Sánchez pide trabajar "sin plazos" en la 'mesa de diálogo' mientras Aragonès le advierte de que exigirá "resultados"

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Pere Aragonès, president de la Generalitat.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Pere Aragonès, president de la Generalitat.
EFE
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Pere Aragonès, president de la Generalitat.

Con buenas palabras pero sin avances concretos. Así concluyó e miércoles la reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el president de la Generalitat, Pere Aragonès, que precedió al encuentro de la ‘mesa de diálogo’ entre sendas delegaciones de sus Ejecutivos.

Sánchez y Aragonès coincidieron en la conveniencia de negociar, pero constataron que sus posiciones están muy alejadas en lo que se refiere a las soluciones y que abordan estos contactos con una perspectiva diferente: mientras Sánchez pidió dialogar "sin plazos" y "sin prisas", Aragonès advirtió de que serán necesarios "concreciones y resultados" que los sostengan. "Necesitamos avances", apuntó, aunque tampoco quiso marcar tiempos concretos.

El presidente Sánchez, el primero en comparecer, argumentó que los problemas "no empezaron ayer", por lo que "no se resolverán mañana". Su voluntad, expuso, es "buscar soluciones dialogadas" y "restaurar los afectos" a través de la "agenda del reencuentro", un documento que recopila más de cuarenta demandas de los sucesivos presidentes catalanes y que contiene propuestas en materias como las infraestructuras, la economía, la sanidad, los servicios sociales o el medio ambiente, cuestiones que, según dijo, "mejoran la vida diaria de los catalanes".

Aragonès, poco después, enfatizó que su posición es "clara" y que pasa por dos reivindicaciones determinantes para el independentismo: la amnistía "para acabar con la represión" y un referéndum de independencia "para que el futuro de Cataluña lo decidan los ciudadanos de Cataluña". Esas dos cuestiones, sin embargo, son líneas rojas para el Gobierno central. "Cada vez que nos vemos, [el president] siempre tiene en su carpeta esas dos reclamaciones. He estacuchado atentamente, y por eso he constatado que las posiciones están muy lejanas", replicó Sánchez, quien advirtió de que "lo que sea España lo tenemos que decidir todos los españoles, no una parte".

El presidente no quiso referirse a la ausencia en la mesa de Junts per Catalunya, que propuso a representantes que no forman parte del Govern y que Aragonès vetó. "La delegación [catalana] la decide el Govern y no tenemos nada que añadir. Lo importante es que vamos a ponernos a trabajar", comentó. Preguntado por este mismo asunto, el president pidió "unidad de acción" al independentismo y recordó a su socio su "voluntad de ampliar los miembros de la delegación catalana" con las "condiciones" ya conocidas, esto es, que sean miembros del Ejecutivo catalán.

Eso sí, tanto Sánchez como Aragonès se felicitaron por la reanudación del diálogo. El presidente del Gobierno señaló que "el clima político y social" en Cataluña es "mejor que hace un año" y que la mesa "es el mejor camino" para un "futuro común, basado en el diálogo y la mutua confianza". El president coincidió en que el "reinicio del proceso de negociación", aunque requerirá de "tiempo y perseverancia", es "el camino".

A preguntas de los periodistas, Sánchez desvinculó el futuro de la mesa de diálogo de la negociación de los presupuestos, para los que necesitará los votos de ERC en el Congreso. Tampoco se conoce si los presidentes participarán en las próximas reuniones. La metodología de la mesa se concretará en las próximas semanas, según dijo Sánchez.

Discrepancias en los comunicados

Tras la reunión de la mesa de diálogo, finalmente, tanto el Gobierno como el Govern emitieron sendos comunicados con diferencias llamativas. Así, mientras el comunicado del Gobierno se centra en "recuperar la normalidad en Catalunya tras años de desencuentros" y en la 'Agenda del reencuentro'; la Generalitat reitera que solución pasa por el "referéndum, la amnistía y la autoderminación".

Asimismo, mientras el Gobierno destaca que "ambos ejecutivos han constatado que parten de posiciones alejadas, pero comparten que la vía de diálogo es el único cauce para resolver sus diferencias"; el de la Generalitat confirma que "se ha constatado que las posiciones de las dos delegaciones están alejadas, pero con la voluntad de continuar trabajando en este espacio para la resolución del conflicto político". Constatan además ambas partes que la reunión ha sido operativa y que continuarán los encuentros periódicos y "discretos".

Duras críticas de la oposición

La oposición, por su parte, elevó el tono. El PP, que calificó el martes esta reunión como una "indignidad", afirmó por boca de Pablo Casado que Pedro Sánchez tiene pensado "negociar un referéndum" con los independentistas, pese a que el Ejecutivo ha negado que eso sea así. Pero, además, Casado acusó a Sánchez de negociar con dirigentes que "jalean" a "terroristas". "Usted ha indultado a los golpistas y hoy se sienta a negociar un referéndum con quienes incendian Barcelona y con quienes jalean a los terroristas que quieren atentar contra el PP", denunció el líder de los populares en el Congreso.

Posteriormente, Casado afirmó a través de un mensaje en Twitter que Pedro Sánchez, "humilla a España para seguir en el poder con votos separatistas": "Aragonès denuncia 'represión' y exige 'amnistía y referéndum', mientras Sánchez dice que 'ha merecido la pena'. Así es como humilla a España para seguir en el poder con votos separatistas", escribió.

Por su parte, el líder de Vox, Santiago Abascal, exigió a Sánchez que se "largue" ya y le acusó de "ceder" ante "los enemigos de España" con tal de "atornillarse un minuto más en el sillón" de presidente. "Ahora va usted a una mesa de negociación con golpistas donde la moneda de cambio es la soberanía de España", añadió.

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, vinculó por su parte la reunión con el posible apoyo de ERC a los Presupuestos Generales. La presencia de Sánchez en este encuentro, sostuvo Arrimadas, tiene como objetivo "defender su poltrona" en lugar de "a todos los españoles". "No me extraña que Aragonès y Sánchez estén supercontentos, porque tienen lo que quieren: Sánchez se asegura que le van a apoyar los Presupuestos si sigue en el salón de Moncloa, y Aragonès tiene la bilateralidad y esa ensoñación de que esto es un problema entre Cataluña y España y de que a Cataluña la representa el separatismo", dijo.

Junts aprieta

Por su parte, uno de los "vetados" en la mesa de diálogo, Jordi Puigneró (Junts), aseguró en una entrevista a pocas horas el encuentro bilateral sobre el conflicto catalán que "si se excluye a Junts, no se resolverá". "Si alguien piensa que se podrá resolver excluyendo a Junts, va mal encaminado", afirmó el vicepresident del Govern, que negó que su partido "se excluyera" a sí mismo de la mesa sino que, por contra: "Hemos sido excluidos".

La CUP, finalmente, denunció que "esta mesa está en vía muerta", como aseguró la diputada Dolors Sabater. "Para la CUP, la indefinición y la falta de horizonte de la parte catalana y la negativa del Gobierno español a abordar la cuestión nuclear del conflicto, que es la amnistía y la autodeterminación, invalidan este espacio. Se constata el fracaso antes de comenzar", apuntó.

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