Alerta máxima en Afganistán y alarmas encendidas porque los talibanes están intensificando su persecución a colaboradores internacionales y a personas afines al anterior Gobierno. Así se refleja en un informe secreto de Naciones Unidas, en el que, entre otras cosas, se explica que el grupo ha elaborado ya listas de objetivos y señala las casas de los afectados. "Los talibán avanzan en el rastreo de personas antes de tomar el control de todas las ciudades importantes", dice el documento. Asimismo, los talibanes estarían reforzando su red de colaboradores. A medida que su poder se consolida, el terror aumenta.
Tras tomar el Gobierno, los talibanes trataron de lanzar un mensaje de modernización a la comunidad internacional. Muy pocos se lo creyeron, y lo cierto es que la careta ya se va cayendo. Por lo pronto, este jueves el nuevo Gobierno reprimió una jornada de protestas con motivo del Día de la Independencia en las que miles de afganos defendieron la bandera negra, roja y verde frente a la blanca que quiere imponer el grupo talibán. ¿El resultado? Varios muertos. No hay cifra exacta pero ya es el segundo día consecutivos en el que se registran muertes, después de los tres fallecimientos (y doce heridos) que se sumaron el miércoles.
A la manifestación en Kabul han acudido un centenar de personas -mujeres incluidas- ondeando mayoritariamente la bandera roja, negra y verde, un signo de protesta frente a los talibán, que tienen su propia enseña. “Larga vida a Afganistán" y "nuestra bandera, nuestro orgullo" fueron dos de las proclamas. Las provincias de Nangarhar, Laghman y Kunar han vivido protestas similares, con los manifestantes también ondeando la bandera afgana, ha recogido la agencia afgana de noticias Jaama.
En medio de un secretismo extremo sobre el traspaso de poderes, los talibanes van mostrando su verdadera cara, no solo por la represión de las marchas, sino también porque, según muchos testigos, hay mujeres que ya no han podido ir a trabajar con normalidad. Todo ello contra lo que dijeron tras tomar el poder. “Las mujeres serán felices” y podrán “ir a la escuela y trabajar”. De momento, parece que solo se van a quedar en palabras vacías.
“A lo que están esperando es a que el mundo deje de mirar”, aseguran ciudadanos que están desesperados porque, por un lado, la comunidad internacional no reconozca el nuevo Gobierno y, por otro, por salir del país. Los grupos más afectados son las mujeres y las niñas, y ya son muchas las voces que han pedido que se les dé prioridad en las evacuaciones. En este sentido, las ONG insisten en que se asegure su protección.
Caos en el aeropuerto...y desesperación
El país está completamente colapsado, y para muestra un botón, que es el aeropuerto de Kabul donde se pisan los gritos de la gente que quiere escapar, con los disparos de los talibanes y las maniobras de las fuerzas internacionales para evitar aglomeraciones que puedan complicar las labores de repatriación. Lo más dramático de todo es cómo muchos afganos han entregado a sus hijos a militares estadounidenses por encima de las vallas para que los menores puedan salir de Afganistán, aunque los progenitores se queden dentro.
Ese choque de situaciones se produjo después de que Washington anunciara que los talibanes rompieron su promesa e impiden la entrada al aeródromo de los afganos que quieren irse. Sí permiten, en cambio, la salida de ciudadanos extranjeros y colaboradores, que son los que ahora se consideran prioritarios en las evacuaciones. De todos modos, el aeropuerto sirve como termómetro de la situación: si se revuelve, todo cambiará.
Para presionar a los talibanes, el FMI ha suspendido los pagos y la UE ha bloqueado la entrega de ayuda al desarrollo para el país, cifrada en unos 1.000 millones de euros para los próximos cuatro años. Según los datos de la Comisión Europea, hay presupuestados 57 millones en ayuda humanitaria en Afganistán para este año. Ese apoyo, dicen en Bruselas, “tendrá que incrementarse” dada la delicada situación.
Siguen las repatriaciones
Con las alarmas encendidas las repatriaciones siguen. En el caso de España ya están en Torrejón los primeros 53 evacuados, entre colaboradores y personal diplomático. Además, se sumó un cuarto avión con destino Kabul para ayudar en la repatriación. Una de las aeronaves, además, es medicalizada. El Gobierno supervisa las labores y este jueves Pedro Sánchez presidió una reunión interministerial para coordinar la respuesta. El Ejecutivo maneja una cifra de 800 afganos para acoger, según explicó el ministro de Inclusión, José Luis Escrivá, aunque matizó que es una cifra “orientativa” y que dependerá de dos elementos: un análisis de cada caso, porque se trata de “potenciales candidatos” y también de cómo evolucione la complicada situación en el aeropuerto. En este sentido, el ministro Bolaños aclaró que es una lista "dinámica" porque al Gobierno le está siendo difícil "contactar con todo el mundo". Bolaños no fue capaz de dar una cifra concreta.
Desde Berlín, la canciller Angela Merkel reconoció que el contexto para la repatriación es “complicado”, mientras los países siguen posicionándose. Por el momento, el mensaje de la UE es el de "abrirse al diálogo" con los talibanes, pero sin reconocer su Gobierno. El Alto Representante, Josep Borrell, asegura que las conversaciones pasan por asegurar la salida de los colaboradores y la llegada de ayuda humanitaria. “Tenemos problemas que resolver”, aseguró el jefe de la diplomacia europea. Al mismo tiempo, Estados Unidos ya se abre a mantener a sus tropas en Afganistán más allá del 31 de agosto, la fecha prevista para la retirada final. El mapa cambia, todo se mueve, y mientras Afganistán es un país que navega entre el caos político y la desesperación ciudadana.
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