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Carmen Lomana: "¿Millonaria? Depende de con quién me compares"

Carmen Lomana posa para '20minutos' en su casa.
SAÚL ORTIZ

Carmen Lomana me cita a la una del mediodía en su casa de la calle Fortuny de Madrid. Me recibe algo nerviosa porque tiene la maleta a medias. En unas horas se va de viaje a Marbella y, aunque dice que tiene que organizarse, en el salón en el que me encuentro todo parece dispuesto con un orden casi obsesivo. 

Sandra, la chica de servicio, me sirve un gran vaso de agua con una rodaja de lima. Una sofisticación que se hace aún más evidente cuando Carmen aparece impoluta, elegante y dispuesta a echarme un pulso. Al verla de cerca compruebo que no es de plástico ni de cera, pero tampoco de hierro ni hormigón.

¿De qué estás hecha? De cualquier cosa menos de mentira. Soy un material resistente que gana pulsos a la vida. Aunque la frivolidad forma parte de la inteligencia, no soy tan frívola como dicen. Me río de mi misma y soy comprometida. Yo no paso de nada.

¿Te molestan las cábalas que se hacen sobre ti? La gente que me conoce sabe quien soy, a los demás no les puedo ni quiero convencer. Estoy harta de justificarme ante cualquier cosa que digo o hago. Aunque no me gusta presumir, a gran parte de la gente que me critica le doy mil vueltas en muchas cosas.

carmen lomana

  • Nació en León. Aunque nunca ha desvelado su edad exacta, se le atribuyen 73 años. Hija de un banquero vasco, estuvo casada con el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila, que falleció en un accidente en 1999. Ha colaborado en programas como 'Lazos de sangre' o 'Espejo público' y en la radio.

¿No eres un personaje de ficción? En absoluto, soy real, soy lo que ves. Al principio, los medios me vendieron como una coleccionista de arte, como una millonaria casi inaccesible y muchas veces he tenido la necesidad de desmontar todas esas historias. En este país lo mejor es que las cosas te vayan mal, parece que hay que esconder la felicidad para no caer mal. La pena es muy rentable.

Entonces, ¿no eres millonaria? Depende de con quién me compares. Ahora mismo no tengo deudas con nadie, pero sí sé lo que son. Hubo un tiempo que tuve problemas con Hacienda. Soy humana.

Lo dices porque te gusta meterte en muchos charcos… No me puedo resistir. Soy un poco bocachancla, la verdad; y, aunque no quiero perder la espontaneidad, es cierto que a veces he metido la pata. Cuando era pequeña, mi padre decía que no tenía miedo ni del cielo ni del infierno. Y es así. Tengo un sentido de la justicia muy marcado y defiendo causas que a veces no tienen nada que ver conmigo.

Uno de tus temas estrella es la política, ¿no hay nada de Pedro Sánchez que te seduzca? Soy liberal y librepensadora. No soy de VOX. No soy nada sectaria. A Pedro le apoyé durante un tiempo porque creo que, en contra de lo que se ha dicho, no dejó tirados a los españoles en el peor momento de la pandemia. El Gobierno buscó la forma de que la gente no muriera de hambre a través de los ERTE y los préstamos ICO. Pedro tiene mucho encanto, pero miente mucho. Se ha pegado con superglue al sillón de Moncloa y tiene poca empatía con España. Hay que saber disculparse y ser agradecido.

Hay un 'tikotker' muy famoso que dice que viene de 2674 para advertirnos de grandes catástrofes. Si fueras a morir mañana, ¿a quien llamarías para darle las gracias? A Albert Castillón. Él me dio la oportunidad de hacer radio cuando yo no sabía ni cómo ponerme delante de un micrófono. También agradecería a mis amigos más íntimos su lealtad, a mi hermana, a muchos compañeros de trabajo. Ah, y también llamaría para pedir perdón…

"A veces puedo dar caña, pero no me cuesta nada reflexionar y disculparme"

¿Tanto daño has hecho? Me hace sentir muy mal pensar que alguien se ha podido molestar por algo que he dicho o he hecho. A veces puedo dar caña porque lo siento así, pero no me cuesta nada reflexionar y disculparme.

No debe ser fácil ser personaje y estar en tertulias hablando de otros famosos… No lo es, por eso no me siento demasiado cómoda haciendo crónica social. Tengo mucha información de mucha gente y, aunque a veces cuento ciertas cosas, intento ser reservada porque sé lo que es estar en boca de otros.

¿Alguna vez te has sentido rechazada por otras famosas de la sociedad española? Durante un tiempo hubo dos o tres personas que utilizaban a periodistas para esparcir bulos sobre mí. Intentaban desprestigiarme y despreciarme. No fue fácil. Pude haber hecho lo mismo, porque yo sí tengo información sobre ellas, pero jamás entraría en esos juegos. Yo prefiero hacer fiestas en mi casa, presentar a amigos en sociedad, que se relacionen entre ellos… lo hice con Esther Doña, por ejemplo.

¿Tienes poder para abrir y cerrar puertas a nivel social? Sin duda. Toda la gente que tiene cierto prestigio y cierta credibilidad a nivel social puede tenerlo. De hecho, alguna vez lo he usado, pero siempre para ayudar.

"Tengo días muy malos, de mucha nostalgia y melancolía, de no querer levantarme de la cama"

En televisión te vemos muchas veces reír, pero pocas veces te emocionas. ¿No lloras nunca? Muchas veces. Tengo días muy malos, de mucha nostalgia y melancolía, de no querer levantarme de la cama, pero me educaron en que todo eso debe vivirse en la intimidad. Enviudé muy joven y, aunque el duelo está superado, muchas veces me entristece, es una cicatriz que duele. Lo tengo muy presente. (Carmen hace una pausa. Sus ojos se humedecen y mira hacia una de las fotos de Guillermo Capdevila que descansan sobre uno de los aparadores del inmenso salón.)

¿Hablas con él o has tenido algún contacto extrasensorial? Esto es muy íntimo, pero sí. A la semana de fallecer, después del entierro, me desperté por un fuerte ruido. Pensé que se había caído una lámpara y de repente le vi. Era su energía, su cuerpo, pero era intangible. Sentí una gran pena porque no me transmitió calma, sino mucha tristeza. Me dijo que era un horror lo que nos había sucedido y tuve miedo. Sé que me besó porque noté cierta electricidad en mis labios. Le dije que me estaba asustando y se marchó. Creo que se despidió de mí. Después de aquello, le he sentido cercano mucha veces, los que ya no están son nuestros ángeles.

¿Son una ordinariez el amor y el sexo en la edad madura? En absoluto, son bendiciones. Cumplir años no significa que nos convirtamos en ángeles. El sexo es un regalo de la vida, nunca puede ser una ordinariez.

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