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¿Pudo el poema épico de la 'Odisea' ser escrito por una mujer?

La escritora Carmen Estrada.
LUIS CASTILLA

Si La odisea fue escrita por una mujer, nunca lo sabremos. De la misma manera que no es posible afirmar categóricamente que la compusiera un hombre, si bien la tradición histórica y académica sobre la condición varonil de Homero, sea este un solo poeta o una sucesión de ellos, es abrumadoramente dominante. ,

En cualquier caso, especular y volver a leer el poema épico griego con una mirada desprejuiciada es un buen ejercicio para descubrir matices nuevos en su trama y personajes. Esa es la propuesta de Carmen Estrada (1947, Sevilla) en Odiseicas (Seix Barral, 2021), a través de una aproximación contemporánea a la epopeya escrita en el siglo VIII a. C. y atribuida al poeta Homero. Y lo hace a partir de los personajes femeninos, humanos o no, que pueblan sus cantos: Penélope, Helena, Atenea, Arete, Circe, Nausícaa, Calipso, Euriclea…

"Cuando nos acercamos al libro en una primera lectura, es tan fuerte el constructo que tenemos de esos personajes, que tendemos a ver los estereotipos que de ellos ha ido creando la tradición. De hecho, en mi caso, ha sido al traducir el libro cuando he descubierto aspectos de esas figuras que en otros tiempos me pasaron desapercibidos. Y esa es la intención de Odiseicas: que las personas que la lean por primera vez, o se vuelvan a acercar a La odisea, lo hagan sin prejuicios heredados", comparte Carmen Estrada con 20minutos.

Una lectura de género que lleva a la autora a preguntarse -y no es la primera, otros como Samuel Butler ya formularon la posibilidad- si, quizá, "La odisea pudo ser escrita por una mujer".

Más allá de los arquetipos

La odisea narra a lo largo de 24 cantos (las partes en que fue dividida mucho más tarde por los sabios de Alejandría) el regreso de Odiseo, esto es, Ulises, a Ítaca tras la guerra de Troya.

En ese viaje del héroe, las mujeres, claves en su avance o retroceso del periplo, son complejas y están muy lejos de poder ser reducidas a un mero arquetipo, pues todas, en algún momento de la obra, desafían el orden establecido. "Por ejemplo, Circe y Calipso viven solas, son independientes, autónomas. Eso era impensable en su época. Porque una mujer no era entonces un sujeto jurídico y se veía obligada a depender de un hombre para tener un valor social. Eran mujeres tan insólitas que la tradición posterior les atribuye hijos, cuando en La odisea no los tienen", cuenta la autora.

Penélope y los pretendientes (1912), de John William Waterhouse
ABERDEEN ART GALLERY

Penélope: la que maneja

Si en La ilíada, anterior epopeya también atribuida a Homero, la guerra está en el centro, en la Odisea cobra especial protagonismo el oikos, término equivalente a 'casa', pero que también engloba la familia, la hacienda y las propiedades. "Es un ambiente en el que las mujeres están viviendo, entre comillas, en igualdad de condiciones con el hombre", opina Estrada. 

"La situación de Penélope, mujer de Odiseo, es particularmente anómala. No depende de su padre porque es una mujer casada, pero tampoco del marido porque no está. Pronto empezará a depender del hijo, Telémaco, pues no le queda mucho para ser mayor de edad. Ella realmente es una mujer muy libre", explica. 

Y añade: "El rechazo de los pretendientes puede ser porque añora a Odiseo, pero también porque ama esa libertad que le aporta la situación insólita que vive. Es interesante ver cómo es capaz de manejar a los aspirantes. Más allá del famoso ardid del telar, a veces les da esperanzas a unos o a otros. Esa es la manera de protegerse del grupo: tener siempre a alguno como aliado que le pueda contar lo que están tramando contra ella. Es muestra de una gran habilidad y una gran valentía". 

"Maneja la situación. De ellos obtiene regalos, en un momento dado, para compensar el saqueo que sufre la casa. Consigue así aumentar la hacienda como lo hubiera hecho Odiseo si no se hubiera marchado a Troya".

Helena: astuta y con amigas

En la Helena que describe La iIíada se encuentra, quizá, el origen de ese vínculo entre la belleza y la culpa asociado tradicionalmente a las mujeres, pues cuando Paris queda prendado de ella y la rapta para llevársela a Troya, su marido Menelao declara la guerra. "En La odisea esta imagen es subvertida", afirma Estrada. 

"No se hace mención a esa belleza. Es mostrada como una mujer sabia, que ha viajado. Es la única viajera de La odisea. Ha estado en Troya y en Egipto, ciudades de gran prestigio y rica cultura. Mientras en ese periplo su marido se ha hecho rico, ella ha aprendido a manejar las hierbas y a modificar con ellas el ánimo de las personas. Ha hecho amigas que le hacen obsequios y a su vez ofrece presentes a Penélope y a la futura esposa de Telémaco. Un par de anécdotas nos permiten apreciar cómo se mide en astucia con Odiseo: el héroe está disfrazado y ella lo descubre. Y cuando está encerrado en el caballo, se da cuenta de la treta".

Calipso, Circe y Nausícaa: sujetos deseantes

En La odisea, las mujeres no son objetos de deseo. Reivindican, cada una a su manera, sus impulsos sexuales. La princesa Nausícaa, uno de los ejemplos más ilustrativos, se insinúa al apuesto Ulises, sin esperar que sea el varón quien se acerque. "Después de que la diosa Atenea lo ha dejado especialmente atractivo tras el baño, Nausícaa se queda encantada al verlo. Al declararle su amor, la joven personifica una clara inversión de papeles", opina la autora.

También en la demanda de Calipso hay un desafío a la norma. "Se queja de que a las diosas no se les permite tener amantes humanos, cuando los dioses varones sí disponen de ese privilegio. Pero al mismo tiempo descubrimos un lado oscuro, pues hace de Odiseo su esclavo sexual. Al principio a él le gustó, pero luego quiso marcharse y ella no le dejó. Es algo inusitado", afirma Estrada.

Circe, por su parte, ha pasado a la historia como la personificación de la mujer malvada. Sin embargo, aclara la autora, "en el libro aparecen solo veintitrés versos sobre esa Circe maléfica que administra un filtro que transforma a los hombres en cerdos. En los restantes -324- aparece retratada como benefactora que, más allá de las relaciones sexuales que mantiene con Odiseo, ejerce de consejera. Circe es magnánima, poderosa y clarividente".

Una revelación le aguarda en las páginas inagotables de La odisea: están esperando su visita mujeres mortales o inmortales, pero todas eternas y fascinantes. Las ha convocado Carmen Estrada en sus Odiseicas.

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