Internacional

Biden, en horas bajas: el coste político de su gestión de la salida de Afganistán

Con el horizonte en el 20 aniversario del atentado del 11-S, el presidente estadounidense, Joe Biden, comenzó la retirada de tropas de Afganistán, antes acordada con los talibanes por su predecesor, Donald Trump. Pero la desbandada ha estado marcada primero por la reconquista relámpago de la insurgencia talibán tras dos décadas de conflicto, que desató el caos en el aeropuerto de Kabul y después por los ataques durante las evacuaciones que obligaron a concluir el operativo apresuradamente. 

A una salida marcada por cierta unilateralidad en el liderazgo de EE UU se suman las duras escenas desde el aeropuerto de las evacuaciones, sumidas en el caos generado por los ataques en las inmediaciones, que se saldaron con la muerte de numerosos soldados estadounidenses y que generaron una dura respuesta por parte de Biden: "Os vamos a cazar y os lo vamos a hacer pagar". La gestión del desenlace a una histórica presencia en el país refleja una caída en la popularidad del presidente estadounidense, pero ¿cuál es el coste político que podría tener para Biden?

¿Qué dicen las encuestas?

La desbandada de Afganistán refleja en las encuestas la factura que, por el momento, podría tener su actuación en la gestión de esta crisis para el líder demócrata. De hecho, según uno de los primeros sondeos realizados tras el inicio de la retirada, de la mano de Reuters/Ipsos y publicado el pasado viernes, la aprobación de la gestión de Biden en el país se encuentra en mínimos desde que llegó a la Casa Blanca. En cifras, ha caído un total de 11 puntos porcentuales desde que los talibán tomaron Kabul y se hicieron con el poder en el país.

Las opiniones, recogidas entre los días 18 y 19 de agosto, mostraban que menos de la mitad (el 46% de los encuestados) aprueba la gestión de Biden en el cargo. De hecho, su popularidad ha caído, según la citada encuesta, incluso entre sus propios votantes: dos de cada diez encuestados demócratas desaprueban su labor en el Ejecutivo.

En términos similares muestra la caída de la popularidad de Biden otra encuesta realizada por AP/NORC de la cual se desprende también cierta desafección hacia la histórica presencia de las fuerzas militares en el país durante 20 años: el 62% de los encuestados respondieron que creían que no valía la pena luchar en la guerra de Afganistán.

Retirada sí, pero así no

A este respecto, uno de los argumentos esgrimidos por Biden para justificar su gestión de la salida -además del citado acuerdo suscrito por Trump-, fue el amplio respaldo que tenía la retirada entre la opinión pública estadounidense, que durante mucho tiempo se ha mostrado a favor de abandonar el país. Pero la gestión de la retirada en sí ha generado una reacción negativa por varias razones, entre ellas, el temor a que esta actuación pueda traducirse en una mayor amenaza terrorista para Estados Unidos y que ahora, tras los ataques en el aeropuerto, podría acentuarse. 

Así lo reflejan los datos de un sondeo realizado por la CBS/YouGob a raíz de la situación actual en Afganistán. Los datos revelan que la retirada de las tropas cuenta con el apoyo del 63%, pero solo el 47% respalda cómo Biden la está llevando a cabo. Esta cifra muestra una importante caída desde el mes anterior (julio), cuando el 60% sí aprobaba la gestión del presidente en relación a la salida del país.

Por su parte, un sondeo de NBC News realizado entre el 14 y el 17 de agosto rabaja incluso la aprobación de la gestión de Biden en Afganistán, y la sitúa muy por debajo del anterior, en tan solo un 25%.

Pero la imagen de Biden también se ve empañada por la situación en la que quedan los colaboradores que han estado involucrados durante estos años con las fuerzas militares estadounidenses y que, tras los últimos acontecimientos, no podrán ser evacuadas y quedarán atrás. Los estadounidenses -según el mismo sondeo-, creen que la actuación para evacuar a los afganos de su país ha sido deficiente: la mayoría (el 59%) cree que EE UU no ha hecho "suficiente".

Temor renovado a un ataque terrorista

En este contexto, los estadounidenses temen que las consecuencias de la retirada se traduzcan en un atentado terrorista en su territorio. Según la citada encuesta de CBS/YouGob, un 60% cree que la amenaza terrorista se incrementará en EE UU tras la toma del control por parte de los talibán. 

Paralelamente, un sondeo de la Universidad de Suffolk para el USA Today refleja el miedo del 73% de los estadounidenses que cree que Afganistán volverá a ser una base para los terroristas que quieren atacar a Estados Unidos. El 71% tiene claro que el Ejecutivo no debería reconocer a los talibán como un gobierno legítimo.

Además, también preocupa el hecho de que muchas de las armas y equipos de defensa con los que combatió durante dos décadas de guerra en Afganistán el ejército estadounidense hayan caído en manos de la insurgencia talibán. Estas cuestiones se verán sin duda reflejadas en la popularidad y aceptación futura de Joe Biden y formarán parte de la factura política que le pasará la gestión de esta crisis.

Pero el temor renovado de los estadounidenses al terrorismo podría agravarse tras los ataques que tuvieron lugar este jueves en el aeropuerto, reivindicados por el Estado Islámico (ISIS) y sobre los que existe la posibilidad de que no sean los únicos que se produzcan en la capital afgana. De hecho, el equipo de Seguridad Nacional de Estados Unidos advirtió el viernes de la "probabilidad" de que haya otro atentado en Kabul.

"No lo vamos a perdonar, no lo vamos a olvidar, os vamos a cazar y os lo vamos a hacer pagar" fue la respuesta que dio Biden en su comparecencia tras los ataques, y aseguró que no le consta que haya ningún acuerdo entre los talibanes, que condenaron los ataques, e ISIS. "Estos terroristas de ISIS no van a ganar", agregó, lanzando así un mensaje no solo a los perpetradores de los ataques, sino también al resto de la comunidad internacional y a la ciudadanía estadounidense. 

La figura de Biden frente a los líderes europeos

La presión del plazo del 31 de agosto también ha jugado un papel relevante en la gestión de la retirada por parte del líder demócrata. Biden anunció que sería ese día cuando retiraría a todas sus fuerzas militares, una fecha que forzó tanto a su país como al resto de países extranjeros a tratar de aligerar las evacuaciones. Los talibán consideraban el próximo martes como una "línea roja", en palabras de uno de los portavoces de los insurgentes en una entrevista con Sky News, y han advertido en numerosas ocasiones de que no admitirían prórroga alguna, incluso amenazando con "consecuencias" no especificadas.

Pese a ello, varios países pidieron al mandatario estadounidense flexibilizar este horizonte. El primero en pedir a Biden un aplazamiento de la evacuación fue el primer ministro británico Boris Johnson, que consideraba imposible sacar a tiempo a los afganos colaboradores.

No obstante, durante la reunión virtual del G7, los líderes europeos que trataron de persuadir a Biden para alargar su presencia militar en Kabul no lograron su objetivo. Biden dejó claro que mantendría la retirada el día 31 de agosto, porque con cada día de operaciones sobre el terreno se sumaba un riesgo para las tropas y los civiles. "Cada día que estamos en tierra es un día en el que Estado Islámico - Khorasan pretende atacar el aeropuerto y atacar tanto a las fuerzas estadounidenses y aliadas como a civiles inocentes", dijo Biden.

Pero finalmente, los atentados que tuvieron lugar el jueves en los aledaños del aeropuerto de Kabul han obligado a volver a adelantar la fecha y algunos países como Francia, Países Bajos, Dinamarca, Bélgica, Polonia, Hungría o Alemania ya han dado por cerrado su operativo de evacuación.

Tras su primera intervención después de la toma de Kabul por parte de la insurgencia talibán, el 16 de agosto, el presidente estadounidense pronunció un discurso que atribuyó el colapso y la toma de la capital al ejército y los líderes afganos, alegando su falta de voluntad política. En su polémica alocución, aseveró que "el objetivo del despliegue nunca fue construir una nación democrática, sino evitar un ataque terrorista" y ahora, tras los atentados en el aeropuerto y las bajas de militares estadounidenses Biden se reafirma en la polémica retirada: "Tenemos otras amenazas de otros países, mucho más cerca de EE UU. Llega el momento de terminar una guerra de 20 años". Queda por ver cuál será el balance político para el presidente de cara la opinión pública de su país. 

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