a la cadena ERT que la UE dé una respuesta unida al desafío y ha defendido una política migratoria estricta pero justa.

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