Esta 'moda' para drogarse de forma barata se comenzó a ver en España en las zonas turísticas de la isla de Mallorca y en Marbella (Málaga), traída por jóvenes turistas británicos. Y ahora parece asomarse tanto a los botellones y reuniones masivas de jóvenes que han proliferado este verano en la ciudad de Barcelona (en las playas o en las fiestas mayores de Gràcia y Sants) como a otras aglomeraciones no permitidas por las restricciones Covid en otros puntos de las cercanías de la capital catalana.
La Guàrdia Urbana de Barcelona detuvo el pasado jueves en el distrito de Ciutat Vella a un individuo que acababa de comprar dos bombonas de óxido nitroso (conocido como 'gas de la risa'). El arresto tuvo lugar en la Barceloneta, zona muy cercana a playas en las que se congregan numerosos grupos de jóvenes para divertirse al estar las discotecas y bares musicales cerrados en Cataluña. El hombre tenía globos e infladores para inhalar este gas en el interior de su coche, informa Metrópoli Abierta.
Por el momento, el uso de este gas de manera recreativa en estas reuniones ilegales parece ser residual, según fuentes del cuerpo policial local. Y se ha identificado un mayor uso entre turistas franceses que han visitado este verano Barcelona.
El producto es de compra legal para su uso en hostelería y en las industrias farmacéutica y automovilística
El producto es de compra legal para su uso en hostelería y en las industrias farmacéutica y automovilística y se puede adquirir por unos 30 euros para estos cometidos. Pero, inhalado, está considerado como una sustancia estupefaciente por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sí que se puede sancionar la distribución de este gas para usos que no son los permitidos.
Los efectos tras la inhalación son rápidos, breves y parecidos a los de inhalar pegamento, al ser un depresor del sistema nervioso central que provoca ataques de risa y una alta sensación de relajamiento.
Su uso puede causar numerosos y peligrosos efectos secundarios: irritación en las vías respiratorias, reducción de la presión arterial, del ritmo cardiaco y del respiratorio, daños pulmonares y en el sistema nervioso e incluso pérdida del conocimiento y muerte por asfixia.
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