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Sierra Bermeja, el primer incendio de sexta generación en España: "Solo usar la manguera ya no sirve de nada"

El incendio forestal declarado el pasado miércoles en Sierra Bermeja (Málaga), cuyo origen se cree que intencionado al prender una piña sobre hojarasca, sigue descontrolado por quinto día con 90 km de perímetro, tras quemar unas 8.000 hectáreas, obligar al desalojo de unos 3.000 vecinos y provocar la muerte de un bombero forestal. Además, va a pasar a la historia como el primer incendio "de sexta generación" que se produce en España, y algunos ya lo habían avisado.

¿Qué es un incendio de sexta generación? El secretario general del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, Raúl de la Calle, explica que esta nomenclatura "se usa en el argot de los técnicos de extinción para definir a grandes fuegos forestales, por encima de 500 hectáreas, que destacan por una agresividad extrema en conjunción con una meteorología adversa".

"Ya venimos viendo en otros lugares del mundo incendios de sexta generación. Este verano sin ir más lejos en el arco mediterráneo (Grecia o Turquía), y advirtiendo de que no tardaría en llegar a España", lamenta De la Calle.

Varios tipos de incendios

Andrea Duane, investigadora del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, explica que, en efecto, la nomenclatura surge de los estudios sobre el terreno de los servicios de extinción que han ido definiendo las sucesivas generaciones. Si los de los incendios de primera generación se activaban rápido, los de segunda eran más intensos, los de tercera tenían mayor influencia de la atmósfera y los de cuarta eran varios fuegos de manera simultánea. 

La sexta generación, explica Duane, se caracteriza por su vinculación al cambio climático, "que lo que hace es poner mucho combustible forestal disponible, lo que propicia una alta intensidad de fuego y hace impredecible el comportamiento del incendio, desbordando a los servicios de extinción". 

Gráfico del incendio de Sierra Bermeja.
Carlos Gámez

Los incendios de sexta generación, coincide De la Calle, liberan una cantidad de energía tremenda, que en estos momentos provoca llamas de hasta 30 metros de altura y columnas convectivas que llegan a 14.000 metros de altitud". 

Como explica De la Calle, tales condiciones propician la generación de pirocúmulos, "nubes alrededor de ese incendio que, cuando se desestabilizan, bien por viento o por bajón de temperatura, pueden caer desplomadas y las pavesas incandescentes crean nuevos focos. Tal y como está la vegetación se pueden convertir en un tremendo problema para los servicios de extinción, que corren el riesgo de quedarse encerrados por las llamas". 

Antecedentes en Canadá, California...

"Los incendios de sexta generación se vienen observando desde 2016 en Canadá, y se han sucedido en California, Australia o Chile, donde la velocidad de propagación es tremenda. Capaces de alcanzar muchísimos metros en segundos", contextualiza De la Calle. Ocurrió el año pasado en Portugal, recuerda, cuando un fuego así causó la muerte a más de sesenta personas.

Según los expertos, estos incendios recién llegados a España, plantean mayores dificultades en su extinción, e incluso se pueden tornar peligrosos hasta el punto de que haya que replegar equipos para proteger vidas humanas.

La investigadora Duane dice que estos fuegos exigen nuevas técnicas más centradas en las estrategias de contención que en enfrentarse de manera directa a la llama, Ha cambiado el escenario y eso es lo que ha constatado en Sierra Bermeja el servicio de extinción de incendios por primera vez en Andalucía. "Solo la manguera ya no sirve en estos casos", apunta Duane.

"Lo veníamos avisando"

"Esto es algo que veníamos avisando desde hace años", sostiene el secretario de los técnicos forestales de España. "Tenía que llegar y probablemente ahora se esté cociendo el megaincendio que tengamos el año que viene". 

Es lo que ocurre cuando "se acumula combustible forestal, se abandonan los usos agrarios. Tendremos más", asegura mientras todavía arde Sierra Bermeja.

Según De la Calle, la solución es tomarse en serio el cambio climático. Y aplicar "gestión forestal". También contribuiría a la prevención que la gente "consuma producto de cercanía, porque eso ayuda a fijar población rural que es la que mantiene con su vida cotidiana en buen estado nuestra superficie forestal". Y agrega: "Hay que poner infraestructuras preventivas, sí, pero también hay que recoger la leña de los bosques y tiene que haber ganado en el monte".

Duane también cree imprescindible aumentar "los esfuerzos en concienciar a la población de que esto puede pasar y que hay que estar preparado. Esto puede ayudar a salvar vidas y a disminuir el impacto de incendios". Asimismo, insiste en la necesidad de mejorar la gestión del paisaje. Para ello ve necesario "gestionar los montes, intentar recuperar zonas agrícolas, restaurar el pastoreo, que haya quemas prescritas, acciones que intenten bajar la carga de combustible forestal, para que no esté fuera de la capacidad de extinción".

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