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Cuatro bodas, cuatro divorcios y dos maridos más "apalabrados": la vida amorosa de Ainhoa Arteta

"Me ha pillado por sorpresa. Es algo que no me esperaba y prefiero no hacer declaraciones", esas eran las primeras y únicas palabras a Vanitatis de Matías Urrea, el militar que, según publicó y sacó a la luz la revista Semana, se ha convertido en el cuarto exmarido de Ainhoa Arteta, quien lejos de los escenarios y las óperas de todo el mundo ha tenido una vida amorosa que, digamos, podrían dar para diversas arias que ella misma podría interpretar.

Empezamos por el principio, cuando la joven Ainhoa, hija de Esther Ibarrolaburu y de José Ramón Arteta, un matrimonio humilde de Tolosa (Guipúzcoa), recibe una beca para el famoso Actors Studio de Nueva York tras haber estudiado en el Conservatorio de San Sebastián y, más tarde, en Italia, con el que había sido el profesor del mismísimo Luciano Pavarotti.

Su familia se había volcado con su futuro musical, derivados de su pasión desde niña por Maria Callas, y reservaba hasta la última peseta para dicho sueño (ella suele contar que le dolía ver a su hermano con los pantalones roídos pero sin comprar nuevos). Sin embargo, y aunque la alegría de estar en la tierra de las oportunidades comenzaba desde bien temprano, pues era elegida y debutaba como Clorinda en La Cenicienta en la Palm Beach Opera en 1990, su relación con los hombres recibió un duro revés.

"Ya no solo fue violarme, es que casi me matan". Con estas palabras explicó en 2019, en el programa Retratos, de TVE, que fue víctima de una agresión sexual cuando apenas comenzaba su carrera. Tenía 25 años. La soprano recordó que fue justo el día que le dieron el papel en la ópera de Gioachino Rossini, por lo que tenía solo "cuatro días" para aprendérsela y no pudo ni pensar en que había sido violada.

"Al día siguiente, no tenía tiempo ni para hacer duelo ni para pensar en lo que me había pasado. Obviamente", recalcó, "la policía ya me había dicho que si no me habían matado podía estar contenta", rememoró en aquel programa, así como que un hecho así te deja "marcada toda tu vida". De hecho, le empezaron a desagradar los hombres, pues cuando uno se le acercaba, "por el mero hecho de acercarse", no lo soportaba: "Un approach (acercamiento) sexual hacia mí, porque le gustara o por lo que fuera, era la cosa que más me podía repugnar, por lo que lo he rechazado de manera muy contundente y hasta con mala educación".

Los primeros matrimonios

En esta época, al contrario de lo que se pueda pasar, Ainhoa Arteta ya estaba casada, aunque el matrimonio, de tan juvenil (ella tenía 24), fue bastante efímero. Se desposó en primeras nupcias con su novio de toda la vida, también de Tolosa, del que se separó en 1994, después de que se distanciaran debido al despegue profesional de la soprano. En alguna ocasión ha llegado a decir que nunca llegaron a consumarlo.

Su visión de los hombres era casi pendular, porque ella misma reconoce que es "tremendamente romántica". "La vida sin amor no es posible. No sólo el amor de pareja. Sin amor nada es posible. Si falta, entonces pasan cosas horribles. Yo abogo por el amor con mayúsculas; amor de pareja, de hijos, de padres y de amigos", declaró a la revista ¡Hola! años después.

Y tras el primero, llegó el segundo. Como suele ocurrir en muchos casos, fue un compañero de profesión. Ainhoa se enamoró del barítono estadounidense Dwyane Croft a finales del milenio tras conocerse en las funciones de la obra Fedora, de Umberto Giordano, en el Metropolitan de Nueva York de 1997, donde coincidió también con Plácido Domingo.

Arteta y Croft se casaban poco después... pero sin pasar por el altar: la ceremonia acaeció en el ayuntamiento de La Gran Manzana y oficiada por el entonces alcalde Rudolph Giuliani. Con el barítono tendría su primera hija, Sarah, nacida en el año 2000 y que acaba de entrar en la veintena. El matrimonio, roto en 2003, dejaría a la cantante lírica en un "decaído estado de ánimo" por el que tuvo que cancelar varios conciertos y proyectos.

De un jinete a la Armada

Sin embargo, y como ella reconoce que es enamoradiza, dos años después, en 2005, llegaba a su vida el jinete guipuzcoano Jesús Garmendia Echevarría. Ha sido su pareja estable más larga, pues juntos estarían hasta julio de 2016. Entremedias, un hijo, Iker, que nació en 2010, y otra boda: esta fue celebrada en la localidad vasca de Fuenterrabía en 2013.

"Me he casado cuatro veces, pero no soy nada promiscua. Me enamoro y me caso, y así me salen las cosas", confesó entre bromas a Pablo Motos en El Hormiguero hace un par de años. Porque un año después de esa tercera separación conocía al murciano Matías Urrea Corvalán, oficial y capitán de corbeta de la Armada Española.

Con él, y en una ceremonia de más de 300 invitados, se casaba el 23 de junio de 2019 en el Castillo de San Marcos de El Puerto de Santa María (en la provincia de Cádiz), donde él estaba destinado. Sin dejar de lado su carrera militar, se convirtió también en el representante de la soprano, algo que, explican los que conocen a la pareja a Vanitatis, ha podido desencadenar este nuevo divorcio.

También hay que tener en cuenta que sobre la pareja ha pesado la reciente permanencia en el hospital en estado grave de la exparticipante de Materchef Celebrity y Mask Singer durante un mes. "Casi se muere y eso cambia por completo la perspectiva de vida", ha declarado al mismo medio su entorno.

Y eso que su amor parecía que era el definitivo. "No me pidió matrimonio en la primera cita. Coincidimos en una gala, quería sacarse una foto conmigo y con tantos galones le bromeé con que parecía un arbolito de Navidad y que esas fiestas le podía plantar en mi casa. Y así fue, en Navidad ya estaba en mi casa. Nos conocimos, intercambiamos teléfonos. Me empezó a conquistar porque me mandaba mensajes que eran poemas, y eso no lo había hecho ningún hombre", declaró en el espacio televisivo de Motos.

Para la decisión parece que no ha pesado que el hijo de otro matrimonio de Urrea se llevase a las mil maravillas con Iker, sino más bien que son dos caracteres muy fuertes, como ya se rumoreó cuando empezaron. Pero, en teoría, Arteta no se va quedar soltera mucho tiempo. Ella no solo no quiere hablar, sino que su último mensaje en Twitter deja bien claro qué pueden esperar sus fans.

Por ahora, pretende, toda vez que llegue a un acuerdo con su ahora todavía marido, dar un giro a su vida y trasladarse a vivir a Bilbao debido a sus recientes problemas de salud (también hubo de superar el Covid en febrero). Pero en sus planes tiene no una, sino dos bodas más. "Los noviazgos los llevo despacito, eso sí, luego me caso rápido. Por si la cosa falla, tengo apalabrado hasta el sexto. Se los presenté a mi marido cuando nos casamos. Sola no me gusta estar, así que si me falla este tendré un quinto que es muy majo, y el sexto es un cachondo", confesó en El hormiguero ante un atónito Pablo Motos y las risas del público.

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